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Para preservar la democracia la privacidad debe ser un derecho

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Debemos tener muy presente que cada vez que entramos a Facebook, Google, Instagram, WhatsApp, Twitter, YouTube etc. dejamos un rastro y son trozos de nuestra identidad. Se recolectan nombres, fechas de nacimiento, situaciones laborales y sentimentales, fotos y vídeos. Saben dónde vivimos a donde hemos viajado, la tarjeta que utilizamos para comprar y que compramos, qué aplicaciones utilizamos, que buscamos, leen nuestros emails. Todas las fotografías que hemos hecho con el móvil al igual que las búsquedas en la red permanecen en el sistema, a pesar de haberlas borrado. Cada vez que iniciamos una sesión se registra fecha, hora, lugar, tipo de dispositivo, navegador, dirección IP y datos de la red wi-fi.

Con algoritmos que analizan nuestros comentarios, los temas que compartimos, que buscamos y los “me gusta” de Facebook, pueden determinar con gran certeza, nuestras ideas políticas, creencias religiosas, nivel educativo y cultural, orientación sexual, si tenemos ideas conspirativas, qué música nos gusta a qué hora dormimos, que comemos, si nos gustan los perros o los gatos y una infinidad de datos más.

Prácticamente todo lo que hacemos a través de internet es espiado y controlado por compañías que pueden llegar conocernos mejor que nosotros mismos. Y toda esa información personal es controlada y compartida entre un reducido número de corporaciones y numerosos gobiernos. En resumen, los ciudadanos comunes pasamos de ser clientes para convertirnos en productos a ser comercializados.

El documentado escándalo que afectó a Facebook y a su creador Mark Zuckerberg, que entregaron perfiles de usuario a Cambride Analytica, empresa dedicada a la “minería de datos y su análisis”. Empresa que a partir de los datos de 270.000 personas logró obtener información de sus más de 50 millones de amigos. Permitiéndoles desarrollar algoritmos que pueden construir el perfil político y psicológico de cualquier persona en el mundo. Esos perfiles se han utilizado y se continuaran utilizando para manipular nuestro comportamiento político, afectando seriamente nuestras democracias. Ejemplo de ello fue la influencia que lograron con los indecisos en el referéndum que desidia la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea o Brexit (junio/2016). Otro buen ejemplo fue la elección presidencial que ganó Trump (noviembre/2016). Ejemplos que sirven de evidencia para demostrar que Facebook, Instagram, Google o YouTube son hoy poderosas herramientas de control social.

Lo escrito hasta aquí es para que se den cuenta del peligro que tiene la perdida de privacidad y no se trata sólo de que vendan y compartan nuestros datos personales, sino del inmenso poder que se obtiene con ello. Entre más sepan de nosotros mayor dominio y capacidad de influir tienen en nuestras decisiones. Piensen, cuando otra persona sabe mucho de nosotros le abre la posibilidad a intervenir en nuestras vidas.

Es necesario comprender lo importante que es recuperar y mantener nuestra privacidad. La falta de ésta da poder a otros sobre nosotros y les permite cometer abusos, discriminarnos por cualquier motivo como pueden ser: nuestro género, orientación sexual, condición física, edad o simplemente por nuestras opiniones. Es decir, no todos los ciudadanos son tratados de igual forma, resultado de la información recolectada, somos tratados de acuerdo con nuestros datos y es muy posible que hayamos sido víctimas de discriminación sin darnos cuenta y nunca lo sepamos.

Está bien que las grandes tiendas, en sus campañas de marketing, me envíen ofertas de las cosas que más compro, pero, no es correcto que al mismo tiempo fijen precios personalizados. Está bien que los gobiernos realicen estudios para determinar los intereses y preocupaciones de sus ciudadanos, pero, no está bien que a través de las redes sociales me envíen noticias tergiversadas o falsas para manipular e influir en mis decisiones políticas o me vigilen y juzguen por mis opiniones.

Prácticamente todo lo que hacemos a través de internet es espiado y controlado por compañías que pueden llegar conocernos mejor que nosotros mismos.

Buenos ejemplos son los países comunistas como Rusia, donde dar alguna opinión en las redes sociales favorables al opositor Alekséi Navalny puede significar la pérdida del trabajo o bien caer preso. El otro caso es China con el llamado Crédito Social, que va variando, dependiendo del comportamiento de los ciudadanos. El puntaje acumulado puede subir o bajar dependiendo de: opiniones difundidas en la red, qué se compra, las preferencias de comida, puntualidad en el pago de deudas, con quién se reúne, quién es la pareja, las amistades que se tiene, si se bebe en exceso, etc. El puntaje define tres tipos de ciudadanos: los Fiables, los Neutros y los no fiables. Los “fiables” puede viajar libremente por el país, salir al extranjero, obtener descuentos en reservas de hotel, etc. En cambio, los “no fiables”, donde se encuentran los opositores al régimen, ven restringidas las posibilidades de viajar, de obtener créditos, que pueden comprar, en que colegio puede tener a los hijos, donde trabajar, etc. Los ejemplos de Rusia y China evidencian que la vigilancia masiva es incompatible con las libertades individuales.

Viendo una entrevista a Carissa Véliz, filósofa y profesora en la Universidad de Oxford, en el Instituto de Ética e Inteligencia Artificial, dijo: “La privacidad es como la venda que cubre los ojos de la justicia para que el sistema nos trate con igualdad e imparcialidad”.

Carissa Véliz para destacar la importancia de la privacidad puso de ejemplo en como los nazis buscaban judíos durante la Segunda Guerra Mundial, ellos lo hacían visitando los registros públicos, la diferencia es que Francia no recababa información sobre religión por razones de privacidad, por lo tanto, en este país solo encontraron y asesinaron al 25% de la población judía. A diferencia de Holanda, que mantenía registros muy detallados sobre domicilio y religión, esto facilitó a los nazis poder asesinar alrededor del 75% de la población judía.

Obviamente la tecnología digital seguirá desarrollándose y los desafíos que surgirán por su uso no se solucionarán condenándola ni demonizándola anticipadamente de forma irracional, sino juzgándola racionalmente y aprovechar sus ventajas, eso sí, hay que ser precavidos y legislar para hacernos dueños de nuestros datos y poder decidir que se hace con ellos, al mismo tiempo, desincentivar su mal uso con leyes que permitan demandar y castigar severamente al infractor. El objetivo es proteger y garantizar la igualdad, justicia, libertad y la democracia, frenando las posibilidades de convertirnos en una sociedad de control. Este debería ser uno de los temas a incluir y sean desarrollados por los Constituyentes durante la redacción de la futura constitución.

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6 Comentarios

Tatan

Rusia no es comunista, el actual presidente es Putin que es militante de Rusia Unida, partido de centro derecha conservador.

    ffrias9

    ffrias9

    Don Tatan, Rusia está relacionada al comunismo por su pasado, por tener medios de comunicación controlados por el estado, falta de libertades básicas, restringir la oposición política y su participación en las elecciones.

    Es decir, oficialmente puede que no sea comunista, pero, actúa como país comunista.

    Saludos y se agradece su preocupación.

    PD..: ¿y que piensa de la parte medular del artículo?

any

No universal, ni delicuentes ni politicos…se necesita transparencia cuando algunas personas…no lo son.

    ffrias9

    ffrias9

    Don Any, la privacidad debe ser protegida y deben existir leyes respetada, de otra forma podremos ser manipulados

anysur

Fernando, un delincuente puede seguir delinquiendo en privado?…no solamente el hecho de ser manipulados, el respeto por la intimidad de cada persona y de su entorno.