Finaliza el eclipse y por la orilla de la ruta Rodelillo-Viña del Mar (ni las trincheras del Somme tuvieron tantos hoyos) camina lentamente un vagabundo.
Posiblemente su nombre sea Carlos, Rolando, Pedro.
Quedémonos con el de Pedro.
Pedro no es lo que el ridículo eufemismo denomina «persona en situación de calle», pues aunque esté a menos de tres kilómetros del centro de Viña, estoy seguro de que no ha pisado en años sus calles y mas bien debe habitar en una choza semi oculta entre el follaje del sector.Durante meses te bombardean con información de lo «maravilloso y espectacular» que será el eclipse, de lo «privilegiado» que somos los chilenos al tener la oportunidad de observar un eclipse total.
Es la oportunidad para que un siútico entre café y café y con su abultado trasero posado en su mullido sillón gubernamental cree una nueva denominación: «persona en situación de abandono semi rural» (suena hasta bonito).
Es seguro que a Pedro (barba hirsuta, cabello con rastas naturales producto de su natural suciedad, pantalones y chaqueta a jirones, 60-64 años) no tuvo idea del eclipse. Muchos en su condición se acompañan de una radio portátil: a Pedro no se le divisaba ninguna y solo cargaba un saco al hombro y una frazada cruzada sobre su espalda.
Pedro es un afortunado, un privilegiado.
Pedro estuvo ausente de un show vergonzoso que sacó a relucir lo peor de una sociedad ignorantona y pueril como la chilena.
Durante meses te bombardean con información de lo «maravilloso y espectacular» que será el eclipse, de lo «privilegiado» que somos los chilenos al tener la oportunidad de observar un eclipse total. Seguramente el «privilegio» durante centurias también lo tuvieron angoleños, siberianos, los habitantes de Java, londinenses, rosarinos y todos aquellos que vivan en el planeta Tierra, pues, como sol y luna llegan a todas partes, a todos les toca alguna vez.
Pero el chileno es el «privilegiado».
Después, ya acercándose la fecha, el miedo.
El mismo miedo con que a diario te someten: el miedo a la influenza, al azúcar, a los chocolates, al frío, al calor, al aire, a las papas fritas, al gluten, a la lactosa, al pelo del gato, etc, etc.
«Si no usas lentes XYZW413, te producirá un daño irreparable a tu visión. Lo único que protege es el casco de soldador…ah, pero no cualquier casco, solo el XXNNXX».
Felices las ferreterías y ópticas.
(Que lejanos aquellos tiempos en que el profesor nos hizo llevar un trozo de vidrio y teñirlo con el humo de una vela: ninguno quedó ciego y aun me topo con sesentones con visión 20/20)
Tenemos en este orden: expectativas + miedo. Ahora es el turno de la exaltación, de la ridícula y grotesca exaltación.
«Ojalá el eclipse nos una…¡Viva el eclipse!…¡Viva Chile!», dice su excelencia…(trágame tierra)
La gente, emocionada al extremo, entona el Himno Nacional…como si el mejor marco para el evento astronómico no fuera si no el silencio, el profundo, sencillo y magistral silencio.
No pude evitar recordar la película Dolores Claiborne (la novela de Stephen King es infinitamente superior) cuando en medio del eclipse los botes surtos en la bahía del pequeño poblado en el momento de mayor oscuridad comienzan a lanzar fuegos artificiales…¡ iluminando la efímera oscuridad!
Igual de imbéciles somos.
Insisto: Pedro es un afortunado al estar naturalmente marginado de este circo.
No me referiré al «Coordinador del Eclipse» (sin duda, idea de Francisco Javier Cuadra…¿o a qué fue hace dos meses a la Moneda?) (el hombre sabe de cortinas de humo a partir de eventos que ocurren en la galactea)
Tampoco a la ministra de Educación que con infinita displicencia observó el eclipse a la misma hora en que debía estar en el Congreso. Muchos se peguntaron si le descontarían las horas por no estar en su lugar de trabajo.
¡Y el flamante Ministro de Obras Públicas¡ …no le resultó nada en la Araucanía, menos en las carreteras con tacos kilométricos al regreso a Santiago. Claro que «preveíamos que algo así ocurriría». Genio.
Pedro: ojalá hayas llegado a tiempo a descansar a tu choza, a tu privilegiada choza donde la estulticia no tiene cabida.
Comentarios
05 de julio
Fernando, genial tu artículo. Con mi señora comentábamos lo mismo y hacíamos recuerdo de nuestra niñéz , de la misma técnica de la vela. Los medios de comunicación le dieron espacio a cualquier ejemplar para opinar «doctamente» sobre este fenómeno natural. Hubo un profesional, un oculista, que llegó a decir que había que tener cuidado con tomar fotos en forma directa al Sol porque se corría el riesgo que el celular … ¡se quemara ! . Plop
0
08 de julio
y que sera lo que realmente este tapando este eclipse?