#Ciudadanía

En busca de la voluntad perdida

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El tema central de esta columna abarca el valor actual de nuestra voluntad, reflejada en la institución del consentimiento, concepto que en la actualidad se manifiesta y requiere su observancia en diferentes problemáticas del quehacer diario, como por ejemplo en el ámbito de la salud al momento de recibir una atención o intervención específica o asimismo lo encontramos en las figuras económicas al momento de suscribir o solicitar un crédito ante una entidad financiera de nuestro país, para así aceptar las condiciones.

Entonces podemos señalar que el consentimiento es la manifestación de la voluntad de un individuo ya sea de forma expresa o tácita, por lo cual este se obliga a tal prestación o acto. Concepto de consentimiento que como vemos no trae aparejado el componente de libertad en la cual debe ser manifestada esa voluntad, y que muchas veces se ve minimizada su importancia ya que existen casos en quien emite su consentimiento se ve obligado a aceptar las condiciones propuestas por la otra parte y por tanto es una asentimiento, que en pos de cubrir la necesidad que da origen a consentir, se torna una relación forzada, que disminuye en gran medida el valor de la voluntad en nuestros días.

Ejemplo es el caso de un individuo que requiere financiamiento para proseguir sus estudios superiores  y suscribe con un entidad financiera que cubra sus fondos y las condiciones para suscribirlo son un alto interés que se devengará por año de estudio y, tampoco, cubrirá el 100% del arancel anual de la carrera, el cual se encuentra en constante aumento y, debiendo pagar dicho crédito, a los tantos años de egresar de la carrera, puesto en un trance de necesidad el estudiante decide firmar y aceptar las condiciones, pero objetivamente podemos afirmar que se entregó el consentimiento, pero ¿Es tal cual una voluntad libre o valorada?.

Asimismo ocurre en el ámbito de la salud al momento de un paciente requerir de una intervención de la cual depende su bienestar y en definitiva su vida. No obstante habiendo sido informado de los riesgos que se puedan suscitar como consecuencia de la intervención requerida, de igual forma entrega su consentimiento, nuevamente un caso forzado de entrega de voluntad, y también en pos de alcanzar un objetivo tal como el ejemplo anterior salvar la vida o financiar sus estudios.

Como podemos apreciar tenemos una faz respecto al consentimiento que nos demuestra que su valor hoy en día, como los son en dos ámbitos como la salud y la educación, se encuentra menoscabada y subvalorada la voluntad de los ciudadanos, sumida en una relación de desequilibrio entre las partes, empujados por la necesidad provocada por el sistema social a entregar su consentir para alcanzar un objetivo.

El consentimiento es la manifestación de la voluntad de un individuo ya sea de forma expresa o tácita, por lo cual este se obliga a tal prestación o acto. Concepto de consentimiento que como vemos no trae aparejado el componente de libertad

Otro caso es la voluntad que entregamos en cada elección democrática para seleccionar a los representantes de nuestra voz ante el parlamento y autoridades de distinta índole, reciben nuestra voluntad para representarnos y hacer valer la misma en las propuestas legislativas y sociales que demarcarán el desarrollo del país, atendiendo las necesidades que imperan con anterioridad a su elección, durante la misma y las que vendrán a futuro, pero ello no se condice con la realidad ante las constantes desigualdades en materia ambiental, niñez, familiar, salarial y por tanto volviéndose una voluntad que se desgasta no por el hecho de alcanzar un fin común de la población, sino por el desempeño del elegido, que finalmente lleva a menospreciar la voluntad entregada y sólo a recordarla y a reencantarla en tiempos de elecciones a muy bajo precio.

Otro caso muy actual y muy sensible a la vez la voluntad y confianza entregada a la creencia como tal y en sus representantes religiosos, voluntad reflejada en la entrega de recibir educación y adoctrinamiento bajos sus aleros y finalmente sale a luz pública los diversos casos de abuso  sexual, ámbito en el cual nuevamente vemos menoscabada la voluntad de los individuos, la cual no cuenta y no fue valorada y que se piensa que con un perdón basta para restablecer el imperio de un consentimiento desgastado y en decadencia.

Finalmente la violación como el acto de vulneración del consentimiento en el ámbito de los afectos y sentimientos, un individuo sin lograr manejar sus pasiones se vuelve un animal en su comportamiento podrían señalarme algunos, pero en definitiva se alcanza un estado cavernario en que ya el concepto consentimiento desaparece, y es la máxima expresión actual que nuestra voluntad ha perdido valor, y que solo nos lleva actuar una vez que los hechos han acaecidos, cuando somos embargados por no poder pagar el crédito, cuando nuestro pariente ha fallecido por una mala intervención que no debió realizarse, una persona abusada o finalmente violada y que aún así nuestra sociedad señale “y por qué no hablo antes”, lo cual refleja que la voluntad se encuentra desgastada en todo ámbito y en nuestra sociedad, lo cual sino se toma conciencia nos llevará a siempre actuar cuando los hechos ya han acaecido y no una labor preventiva para así volver a restablecer el imperio de la voluntad perdida.

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