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El poder de la Cruz en el Biobio Maulino ¿La cruz del Obispado o la cruz de mayo?

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«Aquí anda la Santa Cruz visitando sus devotos, con un cabito de vela y cantarito de mosto, si la tiene no la niegue, que le sirva de algún daño el negarle la limosna a la santa Cruz de mayo….»

El descubrimiento de lo que fuimos esta guiado por la proyección de lo que queremos ser. Si la identidad de un pueblo no es una realidad oculta que descubrir, sino una figura que dibujar, su búsqueda obliga a la selección del pasado,  para asumir de él los rastros consistentes con nuestro proyecto y rechazar los que se le opongan “[1]

 Luis Villoro.
Estado Plural, Pluralidad de Culturas.

 “De esta manera, los investigadores comprometidos con el conocimiento se verán obligados a progresar colectivamente hacia la reflexividad que les será impuesta por los efectos de la objetivación mutua y no por un simple retorno a la subjetividad sobre si misma”

 Pierre Bourdieu
Relación entre la Sociología e Historia, Pág. 17

 “…dos formas sobresalen en la historiografía latinoamericana…la historia regional local (la historia como si fuera de la periferia hacia adentro) y la historia popular subalterna ( la historia de abajo hacia arriba, la historia de los de abajo)

 Alan Knight

La historiografía Latinoamericana.

I

La iglesia  de la colonia y sus dispositivos aculturadores para la conversión de los infieles, que se inicia de manera sistemática  con la guerra defensiva del Padre Luis de Valdivia, finalmente termina, cuando los sacerdotes jesuitas proponen la reducción de los mapuches a pueblos y que tiene como efecto la última insurrección indígena colonial en el año 1766.

Es una amplia derrota a una política de conversión y de legitimidad de la iglesia católica, que  también se expresa en  el lado norte del Bio Bio, cuando los mestizos labradores de valles y quebradas, desarrollan una autoconstrucción de religiosidad popular, que escabullirá la normatividad oficial  y que utilizará la simbología católica y sus siempre herrumbrosas capillas y parroquias, para generar una socio génesis  identitaria popular, como  identidad autoconstruida de los mestizos y mestizas del Bio Bio Maulino.

Esta identidad reconfigurará las costumbres en común del Ad Mapu y de las memorias de las culturas campesinas del labriego europeo, que se asienta y estabiliza como cultura en forma centenaria. Todo ello como efecto de las prácticas sociales de colonos, migrantes internos, tercios españoles desenganchados, mestizos de variado origen. Constituirán el bajo pueblo mestizo labrador del Biobío Maulino y serán más tarde, los campesinos que construirán una cultura de larga duración. Serán también una de las primeras sociabilidades populares constitutivas de la historia social de Chile

II

La iglesia colonial en Chile, establece una preocupación especial por la conversión de los infieles, que están representados por los indios amigos e indios rebelados en la frontera del Bio Bio. Así lo quiere el soberano español y el siglo XVIII y la ilustración católica borbónica lo manifiesta de manera expresa. Las leyes de Dios, en este lado del nuevo mundo, están representadas por el soberano español y por sus órdenes religiosas. Así, la conquista y la presencia de España es también la presencia del Iglesia apostólica y romana.

El tratado de Tordesillas ha establecido un reparto de este nuevo mundo. En él, las masas indígenas deben  aceptar la presencia del dios católico. Cuando la conquista nombra a Chile como territorio que se incorpora a la soberanía del rey de España, sus indígenas deben transitar de su nombradía de vasallo a fuerza de trabajo disponible para ser explotada y comprimida. Fuerza de trabajo, que debe ser nombrada y teorizada como seres humanos en minusvalía, pero que en definitiva, son también hijos de dios. Así lo refrendan las políticas sociales “Lascasianas” y así también se incorporan a las políticas de “nuevo trato” de la corona española.

En 1598, con la victoria de Curalaba por parte Pelantarus, la política colonial de la Corona en Chile, recibe uno de sus reveses históricos más relevantes. Son obligados a retroceder a una demarcación que no habían imaginado y ello se produce, no por las fuerzas competidoras de  carácter europeo, sino que por unas tribus indígenas que habían mostrado insistentemente una pertinaz oposición a ser consagradas como fuerza de trabajo esclava o semiesclava. En ese escenario, la conquista, como tantas veces se ha señalado, adquirió un nuevo ritmo y se produjo, imaginamos, un espacio de reflexión en las estrategas de la conquista y de las políticas de la gobernabilidad española.

Es pertinente fijar la mirada en la larga duración histórica de la conformación de nuestros territorios ancestrales y sus procesos múltiples de sociogenesis popular

Una de esas reflexiones respecto de la esquiva gobernabilidad no lograda en el extremo meridional del imperio, es la planteada por el padre de Luis de Valdivia que señala la necesidad de establecer un nuevo modo de aproximación a la resistencia tribal mapuche. Era necesaria una nueva mirada para romper con el círculo vicioso de establecer la paz con algunos y al poco rato, estar en guerra con otros.

La política del jesuita, señala que debe establecerse la paz de manera unilateral por parte de España. Y que debe establecerse la línea del  río Biobío como frontera entre la política imperial de España y las multivariadas y complejas relaciones de  éstos pueblos, que comienzan a nombrarse a sí mismos como provenientes de distintas parcialidades. La reflexión política del padre Luis de Valdivia inaugura en esta parte del mundo nuevo, una serie de sistematizaciones teóricas, que los españoles no dejarán de realizar para concluir la dominación, de lo que mucho más tarde nombraremos como orden colonial y colonialidad.

III

Esas políticas recorrerán buena parte del Siglo XVII y XVIII y establecerán efectos insospechados, quizás no para la conversión religiosa, interés superior al cual estaban convocados los jesuitas, sino para las estrategias de gobernabilidad de la colonialidad en los territorios de indios de guerra y de indios amigos. La verificación histórica del desarrollo de procesos sociales coloniales,  nos permite señalar  que la iglesia fracasó en el establecimiento del poder de la cruz en su orientación de conversión espiritual a ambos lados de la frontera.

Pero que fue exitosa en cumplir un rol estatal de implementación de un proyecto de gobernabilidad en esta parte de las Indias occidentales, lo cual posibilitó la aparición de un espacio de resistencia compleja que permitió la etnogenesis reche mapuche y la socio génesis de una rama particular del mestizaje popular: el labrador campesino que creará una apropiación particular de la religión y de la vida.

En ambas bandas del Biobío Maulino, la reconfiguración social de españoles y mapuches es intensa, violenta y compleja. La reconfiguración social identitaria de los pueblos y parcialidades reche son múltiples y han sido recientemente analizados como procesos complejos de etnogenesis y reconfiguración identitaria con prácticas sociales, tecnológicas y políticas de absorción de la diferencia y captación de la alteridad.[2]

Nuestra preocupación nos permite señalar que  los procesos de reconfiguración social que se suceden en el lado norte del Biobío, con aquellos españoles del bajo pueblo, que muy rápidamente establecen asentamientos variados de mestizaje cultural, adscribiéndose a las formas ancestrales de sedentarización que los propios pueblos mapuches, les muestran como cultura y modos de hacer. Se desarrollará una habitabilidad de este territorio sobre sustentos de mestizajes variados y complejos, tanto en proyectos incipientes de sociabilidad y asentamientos predominantemente urbanos y una gran y aplastante sociabilidad rural que reproducirá patrones de asentamiento campesino. A aquella población, la iglesia también tratar de evangelizar a la manera oficial, con establecimiento riguroso de las normas del concilio de Trento y teniendo como referencia ominosa  la reforma protestante y las herejías que circulan por los campos europeo.

Nuestra hipótesis es que el poder de la cruz en el Biobío resultó doblemente burlado, escamoteado y metamorfoseado. No solo por los resistentes mapuches, que aceptan a los jesuitas sin abandonar el admapu, sino que esta vez por mestizos labradores, que aparentan silencio y obediencia ante la ley y el cura, cuando los ven, pero que en la práctica actuarán como “otros españoles” ruidosos, irreverentes y alegres, amancebados y construyendo comunitariamente una religiosidad popular, subsistiendo en tierras propias o apropiadas y muy pronto a desarrollar otras identidades, con las cuales resistirá una descampesinización violenta y progresiva del siglo XIX.[3]

El poder de la cruz oficial, estableció colonialidad en el borde norte del Biobío, pero no consiguió la aceptación de todos y cada uno de los sacramentos de la iglesia. Los mestizos labradores del bajo pueblo del Biobío y el Maule, también redirigieron la normatividad y gobernabilidad de la iglesia, reconvirtiéndola a sus procesos de mestizaje popular y campesino. Estaban historiando su presencia en este territorio e inaugurando una cultura de larga duración, que en sucesivos bucles de reconfiguración, establecería vinculaciones con el futuro de la cultura popular contemporánea.

A nosotros nos parece, que en tiempos de discusión política  de la plurinacionalidad emergente, producto de la ingobernabilidad desatada por el pueblo el 18 de octubre del 2019, hace apenas un año, es pertinente fijar la mirada en la larga duración histórica de la conformación de nuestros territorios ancestrales y sus procesos múltiples de sociogenesis popular. He aquí uno de ellos.

Para nosotros, la más importante vertiente de gestación de la cuestión popular en Chile y Walmapu.

[1] Luis Villoro, Estado Plural, Pluralidad de Culturas, Editorial Paidos, México, p. 77.

[2] Guillaume Boccara, Los Vencedores, Historia despueblo Mapuche en la Época Colonial, Universidad Católica del Norte, 2007, Pág. 337.

[3] Ver Gabriel Salazar, Labradores, Peones y Proletarios, Editorial LOM, Santiago de Chile, 2000.

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