Lamentablemente para tipos como Longueira, Santiago es Chile. Según su discurso gremialista, los políticos no deben hablar de política, sino preocuparse de los “verdaderos problemas de la gente”. ¿Qué entienden Longueira y los gremialistas por política? ¿Qué entienden por “los verdaderos problemas de la gente”?
Los habitantes de Aysén exigen una rebaja en el precio de los combustibles, o un aumento de sus salarios para darse el lujo de no morir de frío: a diferencia de lo que ocurre en Magallanes, en Aysén el combustible no está subsidiado. Y exigen también una salud de calidad. Si esas no son reivindicaciones políticas y no son parte de “los verdaderos problemas de la gente”, ¿entonces qué son?
Para el ministro de Economía, Aysén es una región privilegiada y las movilizaciones de sus habitantes son digitadas desde Santiago. ¡Cómo se les ocurre exigir participación ciudadana vinculante en las decisiones de megaproyectos como Hidroaysen, educación de calidad y la regionalización y administración regional de los recursos naturales! Esos no son “los verdaderos problemas de la gente”.
La temperatura social veraniega más alta se está registrando en las zonas más australes de Chile: si el 2011 fue Magallanes, hoy es Aysén. Esto no es casual. La lucha de los magallánicos puso en evidencia que el actual modelo de desarrollo, -basado en la depredación del medio ambiente y la sobre explotación de la población-, alcanzó su crisis terminal.
Magallanes, Aysén, Calama, los destrozos no reparados de los terremotos de Tocopilla y del 27F, el eterno abandono en el que viven todos los chilenos que no habitan en Santiago, ¿son errores de gestión, o problemas propios de un orden socioeconómico que sobrevive gracias a la progresiva eliminación del Estado?
Los ayseninos afirman que ningún gobierno se ha hecho cargo de sus demandas. Los problemas de Aysén, Coyhaique, Magallanes, Tocopilla, Dichato, Calama y de todos los pueblos y ciudades de Chile son los mismos. Como señala la Asamblea Ciudadana de Magallanes en una declaración de solidaridad con el movimiento de Aysén, “Aysén y Magallanes reclamamos terminar con el centralismo oficial y corporativo, que ahoga a las regiones para beneficio de la capital, que no nos da participación en las decisiones de política pública y nos impide lograr una efectiva regionalización y descentralización”.
Es preciso señalar con claridad que en Chile nunca hubo descentralización. Todo lo que se ha dicho al respecto siempre fue un anuncio para la galería. Garrulería. El problema de nuestras regiones es propio del modelo neoliberal actualmente en crisis: ¿Qué se puede esperar de un dogma que arrincona y encoge las instituciones públicas para confiarle todos los problemas a la sabiduría del mercado auto regulado?
El modelo económico-político impuesto por Pinochet, los Chicago Boys y Jaime Guzmán se cae a pedazos. Los esfuerzos de la clase política binominal por salvarlo son vanos. El modelo cae y se desprestigia con la misma rapidez que sus sostenedores.
Por su parte, el tejido social se sigue reconstruyendo y la ciudadanía está encontrando en los movimientos sociales y ciudadanos el modo de participar en política, o sea en la construcción de una alternativa a este modelo económico desigual y a esta democracia de silicona.
La clase política binominal sigue copiándole a los avestruces: frente a cada“peligro” mete la cabeza en un hoyo. Con las posaderas al aire y la cabeza protegida, como ya no los ve, piensa que los problemas desaparecen.
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Foto: rafaela.com
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peon
No sé si la descentralización y la regionalización sería algo bueno, pero, si creo que sería bueno que se mejorase la democracia para dialogar acerca de los problemas de la gente de regiones y buscarles una solución de forma conjunta, civilizada y apoyada con los recursos necesarios, si estos pudieran estar disponibles, utilizando por ejemplo una Cámara Ciudadana Digital con representantes directos en el Congreso y en el Senado…
Todo esto porque así como hay un gobierno central que opera o manipula políticas centralistas, así también lo harían los ‘gobiernos descentralizados’, pero, con muchas más formas de permanecer en el anonimato nacional o lugares donde esconderse en el juego de las escondidas, o de las cuentas públicas y políticas transparentes y alejadas de todo sesgo e interés partidario o privilegiado …
fcsd
prementeria
Definitivamente, en Chile el tema de las regiones no vende. Su Majestad, el votante capitalino, no se desprende de las migajas de su poder