Convengamos en que no es un invento de este gobierno, porque, en los hechos, es una expresión que viene acuñada desde Europa. Pero claro, esto no lo hace un concepto más afortunado. De ninguna manera.
Insistir en esta supuesta “nueva normalidad” es, de una u otra forma, relativizar la situación actual para llevarla a decir que será permanente y que, por lo tanto, simplemente debemos aceptarla como si fuera un credo religioso.
Por lo demás, la historia de la humanidad es la historia de una constante evolución. Inicialmente éramos una raza nómada, en una eterna búsqueda de lugares con agua y animales de tamaño adecuado para ser cazados. Llegó el arroz y el trigo, y pasamos a ser, hasta ahora, esencialmente sedentarios. Y así, de tragedia en tragedia, de guerra en guerra, de pandemia en pandemia, hemos llegado hasta este siglo XXI, supuestamente mucho más evolucionados.Olvidémonos de esta supuesta “nueva normalidad” y enfrentemos con fuerza y perseverancia la actual anormalidad transitoria.
Entonces, no podemos asumir que las mascarillas, el distanciamiento físico, los cafés tomados con mascarilla y bombilla van a ser un nuevo estándar al que debamos acomodarnos como sociedad. De ninguna manera tenemos que llegar a esta aceptación.
Es todo lo contrario, debemos asumir entre todos, sin excepciones (con o sin helicópteros o avionetas) que nadie sobra ni está por sobre esta lucha por superar la actual anormalidad. Debemos cumplir rigurosamente las instrucciones del gobierno. Y tal vez, cuando pensamos que son demasiado pocas, cada uno de nosotros debe ser aún más precavido y cauteloso para que esta realidad concluya pronto su transitoriedad y volvamos luego a un nuevo estatus, espero que a un mejor estatus.
No se trata de volver a fojas cero, porque espero que hayamos aprendido la lección y, cuando ya no sea necesario salir con mascarillas, cuidemos mucho más nuestro planeta, dejemos de lado el consumismo superficial motivado por las apariencias, en suma, valoremos más lo esencial de la vida en sociedad. Porque el enemigo más letal que tenemos sobre nuestras cabezas como humanidad no es esta pandemia, es el tan silencioso como terrible e implacable cambio climático.
De modo que, por favor, olvidémonos de esta supuesta “nueva normalidad” y enfrentemos con fuerza y perseverancia la actual anormalidad transitoria. Así, será más cercano el tiempo en que volvamos a caminar codo a codo en busca de nuestros anhelos de equidad y justicia, volvamos a abrazar a quienes respetamos, volvamos a disfrutar sin restricciones de las sonrisas, hoy ocultas tras un pedazo de tela, de nuestros hijos, nietas, nietos, en fin, de todos quienes valoramos.
Chao nueva normalidad y no claudiquemos en la lucha contra la actual anormalidad. Mientras mejor lo hagamos, más pronto nos podremos olvidar del intolerable aislamiento físico.
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