“Los 15 años no olvidaré…”, hermosa letra de una canción del recuerdo y un momento importante de nuestras vidas que viene a lugar con el presente que vive el fútbol femenino y el tenis masculino en sus categorías menores de 15 años. En un país donde ganar competencias, copas o trofeos internacionales ha sido tan escaso, las hazañas conseguidas por estos “mocosos” han emocionado -y en parte han consolado- a un pueblo azotado por el dolor y la tragedia en este 2010.
En el Mundial de tenis efectuado en la República Checa, la delegación dirigida por Arturo Palma y compuesta por los jóvenes tenistas Christian Garín, Bastián Mella y Sebastián Santibáñez masacró en la primera ronda de su grupo a equipos tan fuertes como Australia, el local República Checa y Sudáfrica -a todos los superó por 3 a 0-. En semifinales derrotaron a Rusia por 2 a 1 y con ello la llave que abría las puertas al cielo frente al poderoso combinado italiano, al que también vencieron por el mismo marcador por la obtención del campeonato.
Un logro que se suma al único título planetario que ostentaba el tenis juvenil en 2001, cuando Jorge Aguilar, Guillermo Hormazábal y Carlos Ríos se quedaron con el Mundial Sub 16 realizado en nuestro país. Aquella generación no logró relevar en el tiempo a los olímpicos González y Massú. Negligencia federativa que adosará un peso extra a las espaldas de estos noveles próceres, de cara al anhelado recambio generacional.
Por otra parte, la inédita obtención de la medalla dorada de las féminas en los nacientes JJ.OO. de la Juventud en Singapur, trae por vez primera -en 115 años del fútbol chileno- un título oficial a nivel de selección a las vitrinas de la ANFP. Un esfuerzo estéril de los varones que se concreta curiosamente en el año de las celebraciones del centenario de la selección.
Un torneo que convocó a un equipo de cada federación continental y al que Chile fue invitado en recompensa al progreso evidenciado por la disciplina en los últimos años.
La plantilla, dirigida por Rodrigo Valdés, debutó nerviosamente en la cita de los anillos, con un ajustado triunfo por 1-0 ante la selección de Trinidad y Tobago. Gol anotado por la evertoniana Melisa Rodríguez, que a la postre “amarró” el paso a semifinales. En el siguiente encuentro, las criollas se inclinaron por 1-4 ante el representativo de Guinea Ecuatorial, partido que definió el primer lugar del grupo B.
Las semifinales las puso frente a la poderosa escuadra de Turquía, quienes venían de ganar a Papúa Nueva Guinea por 4-0 y consolidadas como líderes del grupo A. En el pleito mismo, la "rojita" comenzó con un sólido 2-0 en la primera mitad gracias a las anotaciones de Francisca Armijo a los 20’ y de Melisa Rodríguez a los 26’. Las turcas, a su vez, nunca bajaron los brazos y emparejaron las acciones con anotaciones de Baskol a los 37’ y de Akarsu a los 40’, complicando de esta forma el camino a la medalla máxima. Cuando ya se jugaban los descuentos y la tensión se apoderaba de las huestes nacionales, María Navarrete desniveló para las "rojitas" y los pasajes directos a una inédita final para el balompié nacional frente a Guinea Ecuatorial.
La final se mantuvo cerrada hasta cuando vino una falta de las africanas, convertida en golazo a los 23’ por Romina Orellana. La nacional se despachó un impresionante tiro libre, desde unos 20 metros, para batir a la portera rival.
Las africanas presionaron en el segundo lapso y encontraron sus frutos en el minuto 54, cuando la jueza del encuentro marcó una discutida falta penal. Ndong no falló desde la zona de castigo con un tiro rasante y pegado al poste derecho de la guardameta chilena Paola Hinojosa. En los 60 minutos Chile tuvo el 2-1, pero el palo y luego la arquera rival salvaron una nueva caída de su valla. El nivel del partido fue poco a poco decayendo y el cansancio hizo presa de ambos elencos, lo que al final terminó por llevar el match a la dramática definición por penales. Allí las nacionales estuvieron más certeras, venciendo 5-3 gracias a los tantos anotados por María Navarrete, Melisa Rodríguez, Daniela Roa, Carla González y Romina Orellana, mientras que la arquera chilena tapó espectacularmente el tiro decisivo de Obiang.
Un nuevo hito en el año del deporte femenino y en el crucial momento en que Marcelo Bielsa se encargará del fútbol joven. Como para no olvidar aquella primorosa letra ¡Los 15 años no olvidaré…!
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