He escuchado y observado a muchos hombres, tanto en la esfera pública, como en la privada, aliados del feminismo, indignados con el caso Rubiales. Los he visto manifestarse enérgicamente sobre los hechos, repudiando la conducta machista, y en la cual denotan en sus opiniones, que es un tipo de masculinidad que no los interpreta, y donde mencionan que las formas de trato hacia la mujer deben cambiar.
También he observado que critican la actitud de Rubiales (y compañía) y empatizan, validan y dan crédito, a su vez, a Jennifer Hermoso y su testimonio. Manifiestan de manera clara que el feminismo es una lucha con sentido y necesaria y que responde a una realidad que, lamentablemente, sigue justificando su existencia. Se muestran frustrados e impotentes con esta situación, esperando que la sociedad reacciones y se sancionen privada, publica y socialmente sus acciones y dichos.Los desafíos de la masculinidad no van solo de repudiar públicamente estos hechos, sino de hacerse cargo de las propias desigualdades que los rodean, ser corresponsables en la esfera privada y social
También comentan sobre realidades como el trato desigual, el abuso de poder, el machismo y el consentimiento. Mencionan que son temas que les hacen sentido y en los cuales hay que trabajar socialmente, ya que hay muchos desafíos. Los he visto indignados genuinamente, con sentido y empatía, donde manifiestan que ese tipo de actitudes no se pueden permitir, hay que actuar sin “medias tintas”, de manera implacable y tomar decisiones. Ya que sólo así podremos avanzar cambiando prácticas y generando un cambio cultural, eso es, sin duda, un avance y una esperanza.
En todo este debate público, se observan los desafíos que sigue teniendo la masculinidad. En ese sentido, uno de los grandes desafíos para aportar con la igualdad de género es ser consecuentes, no sólo indignarse. La consecuencia debe estar presente tanto en estos hechos públicos como con en la vida privada.
Para ello, es importante manifestarse públicamente (que es muy importante), pero también en la intimidad; trabajar la forma de trato con las personas especialmente con las mujeres, la capacidad de comunicación y expresión, la honestidad en las relaciones, la responsabilidad afectiva.
También la posibilidad de enfrentarse a nuevos roles, de cuidadores, de seres afectivos y cariñosos, conectados con sus sentimientos, capaces de vincularse desde la vulnerabilidad. Esto con el objetivo de que puedan avanzar en su compromiso con la corresponsabilidad, reforzando sus capacidades para comprender y anticiparse a las necesidades de sus afectos y sus hogares y que asuman responsabilidades, no sólo tareas.
Lo que se ha levantado contra el caso Rubiales pone en evidencia un tipo de masculinidad que no interpreta a muchos hombres y que no les hace bien a la expresión más amplia de sus identidades. La masculinidad que muestra Rubiales los condiciona a ser sólo “machos fuertes, poderosos y proveedores” y los aleja de la posibilidad de mostrarse capaces de reconocer sus errores y pedir perdón, aprender, rectificar y reparar.
Por tanto, los desafíos de la masculinidad no van solo de repudiar públicamente estos hechos, sino de hacerse cargo de las propias desigualdades que los rodean, ser corresponsables en la esfera privada y social. Ser agentes de cambio en sus lugares de trabajo, abordando de manera proactiva y con perspectiva de género las decisiones públicas y privadas. Esto no va sólo de renunciar a privilegios, sino ser conscientes y abrir espacios para la igualdad, cambiando su forma de vincularse, permitiéndose relaciones igualitarias. Eso implica esfuerzos importantes, en la deconstrucción y trabajo personal.
Los indignados con Rubiales tienen potenciales desafíos: manifestar su compromiso político y también volcarlo a procesos de cambios personales que impactan sus vidas cotidianas, en sus acciones públicas y privadas. Sólo así podremos avanzar todos y todas en cambios profundos de las sociedad, que vayan más allá del ruido mediático y que responda a cambios que hablen de compromiso y coherencia interna y externa.
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