#Chile 2030

El Chile imposible que me gustaría para el 2030

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Para el año 2030 espero ya haya hecho efecto el fármaco que un grupo de químicos clandestinos desarrolló para disolver por completo del espíritu del hombre el gen de la codicia. Un logro mayor que la ciencia independiente y contracultural conseguirá a mediados de la próxima década.

[texto_destacado]Como en este mundo dominado por ególatras y codiciosos nadie iba a estar dispuesto a ingerir la sustancia en forma voluntaria, cinco años antes del 2030 un grupo de activistas antisistema logrará filtrar en la red pública de agua potable el fármaco, de tal manera que toda la sociedad lo habrá ingerido en diversas dosis. Algunas personas recibirán una concentración que llegará a diluir por completo su voluntad. Pero no hay que alarmarse. Serán las menos. Selección natural probabilística. Esas personas recibirán tratamiento intensivo de reencantamiento con la vida. Se van a recuperar.

A partir de ahí, en un proceso que fluirá de manera alegre y singular, la población en general empezará a entender la vida como una experiencia colaborativa, dinámica, integral y orgánica. La falta de interés en el dinero provocará una inflación histórica, pero lejos de generar una debacle financiera, esa pérdida de interés por el dinero provocará una disminución sideral en el valor del mismo. Esto traerá como consecuencia fluida y organizada una economía volcada al trueque, la colaboración y el bien común.

Así, para el 2030, los habitantes de todos los barrios, de todas las zonas, de todos los sectores ya habrán botado las paredes que los separaban de sus vecinos y los barrios se habrán convertido en aldeas en las que las familias se ayudan mutuamente. Las familias hacinadas en barrios más pobres, podrán ocupar libremente los espacios disponibles en casas o terrenos más amplios, en cualquier zona residencial de la ciudad.

Los autos excedentes de las casas (máximo dos por familia, por deliberación popular, aceptada por unanimidad) serían cedidos a labores de servicio comunitario. Lo mismo la ropa, los artículos electrónicos, y todos los bienes materiales pasarán a ser compartidos -no por obligación sino de manera voluntaria, ya hablé de las bondades de ese fármaco-. No existirá la policía, ni ninguna otra fuerza represora. No será necesario. El Ejército cederá toda su infraestructura a una organización civil no jerárquica cuyo único objetivo será ayudar a la población en situación de catástrofe.

Todas las drogas serían legales, pero las dificultades que impondría la comunidad al proceso de síntesis para obtener drogas artificiales, hará que el consumo se restrinja a frutos de plantas con bajo o nulo procesamiento. La marihuana será una planta que crecerá en las plazas. Al igual que plantas de coca, amapola, cactus y floripondios. Y no, no habrá aumentado el consumo y no consumirán los menores de edad.

Sí, yo también sé que todo esto es imposible. Pero no porque no crea en la existencia de ese fármaco y sus efectos, sino porque al 2030, el planeta va a estar tan deteriorado que nos va a costar reconocerlo.

Las grandes y pequeñas tiendas se abrirán a recibir a pequeños productores y artesanos a vender en sus espacios sin que existan impedimentos tributarios. La cultura el arte, la música y la sabiduría, como tan bien la define Soublette, serian motivaciones y aspiraciones esenciales. No existiría la industria de la carne. Las personas que opten por alimentarse de carne animal, deberán criar y cazar ellos mismos los animales de los que se quieren alimentar. Aunque esas personas serán muy pocas. Y con el tiempo se irán extinguiendo (de hecho al 2030 han disminuido considerablemente en relación al presente).

Todas las aldeas tendrían sus propios cultivos comunitarios, regidos por las estaciones del año y la biodinámica, de los que se obtendrían vegetales, granos y legumbres.

El hombre tomaría conciencia de su huella de carbono y estimularía una vida con bajas emisiones de gases de efecto invernadero. Lo más importante sería querernos y cuidarnos. Primero a la familia, luego al prójimo.

Sí, yo también sé que todo esto es imposible. Pero no porque no crea en la existencia de ese fármaco y sus efectos, sino porque al 2030, el planeta va a estar tan deteriorado que nos va a costar reconocerlo.

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1 Comentario

peon

A usted algo no le está funcionando bien… A su flación, creo que le sobra un in y le hace falta un de… En un mundo sin interés por el dinero, nadie querría ser político… Nadie querría tener un cargo de dirección pública y no habiendo dirección gubernamental, habría organizaciones ciudadanas sin fines de lucro que procurarían hacer funcionar todo… La anarquía viviría todos los días bajo nuestra puerta… La asociación de fútbol ya no tendría sentido y la presidenta no tendría entretención visitando jóvenes en paños menores en los camarines… «Vieja cochina»… Lo mejor sería que la gente no tendría interés por sobre explotar nada. Piñera Roquefeller estará desmoralizado… Por parte baja, sufriría ataques anti gubernamentales y anti dineros… ¿En qué se entretendría?… Capacito que le diera un ataque de democracia y subdesarrollo, lo mismo que a Richard Lakes… La educación ya no sería necesaria, por fin… Nunca más un noticiero me hablaría de educación de calidad… Que lindo sería eso… La gente tendría tiempo para leer la Biblia y ser más culta… La cantidad de ignorantes que van por la vida son demasiado numerosos… Tan ignorantes son hoy, que incluso quieren ser ricos y mientras más ricos quieren ser, más destruyen el planeta… En fin… Espero que se le pase pronto… Yo que usted tendría cuidado con eso de los fármacos…