La escritora rusa Irene Némirovsky se aboca a seguir la trayectoria vital del gran escritor ruso Anton Chéjov, trabajo no menor, cuando Irene era una recién nacida, fallecía Chejov. Sin embargo, la autora nacida en Kiev, actualmente reconocida por la novela La Suite Francesa, descubierta hace pocos años, tiene la sensibilidad suficiente y empatiza con la vida durísima de Chejov, claro, Irene ha tenido que huir en su niñez de los efectos de la caída del zarismo a Francia, país donde cae prisionera producto de sus raíces judías y fallece en el campo de exterminio de Auschwitz . Némirovsky al contrario de Chejov nace en medio de la opulencia de la incipiente burguesía rusa zarista, su estadía en París le permitió estudiar literatura y profundizar sus conocimientos culturales.
Anton Chejov, nace en Taganrog, una zona más bien rural, fría, inhóspita, donde vive una infancia triste, sacrificada, asistiendo a clases a una escuela autoritaria y sufriendo las golpizas recurrentes de su padre cuando caía en las borracheras. Irene logra describir el nefasto ambiente familiar y social en que vive el niño Anton, que incluso antes de los doce años fue abandonado por sus padres que se fueron a probar suerte en Moscú con parte de la familia. Chejov desarrolló la capacidad de sobrevivencia, en especial su talento para escribir, que comenzó a abrirle puertas, tan así que obtuvo la posibilidad de obtener una beca para cursar estudios de Medicina en Moscú.Irene termina de escribir esta biografía en las peores condiciones posibles, recluida en un campo de exterminio nazi, ella no cesó en escribir, al igual que Anton que a pesar de consumirse por su enfermedad no cejaba en escribir
En la capital rusa comienza a desarrollar su enorme capacidad para la narrativa, cuento tras cuento, fue reconocido prontamente por los círculos intelectuales moscovitas, escribe para revistas que publican sus trabajos semanalmente, la paga es buena, le permite estudiar y al mismo tiempo hacerse cargo de su familia, ya que su padre ha fracasado y su madre y hermanos sufren por la pobreza. Esa carga emocional fatigó al escritor, sensación que es plasmada en forma excepcional por la autora rusa en esta biografía.
El trabajo de Némirovsky cobra relevancia al momento de recrear el ambiente que vivió Chejov en Moscú, sus dolores, el inicio de sus males de salud asociado a la tuberculosis, sus primeras aproximaciones amorosas, todo lo cual va a permitir al autor escribir su obra literaria. En esta etapa de adultez aparecen los dramas, que fueron montados en los principales teatros rusos, con distintos resultados, Chejov sufre con la crítica destructiva del estreno de La Gaviota (1896) en San Petersburgo, lo que desánimo profundamente al autor, se sentía incomprendido, pero la dirección de Stanislavski dos años más tarde en Moscú la re posicionó como una obra de enorme calidad, de igual forma dirigió las siguientes obras de Chejov, Tío Vania, Las tres Hermanas y el Jardín de los Cerezos, lo que catapultó a Chejov como un gran dramaturgo. Conoció el amor en el teatro, sufrió del desamor y finalmente se casa con una actriz llamada Olga Leonárdovna Knipper, que lo acompaña los últimos años de su vida.
Irene transmite la atmósfera de la muerte presente en los últimos años de Anton, que después de cada crisis presentía que el desenlace estaba más cercano, ello lo llevaba a seguir escribiendo lo más rápido posible para así dejar ahorros a su esposa.
Irene termina de escribir esta biografía en las peores condiciones posibles, recluida en un campo de exterminio nazi, ella no cesó en escribir, al igual que Anton que a pesar de consumirse por su enfermedad no cejaba en escribir. Solo una escritora rusa-ucraniana podría transmitir la esencia de la existencia del prolífico escritor ruso. Chejov fallece a los 44 años e Irene apenas a los 39 años. Por suerte, este trabajo fue recuperado posteriormente a la caída del nazismo, la humanidad y las letras lo necesitaban. Una obra imprescindible.
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