#Chile 2030

La solución demagógica de la derecha

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Latinoamérica se ha visto enormemente influenciada por las políticas exteriores de EE.UU, qué duda cabe.

No obstante nuestro país tiene una especial relación con esa influencia: El país que más se vio afectado por la crisis del 29, de acuerdo a las estadísticas económicas, fue Chile. El país donde más efectiva fue la política anticomunista de Nixon y Kissinger, a través del establecimiento de dictaduras militares, fue nuevamente Chile (Dictadura más larga, además). El país que con más ánimo y fe materializó las políticas de Reagan y Thatcher, influenciadas por las doctrinas económicas de la Universidad de Chicago, fue nuevamente Chile.

Quien crea que la elección de EE.UU, y el triunfo de Trump, son irrelevantes para la política chilena comete una proyección de una insensatez histórica no menor.

Lo que debemos proyectar, en razón a la enorme influencia que hemos tenido de la política norteamericana en los últimos siglos, es que la derecha aún tiene formas de mutación y triunfo -y vaya que tuvimos una gran demostración de eso en EE.UU- que se podrían fácilmente adaptar a la realidad nacional: críticas a las imperfecciones inherentes al modelo de economía social de mercado que han propuesto las izquierdas en muchas partes del mundo, en base a un discurso demagógico que propone una completa reasignación de recursos en el gasto social. La novedad no es la reasignación de recursos, que ya Reagan impulsó décadas atrás, sino el discurso.

La derecha se vuelve populista en los espacios donde el proceso de modernización capitalista ha dejado a las clases medias inconformes en su búsqueda de lograr esa seguridad que solo las élites poseen. Esa búsqueda, que tan propia es de las clases medias y tan propia del arco de posibilidades que ofrece el modelo, ahora tiene un claro enemigo que resulta ser menos frustrante que esa entelequia que denominamos “limitación inherente”. Ahora -se dice- dicho paso se logra destruyendo las mismas bases del modelo que generó a esas enormes clases medias, y que por supuesto posibilitó esta crisis de expectativas. “Hay que destruir la escala que posibilitó llegar a esta altura, pues impide que logremos subir aún más”.  “Make America Great Again” expresa justamente eso, busquemos el punto donde todo se echó a perder. Si bien se puede reconocer en ese discurso ciertos componentes nacionalistas en el ámbito productivo, no deja de ser el tradicional programa de liberalización económica.

“Make America Great Again” expresa justamente eso, busquemos el punto donde todo se echó a perder. Si bien se puede reconocer en ese discurso ciertos componentes nacionalistas en el ámbito productivo, no deja de ser el tradicional programa de liberalización económica.

¿Cómo abordar este nuevo ciclo de renovación populista que ha tenido la derecha en EE.UU, y que seguramente tendremos en Chile en los próximos años?

A mi parecer, se logrará abordar adecuadamente en la medida que la izquierda aprenda a conocer los límites a que puede llegar su propuesta de economía social de mercado, y cómo se logra transmitir que el gradualismo de dicho modelo es aún mejor que dar vuelta el tablero y entrar en una nueva ola de reasignación liberal. La confrontación sigue siendo la misma: quien logra concitar el apoyo de las clases medias, ansiosas por dejar de lado las enormes inseguridades que acarrea su nivel actual de desarrollo, logrará el favor de sus votos. Hay dos discursos posibles, uno frustrante, el nuestro, y el otro demagógico. La diferencia sustancial, que la izquierda debe hacer valer con coraje y énfasis, es que el segundo discurso no solo es demagógico (no logrará generar mayores niveles de seguridad que lo que el modelo actual permite) sino además contraproducente (las reducirá para ellos, a favor de las élites).

Mi proyección, como verán, es que las mayorías -y el poder- aún está en las clases medias. La Izquierda debe replantearse desde ahí.

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2 Comentarios

jose-luis-silva

jose-luis-silva

Hay algunas observaciones. Me parece absurda la crìtica al slogan de la campaña de Trump. ¿Se supone que sea seria malo un slogan “hagamos a Chile grande de nuevo”? ¿O sea deberia ganar uno que diga “sigamos estropeando y empobreciendo al pueblo”?.

Obviamente tenemos mucho mas en común con las políticas norteamericanas desde nuestro origen histórico como país que con soluciones políticas extranjeras herméticamente envasadas desde otros continentes que llegaron muy posteriormente, como por ejemplo es el caso del socialismo.

La Economia Social de Mercado por definición propone «crear una economía que desde la base de la competencia combina la libre iniciativa con un progreso social asegurado por la capacidad económica». Primera vez que escucho a gente de izquierda Chilena usando esa frase como propia. Es para celebrarlo.

El discurso de Trump no es “la solución demagógica de la derecha”, es el discurso elegido de un pueblo soberano. La pregunta no es es ¿Por qué el pueblo estadounidense eligió ese discurso aparentemente nacionalista hasta la hostilidad en el siglo 21?. Y al leer las explicaciones en fuentes calificadas encontramos relatos bastante distintos al del artículo.

Saludos

Florangel Marquez Rojas

Partamos desde la definiciòn de conceptos. ¿Què entendemos por clase media? Segùn lo que se evidencia hoy en nuestro paìs, encontramos una «clase media» definida como tal, gracias a las arbitrariedades del lenguaje, porque a la hora de definir este concepto incluìmos, necesariamente, aquellos trabajadores del servicio pùblico o privado que poseen como ùnico patrimonio «su salario» y que vive en el riesgo permantente de descender a un nivel inferior si por causas diversas pierden su fuente laboral (por enfermedad, contratos a plazo fijo, jubilaciòn…). Hoy lo que pone en peligro la seguridad del mundo, es el discurso que nos ha instalado el sistema neoliberal. Hemos perdido nuestra conciencia de clase, esa idea (romàntica tal vez) de que ascender la obtuve a travès de las oportunidades que encontrè, pero que no dejo de ser lo que fui porque solo mantengo la condiciòn actual mientras estamos laboralmente activos. Hay que releer a Octavio Paz y volver a coincidir con èl cuando nos planteaba: «Todo periodo de crisis se inicia o coincide con una crìtica del lenguaje, la historia del hombre podrìa reducirse a las relaciones entre las palabras y el pensamiento». Si bien es cierto hay una inmensa responsabilidad de los polìticos, tambièn nos cabe a los «otros» (nosotros) una responsabilidad polìtica consciente frente a la vida. La idea fuerza sigue siendo «El neoliberalismo es la muerte de la vida (sueños) humana», nunca el capital serà sinònimo de VIDA», cualquiera sea su forma.