Paro de profesores: una buena causa, pésimamente comunicada

El paro de los profesores continúa. Aún no se llega a un acuerdo con el gobierno y los medios poco informan sobre la situación y el reclamo que los profesores manifiestan con respecto a la manera en que ha sido concebido el Proyecto de Ley por Carrera Profesional Docente que, según señala el Colegio de Profesores, afectará a las y los educadores del país “por los próximos 30 o cuarenta años”.

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Hay mucha gente detrás de los profesores, mucho apoyo justificado, pero nula agudeza de parte de los dirigentes para proyectar lo que necesitan e instalarlo como una necesidad país. En el fondo es una muy buena causa, pero está pésimamente comunicada.

Uno de los puntos principales con el que los profesores no están de acuerdo, es la perspectiva competitiva con que este proyecto de ley ha sido concebido, ya que manifiesta la importancia de que los docentes compitan entre ellos por una mayor profesionalización cuando -según  los ellos- el ejercicio de enseñar debe ser realizado desde una mirada colectiva en donde no haya competencia, sino colaboración. Hasta ahí todo bien, ya que seguir estableciendo miradas neoliberales en rubros en los que se ha comprobado que la lógica de mercado no tiene la efectividad que nos ha dicho por años que tiene, es un buen punto para centrar el debate en una profesionalización seria y no entregada a dogmas economicistas.

Dicho esto, me parece que la manera en que se ha puesto el tema  sobre la mesa ha sido demasiado poco inteligente en un mundo  en el que hoy comunicar lo es todo. No han sido capaces de situar su idea de manera propositiva sin caer muchas veces en tildar a todo periodista que tenga un reparo en contra de las formas de fascista. No han sabido manejar la censura de los medios y ponerla a su favor, sino que han ayudado a que su discurso se vuelva más invisible y se transforme en una sola consigna mal redactada que se escucha como un ruido detrás del silencio ideológico que los medios han impuesto.

Muchas veces los gritos y las convicciones no lo son todo. Las formas ayudan de gran manera a construir un relato y a demostrar que las ideas impuestas por un sistema van en contra de lo que debería ser un ejercicio profesional. Pero acá no hay nada de eso. No se ha podido transmitir un mensaje tan positivo y se ha transformado su posición de victimas-que muchas veces lo son- de un statu quo en una bandera de lucha y eso es no saber movilizarse. No entender cómo se debe convencer a la sociedad de que el gobierno no está caminando por el camino adecuado según su opinión.

Acá nadie está pidiendo que sean publicistas, ni tampoco grandes vendedores de una idea, sino que sepan hacer política en democracia. Que demuestren que el ejercicio político también debe hacerse con responsabilidad desde los gremios porque en eso consiste poder manifestarse aunque canales y periódicos traten de convertir su discurso en un inentendible balbuceo distante. Ellos no pueden colaborar con ese balbuceo, tienen que mostrar con claridad, y  como pedagogos que son,  lo que encuentran que atentaría en contra de lo que ellos consideran la base de la educación.

Deben aprender de los movimientos por la educación del 2011. Ellos también fueron muchas veces callados por el discurso oficial, pero lograron hacernos entender lo importante que resulta un país hacia el futuro reparando los errores del pasado. En esa movilización yo no veo nada de eso. Hay mucha gente detrás, mucho apoyo justificado, pero nula agudeza de parte de los dirigentes para proyectar lo que necesitan e instalarlo como una necesidad país. En el fondo es una muy buena causa, pero está pésimamente comunicada.