Nadie podría imaginar las consecuencias de las primeras movilizaciones de los estudiantes secundarios en abril del año 2006. Fueron tan sorpresivas y masivas que descolocaron al primer gobierno de Bachelet, y lograron instalar el debate de la educación de calidad y gratuita en el ámbito público hasta el presente.
¿Por qué los estudiantes secundarios se plegaron mayoritariamente a este movimiento? La respuesta debe ser capaz de dar cuenta que miles de jóvenes han cuestionado en forma abierta el modelo neoliberal instalado en nuestro sistema económico, y las profundas desigualdades existentes del actual sistema educativo nacional, que establece y agudiza las diferencias de calidad de educación y por ende de oportunidades futuras de continuidad de estudios y finalmente laborales de los estudiantes.
Los estudiantes apreciaron que las odiosas y profundas divisiones sociales y económicas del Chile actual, se perpetúan a partir del sistema educativo. Desde ese momento no han dejado de organizarse, movilizarse, y criticar las reacciones y/o propuestas de los gobiernos de turno. En estos nueve años han sido capaces de sostener su postura y seguir convocando a miles de estudiantes a marchar por las calles.
Las propuestas actuales de reformar el sistema educativo, deben necesariamente recoger los planteamientos de los estudiantes. Algunas de sus consignas hoy se escuchan en la voz del Ministro de Educación. “Terminar con el lucro” ya parece un eslogan gubernativo. Sin embargo, al hurgar en el trasfondo de la posición de los estudiantes y lo ha anunciado el gobierno actual de Bachelet respecto de los cambios en educación, existe una dicotomía insalvable, a saber, el gobierno de la “Nueva Mayoría” ha planteado avanzar en algunos temas, tales como la gratuidad del sistema educativo para algunos sectores sociales, el término del lucro, el regular a las universidades en el uso de los recursos públicos, en el fin de la selectividad en los establecimientos educacionales que sean financiados con recursos del Estado y la desmunicipalización del sistema, creando para ello una nueva institucionalidad. Pero no han hablado de terminar con la educación privada, ni con la educación que provee la Iglesia Católica, y en ambos casos el gobierno no está unido pues el partido Demócrata Cristiano tiene profundos intereses en la educación privada y obviamente está muy “vinculado” a la Iglesia Católica.
Los estudiantes, recelosos de cómo se ha dado la discusión pública de estos temas en estos meses, han anunciado movilizaciones. Esto se entiende, pues los estudiantes han planteado sistemáticamente que desean un sistema educativo nacional igualitario para todos, sin lucro, con inclusividad social, que permita terminar con las brechas sociales y económicas. En la lectura que realizan tienen razón, desde una óptica política parece un poco utópico, pero recuerdo que en los años ochenta los estudiantes pedíamos la caída del dictador, y eso sí era utópico.
Los estudiantes, recelosos de cómo se ha dado la discusión pública de estos temas en estos meses, han anunciado movilizaciones. Esto se entiende, pues los estudiantes han planteado sistemáticamente que desean un sistema educativo nacional igualitario para todos, sin lucro, con inclusividad social, que permita terminar con las brechas sociales y económicas.
Los estudiantes apuntan al modelo y la sociedad ha despertado del letargo en que nos sumió la transición política. En el presente se han levantado una serie de reivindicaciones en temas tales como la salud, la previsión social y el trabajo, lo que no es de extrañar, pues el movimiento estudiantil articuló una demanda social que se une a las demás, y eso implica poner el foco en el modelo, cosa que el gobierno de Bachelet no desea realizar ni siquiera lo ha pensado.
Los estudiantes marcharán el próximo 21 de mayo y lo seguirán haciendo durante los próximos años. Lo más probable que las relaciones con el gobierno seguirán débiles, incluso se podrían cortar. Si los estudiantes se vuelven contra el gobierno se provocará el mayor cuadro de agitación social del último cuarto de siglo y no será precisamente por la educación.
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jose-luis-silva
La problemática mayor no es el proyecto educacional sino la reforma tributaria para financiarlo. Si por esa reforma volvemos a un gran desempleo, precios inalcanzables, escazes de bienes y servios básicos, etc.. si llegamos a eso nadie se preocupará mucho por cosas como el “Fin al lucro en la educación”.
Esta reforma es un absurdo porque para financiarla pone en jaque el dinamismo económico que necesitamos para respirar pretendiendo que así correremos mas rápido.
Saludos