La muerte del joven estudiante Manuel Gutiérrez en el marco del paro convocado por la CUT es un hecho lamentable para el país. Y aunque la baja del general Sergio Gajardo es una medida correcta, no es suficiente, menos en los tiempos que vivimos. Desde 1990, la “transición” a la democracia se ha cobrado la vida de más de 60 ciudadanos por razones políticas. En todos estos casos la autoridad gubernamental en funciones eludió su responsabilidad política y optó por radicar las sanciones (cuando han existido), en las fuerzas de seguridad.
El momento que hoy vivimos es diferente. La ciudadanía tiene razón al no creerle a la Concertación cuando ésta le pide al Ministro del Interior que asuma su responsabilidad política por este asesinato. ¿Asumió su responsabilidad política el entonces Ministro del Interior Belisario Velasco cuando fue asesinado Matías Catrileo, el año 2007? Aunque Velasco renunció el mismo día de la muerte de Catrileo, las razones de su renuncia fueron otras.
¿Y cuando murió Mendoza Collío el 2009? ¿O cuando murió Rodrigo Cisternas el 2007? Todos ellos murieron a manos de Carabineros. Son demasiados los ejemplos en que la Concertación no asumió su responsabilidad política ante los asesinatos cometidos bajo sus gobiernos.
¿Justifica que Alianza y Concertación sigan con esta dinámica de “uno tú, otro yo”?
La ciudadanía está hastiada de este tongo de inculpaciones mutuas entre la coalición de gobierno y la Concertación. Ambos sectores políticos están más asociados a los problemas que sufre el país que a las soluciones que se requieren.
El actual gobierno reacciona en modo idéntico a los gobiernos anteriores. ¿Aún no entienden que las condiciones son distintas a las que tuvieron los gobiernos concertacionistas?
La crisis institucional que vive nuestro sistema político se ha agudizado aceleradamente durante el último año. Las críticas hacia su legitimidad y su representatividad son cada vez más severas y provienen de todos los sectores sociales y políticos.
¿Quién osaría decir hoy que el sistema binominal es garantía de gobernabilidad? En esta coyuntura la conclusión mayoritaria es justamente la contraria: el sistema binominal es uno de los factores que está generando inestabilidad política, o como dice el ex presidente Frei, la “ingobernabilidad”.
El gas en Magallanes, HidroAysén, el Transantiago, la colusión de las farmacias, la reconstrucción fallida, las estafas de La Polar, el negociado de la educación, la destrucción del medio ambiente, la guerra de Arauco… ¿Hasta cuándo piensan que se puede contener la rabia que acumula la ciudadanía contra este sistema abusivo?
En las manifestaciones sociales ha habido abuso en el accionar policial. El asesinato de Manuel Gutiérrez es otro abuso, infame. En este trágico suceso hay abuso de una autoridad política irresponsable.
¿Qué tiene que pasar para que los autócratas den cuenta que ya no pueden imponer la arbitrariedad con toda impunidad?
¿Qué otro traspié tiene que sufrir este gobierno para entender que si la nueva forma de gobernar sigue imitando a la vieja forma de gobernar va a obtener sus mismos resultados?
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