En medio de la pandemia del Covid 19, una incipiente polémica entre dos pensadores actuales va ocupando importantes espacios en las redes sociales y medios de prensa. Por una parte Slavoj Žižek señaló que el coronavirus será un golpe mortal contra el sistema capitalista global. “Tal vez otro -y más beneficioso- virus ideológico se expandirá y tal vez nos infecte: el virus de pensar en una sociedad alternativa», profundizó el filósofo.
En sentido contrario, el filósofo sudcoreano Byung-Chul sentenció que “El virus no vencerá al capitalismo”. Y abunda señalando que “El virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte. . No podemos dejar la revolución en manos del virus”
Por cierto, es demasiado temprano para sacar conclusiones o definir líneas y derroteros por donde se desplazará el mundo en las próximas décadas post pandemia y menos para decretar la caída del capitalismo, el cual ha demostrado una capacidad adaptativa enorme y una impresionante posibilidad de mutar.
Estamos en medio de algo que no conocemos y lo inaudito no es la crisis financiera ni la recesión que llegó para quedarse pues, en general, tenemos herramientas para analizar estos fenómenos ya que conocemos de estas crisis estructurales y cíclicas del capitalismo. Lo absolutamente distinto y que hace peculiar a esta, es que tiene un carácter Global y en ese sentido no tiene precedentes.Hoy ante la pandemia, se observa que el accionar de los Estados, en especial los europeos, operan de urgencia en una especie de “keynesianismo sanitario” cuyo objetivo es enfrentar el Covid19 y asegurar la sobrevivencia de la población
El Neoliberalismo, etapa “viral” del Capitalismo
A veces se pierde de vista conceptual que vivimos en la etapa Neoliberal de un modo de producción capitalista y la palabra “neoliberalismo” se usa como comodín para cualquier cosa o para culparla de una amplia cantidad de barbaridades. Por ello es necesario precisar algunos aspectos.
Siguiendo a David Harvey podemos decir que el neoliberalismo es una respuesta a la crisis dual que sufrió la clase dominante a mediados de los años setenta.
El escenario internacional del período que se inicia con la crisis económica de los años 70, marcada por la crisis del petróleo de 1973, muestra que se redujeron notablemente las tasas de acumulación de un capitalismo que en la postguerra había funcionado con modelos keynesianos en los países desarrollados.
El sustento teórico del neoliberalismo fue elaborado sistemáticamente desde 1947 con la gran influencia intelectual del filósofo y sociólogo austriaco Friedrich Von Hayek y del economista de Chicago Milton Friedman.
El Capitalismo, en su etapa neoliberal, tiene en la desregulación, las privatizaciones de empresas públicas y una intervención estatal igual a cero, los pilares del progreso económico. Además, la llegada al poder en Inglaterra de Margaret Thatcher (1979) y de Ronald Reagan (1980) en los Estados Unidos y el consiguiente control del FMI y el Banco Mundial por sus gobiernos, dieron pie para comenzar a imponer políticas de ajuste estructural por todo el globo, las cuales son el detonante de un enriquecimiento de las élites de los países industrializados, cada vez más concentradas en actividades especulativas de tipo financieras más que en la economía productiva de tipo fabril.
En resumen, el Neoliberalismo surge y se instala para generar las mayores tasas posibles de acumulación del capital, las cuales venían a la baja por la presencia de un Estado de Bienestar y por la acción sindical.
La década del 80 se corona con las recomendaciones del “Consenso de Washington” en 1989 y que bien vale recordar en detalle, ante la crisis sanitaria que estamos viviendo hoy. Volviendo a leer estos 10 puntos, cobra total sentido lo que señala Byung-Chul “La globalización suprime todos estos umbrales inmunitarios para dar vía libre al capital”.
El Neoliberalismo y las crisis del Capitalismo
Hubo muy pocas crisis entre 1945 y 1973. El fin de la Segunda Guerra Mundial, el Plan Marshall y los esfuerzos por la reconstrucción de Europa, dieron al mundo 28 años de una estabilidad que parecía olvidada. Por cierto se vivieron algunos momentos serios pero no grandes crisis.
El viraje hacia las políticas neoliberales tuvo lugar en medio de una crisis en la década de los 70, como es la crisis del petróleo en 1973, mismo año del golpe de estado en Chile e inicio del experimento neoliberal en ese país y desde entonces todo el sistema ha sido una sucesión de crisis.
A saber, en 1982-85 hubo una crisis de deuda en México, Brasil, Ecuador y básicamente en todos los países en desarrollo. Aparecen las primeras protestas en Chile (dólar, ajuste macroeconómico, crisis del sistema financiero, quiebran empresas).En 1987-88, hubo una gran crisis en las instituciones de ahorro y préstamo en los EEUU. También hubo una gran crisis en Suecia en 1990 y todos los bancos tuvieron que ser nacionalizados.
En Indonesia y otros países del Sudeste Asiático se verifica una gran crisis económica en torno a los años 97-98, la cual pasa luego a Rusia, luego a Brasil y luego golpea a Argentina en 2001. Recordemos que en 1998 y 1999 Chile debió implementar masivos planes de empleo administrados por los Municipios ante la crisis que azotaba al país.Y hubo cuasi crisis en EE UU en 2001, la que se superó sacando dinero del mercado de valores y colocándolo en el mercado inmobiliario. Y luego, en 2007-2008, el mercado inmobiliario de EE UU quebró con la llamada Crisis SubPrime y la Burbuja Inmobiliaria, para muchos, la misma razón de la crisis española de 2012.
Como dijimos anteriormente, sabemos de las múltiples crisis del capitalismo pero hoy estamos frente a algo desconocido y lo inquietante no es solamente la crisis financiera ni la recesión que se hace presente. Lo distintivo y que hace particular esta crisis a todas las que hemos mencionado, es que tiene un carácter global y en ese sentido no tiene antecedentes conocidos que puedan aportar alternativas de salida.
¿Hacia donde mutará el Capitalismo?
Revisando las intervenciones de prensa de mandatarios y mandatarias de varios países europeos, como Ángela Merkel o Macrón que reivindica el sistema público de salud y otros latinoamericanos , como el argentino Alberto Fernández que señala que la economía se puede volver a parar pero una persona muerta en la pandemia no, parece que esta vez el capitalismo, en lo inmediato, echa mano a antiguas líneas de acción ante situaciones de crisis, llevando a la practica desde el Estado políticas fiscales de corte expansivo y al mismo tiempo regulando precios, entregando incentivos a los medianos y pequeños empresarios, dictando normas a la Banca privada como las moratorias hipotecarias para aliviar a sus endeudados clientes, además de expedientes de regulación temporal del empleo. Es decir, un Estado que interviene en la economía, con el consiguiente reposicionamiento del Estado Nacional, bastante desdibujado en el escenario de la globalización.
Pareciera que John Maynard Keynes está de vuelta y hay que volver a leer y debatir sobre su clásica obra “Teoría general del empleo, el interés y el dinero”. La principal conclusión de su análisis es una apuesta por la intervención pública directa en materia de gasto público, que permite cubrir la brecha o déficit de la demanda agregada.
Si nos remontamos más de 70 años atrás, hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial, otra gran tragedia de la humanidad, nos encontramos con el “European Recovery Program”, más conocido como “Plan Marshall”, programa que los Estados Unidos de Norteamérica implementó para la reconstrucción europea.
El “Plan Marshall” que se implementó entre 1948 y 1954, sentó las bases de un tipo de Estado que le dio oxígeno al capitalismo de post guerra pero que reequilibró la relación capital-trabajo e implementó una serie de programas sociales de carácter universal y no focalizado. Sumemos a esto que una parte importante de la población del planeta estaba bajo el influjo del llamado “socialismo real” liderado por la Unión Soviética, con la consiguiente compresión de los mercados posibles para el gran capital. Esto llevó con el tiempo a que los grandes inversionistas y capitalistas, una vez salidos de la crisis producida por el gran conflicto bélico, buscaran recuperar las tasas de ganancia y así se fue incubando una disputa al interior del propio bloque capitalista, dando origen a las ideas de Hayek y Friedman, las que se impusieron a partir de mediados de los años 70.
Sin embargo, hoy ante la pandemia, se observa que el accionar de los Estados, en especial los europeos, operan de urgencia en una especie de “keynesianismo sanitario” cuyo objetivo es enfrentar el Covid19 y asegurar la sobrevivencia de la población. Los habitantes del planeta vuelven sus ojos hacia sus Estados Nacionales y en la mayoría de los casos ven que no es mucho lo que les puede ofrecer puesto que encuentran un Estado sin musculatura, famélico luego de décadas de la primacía del mercado como único regulador y asignador de recursos y con una cultura societal con el valor de lo individual absolutamente hegemónico.
Uno de los triunfos del neoliberalismo como etapa actual del capitalismo ha sido la instalación de la creencia de que este sistema no tiene alternativa que se le pueda anteponer y que el fracaso del “socialismo real” y la crisis de la socialdemocracia anclada en el Estado de Bienestar lo ha dejado jugando al “solitario” los destinos de la humanidad, ese “fin de la historia” en sentido hegeliano del que nos hablaba Fukuyama después de la caída del muro de Berlín.
Pero hoy, la pandemia nos muestra de manera trágica la cara brutal del mercado puesto que incluso quienes pueden acceder a los sistemas de salud privados se dan cuenta que ante la disyuntiva “negocio o vida”, quienes les deben proveer de salud prefieren el bussines. Quizá esto provocará un shock de conciencia en la humanidad ya que además cuando se supere esta crisis sanitaria tendremos el panorama completo y quedará claro quienes optaron por no detener la maquinaria económica aun si esto ocasionó más muertes.
Quizá Byug-Chul tiene razón y no se puede dejar la revolución en manos de un virus pero sea cual sea el derrotero que tome el capitalismo, es probable que esta violenta pandemia juegue un rol no menor como “partera de la historia”.
Comentarios
02 de abril
Me parece excelente el análisis del momento actual de la pandemia y la crisis económica que rompe las estructuras del neoliberalismo¡¡¡ En una sociedad enferma donde se ha perdido la importancia de la vida , la persona y los valores mas trascendentales
Esperando que se abriran las nuevas alamedas donde pasará el hombre libre del neoliberalismo¡¡
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02 de abril
Mi opinión es que va a retroceder el neoliberalismo pero que el capitalismo se va a recomponer con alguna otra variante.Saludos
02 de abril
Y ahora quieren seguir quitandonos derechos, los feriados. Seguimos trabajando sin descanso, sacrificando a nuestras familias …. Son unos monstruos.
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03 de abril
No sé como llegué a la nota pero realmente me parece una síntesis interesante de varios de los análisis y debates que circulan por estos días. Occidente parece mirara hacia su historia reciente y acude a la expansión del estado y su intervención en la economía, sin embargo además de las dificultades que encuentran los «estados famélicos» de los que hablás también van apareciendo las trabas que el sentido común nos impone, las «nuevas clases peligrosas» parecieran reeditarse y plantear límites a las intervenciones de algunos gobiernos. Creo que ahí también radica una discusión que debemos darnos… gracias por la nota!
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03 de abril
Estimo que el escenario planteado es muy complejo, difícil de prever salida, probablemente hay que intentar mirar con otros ojos, es evidente que apoyándose en Zizek y David Harvey no obtendremos ninguna visión más allá que instaurar un totalitarismo de izquierda, tanto o más brutal que el capitalismo. Pienso que faltan ideas nuevas, un nuevo humanismo, se echa de menos la aparición de pensadores libres, gente que se haya liberado de toda la lacra intelectualoide del siglo XX, y que sumió a la humanidad en la guerra fría y en el escenario actual, amen de las dos guerras globales. El virus nos sirve quizás para pensar que es imposible seguir en pensamientos dualistas, maniqueos, individuo versus grupo, individualismo versus colectivismo, eso es una aberración.
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