Me ha generado una profunda reflexión el artículo escrito por Felipe Trujillo, en esta comunidad: “¿Y qué cosa vibra compañeros?”. Yo soy de esos matemáticos del Instituto Nacional (IN) que salió hace 25 años, de esos que terminaron haciendo un post grado fuera del país y que me ha llevado a estar en el extranjero los últimos 15 años, que disfruté el privilegio de haber salido del IN, con la mágica combinación de haber estado 2 años previos en el Internado Nacional Barros Arana y que cada vez que escucha “El baile de los que sobran” se le cae una lágrima, pensando cuando salíamos cerca de las 19:00 de la noche en medio de las protestas, pero siempre termino sonriendo cuando me acuerdo estar bañándome con agua fría a las 21:00 luego del entrenamiento de básquetbol y finalmente agradeciendo por las oportunidades que yo si tuve, siendo hijo de un vendedor de multitienda y de una mujer que no terminó el colegio.
Visité el país a fin del año 2018 y me reuní con mis compañeros de colegio y justamente pregunte: ¿quién puso a alguno de sus hijos en el Colegio (IN)? De inmediato empezaron a explicar innumerables razones por lo que no lo hicieron y que no lo harían. No puedo ocultar mi decepción cuando escuchaba cada uno de los argumentos, sentí una traición y luego comprendí que como país hemos hecho todo lo posible en eliminar la igualdad de oportunidades a las personas, para hacer una sociedad mas inclusiva que tenga un espacio para todos los chilenos y por que no, al igual que para los inmigrantes que siguen llegando (hoy, yo soy un inmigrante en México).
La hija de uno de mis mejores amigos del colegio, estaba terminando Ingeniería Comercial en la U. Adolfo Ibáñez, viviendo en San Carlos de Apoquindo y trabajaba en una pizzería los fines de semana, había desarrollado un negocio por internet y que estaba por irse a una práctica laboral a Hong Kong. Otro compañero nos comentaba con orgullo como sus 2 hijos eran campeones nacionales de karate en distintas categorías y otro me decía que su hija la habían operado de la rodilla y que se estaba recuperando para volver a integrarse a la selección nacional de hockey sobre césped. Estos amigos entrañables, ejemplos de vida para mi, la venían remando desde abajo con muchas adversidades, pero que no cabe la menor duda, que cuando pasaron por el IN recibieron ese privilegio que permitió potenciar todos sus talentos, que hizo hoy que tengan unos hijos con mayores oportunidades y formaciones mas integrales de las que tuvieron ellos.
Yo salí de Chile el 2005 agotado de la cultura “new rich” que se estaba generando, todo el mundo hablaba a full del los “Jaguares de América” y las conversaciones ya tenían un foco distinto, ahora giraban en torno al Vitara o explicando cuan la raja eran los trabajos en que estábamos, mirando con desprecios a peruanos y bolivianos. En ese momento me daba cuenta que siempre llevábamos una etiqueta: “erís un roto o soi un cuico”. ¿Y donde estaba la gente normal, esa gente normal que crecí en estos 2 colegios públicos? Se habían acabado las conversaciones de como transformar al país, como aportar a hacer una sociedad mejor, solo estábamos hablando del PIB per cápita y que la economía debía crecer.
Viví en Argentina por 4 años, y busqué trabajar allá para vivir la experiencia de cruzarme con una sociedad mejor, liderada por la clase media que tiene un estándar de vida único en Latinoamérica, en donde las personas valen. Mi sueño era vivir en Chacaritas, tomar el Subte para ir a trabajar y que mis hijos fueran a un colegio público, orgullo argentino de tener uno de los mejores modelos educacionales del mundo. Pero me di cuenta de la decadencia argentina, que el ideal que tenía en mi cabeza venía de una decadencia continua de 80 años y que hoy la tiene con un 32% de pobreza que va en aumento, con más de un 10% de desempleo, donde la sociedad espera que el estado les resuelva las cosas o que Messi los haga campeón, pero lo peor de todo a mi parecer, es que aún hablan de Fangio, Gardel, Perón e inclusive Maradona, como que eso fuera una realidad hoy, así que terminé viviendo en un country privado por que no me sentía seguro… mi querida Argentina, por favor salgan del túnel del tiempo, para que vuelvan a vivir la realidad.
Hoy quiero volver a mi país, estoy cautivado por lo que esta pasando allá, por los sendos avances sociales y económicos, personalmente tengo una mirada muy positiva de lo que viene sobre todo por la juventud y el aporte de la inmigración. Pero quiero hacer una reflexión a través del futbol; cuando salimos campeones 2 veces de la Copa América con un equipo talentoso, pero que no se destacó por su talento, si no por su actitud humilde y “aperrada”, que le ganó a una selección argentina mucho más talentosa y con más historia (demasiada dirían algunos), no pude evitar las lágrimas fuera del país y me sentía orgulloso de ser chileno, no por el logro, si no por el cómo. Luego vino el mundial de Rusia que no se clasificó, donde nos habíamos agrandado, pero lo más relevante de todo, es que recién estábamos escribiendo una historia y que ya creíamos que habíamos cambiado el futbol mundial… se nos olvidó el cómo y lo que nos caracteriza como chilenos, «la garra, el esfuerzo y la humildad».
Hago una invitación a todos los privilegiados de la escasa buena educación pública, a los que tuvieron mejores oportunidades que nosotros y a cada uno de los chilenos, pero sobre todo a los políticos a poner como principal tema en el debate público, La Educación.
Luego de sentirme de izquierda y pensar con cierta atracción en la derecha, hoy me siento un libertario, liberal en lo económico y liberal en lo cultural. El libre mercado es lo que han encontrado las sociedades mas evolucionadas como la Finlandia, Corea, Australia, Canadá, entre otros, la respuesta para las necesidades económicas, pero siempre complementado con el respeto a las ideas y la búsqueda de igualdad de oportunidades, donde la clase media es la base de la sociedad, no cuestionando el acceso a la educación de calidad para todos. Debemos crecer a tasas mayores al 5% anual y no la mediocridad de un 3%, disminuyendo al mínimo el estado, pero en un espacio donde el ser humano esté en el centro.
Instituto Nacional, Internado Nacional Barros Arana, Liceo de Aplicación, Carmela Carvajal se necesitan muchos colegios como estos, y no unos cuantos para decir que la educación pública no está en el suelo y por favor ese debate anacrónico de que sean mixtos o no, avanzar y dejarlo al lado que solo demuestra lo básico de nuestra sociedad, en vez de poner la energía resolviendo el tema educación de una forma amplia e integrada: como se educará, que materias se integrarán, la infraestructura de los colegios, el nivel de profesores que se necesitan, con un plan a 25 años que nos asegure tener el mejor modelo de educación del mundo, en menos no se puede pensar.
Finalmente hago una invitación a todos los privilegiados de la escasa buena educación pública, a los que tuvieron mejores oportunidades que nosotros y a cada uno de los chilenos, pero sobre todo a los políticos a poner como principal tema en el debate público, La Educación, si, la educación sin apellido, que tenga una mirada general que integre a la U del Desarrollo o U de La Serena, a los colegios privados o públicos, pensando como veamos a competir como país, pero sobre todo, pensando como vamos a desarrollar una sociedad de oportunidades para todos los que vivan en Chile, pero por favor no pensemos por que nos fue bien los últimos 30 años ya somos un país del primer mundo, nos falta mucho para creernos campeones del mundo.
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