Debemos hacer uso de los recursos diplomáticos que poseemos para alcanzar alianzas con nuestros socios naturales –América Latina, No-Alineados, G-77 y China, mayoría de la UE y otros países like-minded– y en los diferentes foros internacionales en los cuales se trata este tema, a fin de proponer, respaldar y promover iniciativas que tengan como fin el desarme nuclear total.
Ésta mayor complejidad en las relaciones exteriores, obligará a contar con nuevos instrumentos que permitan articular adecuadamente un conjunto mayor de variables, muchas de ellas inmateriales o abstractas y a superar, progresiva pero aceleradamente, estrecheces conceptuales e institucionales de larga data en nuestra diplomacia.
El Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas ha hecho públicas sus observaciones finales al informe entregado hace un par de semanas por la Santa Sede. El Comité ha entregado un duro reproche moral en razón del trato a los derechos de los niños, en especial de aquellos víctimas de abuso por miembros de la Iglesia.
Al igual que hoy, se apreciaba el fin de las enemistades y el cierre de los últimos altercados entre ambas naciones. Pasado el tiempo y viendo los resultados, cabe preguntarse; si el deseo de ambos Estados fue desarrollar una convivencia pacífica ¿Qué nos llevó a revivir revanchas años más tarde? ¿En qué fallamos? ¿Qué podemos aprender?
Un arreglo latinoamericanista, civilizado y de siglo XXI, post La Haya, sería que Chile, Perú y Bolivia discutiesen la apertura del corredor en más de un sentido: apertura y mayor extensión entre Arica y Tacna, con su correspondiente proyección hacia el Pacífico. Obviamente el primero en oponerse a esto será Evo Morales. Lo que le interesa al caudillo (y en esto interpreta bien el sentido común de su pueblo), es la recuperación de Antofagasta, cosa que no va a ocurrir mientras Chile siga siendo Estado.
Afortunadamente, en general, domina la tranquilidad y madurez, tanto desde las máximas autoridades de ambos países, tanto nacionales como locales, como en los pueblos, con mínimas dosis de tensión, propias de la incertidumbre de “cómo vendrá el fallo”, pero que en ningún caso permiten avizorar un clima guerrero.
Al interior del Ministerio de Relaciones Exteriores y con posterioridad al resultado de la segunda vuelta de la elección presidencial de diciembre recién pasado, ansiosa y progresivamente, han comenzado a develarse opiniones discordantes con la conducción excesivamente comercial de la política exterior nacional. Así, se plantea la urgente necesidad de revalorizar una visión “estratégica” de dicha política y que sean consideradas las diferentes dimensiones del factor “humano” en las relaciones con el exterior.
Mandela comprendió que la igualdad no es doblarle la mano al que está por encima, sino tomársela y crecer junto a él como dos hermanos.