La Sirenita pidió cambiar su cola por piernas por el príncipe Eric, Aladdín pidió convertirse en príncipe por Jazmín; si desde niños nos criaron con la idea de encontrar a nuestra media naranja, a nuestro príncipe azul y vivir felices por siempre ¿qué podría salir mal?
El concepto de matrimonio ha cambiado a través de los años, anteriormente se buscaba una pareja que nos permitiera formar una familia tradicional, lo que podría ser para algunos tener hijos, casa y auto; sin embargo, los tiempos han cambiado; y hoy en día se consideran factores como las necesidades individuales, lo que serían las metas personales o los estudios por lo cual, la idea de formar una familia tradicional cada día es más lejana y ello se ha modificado hacia el tener un compañero pero, puede ser que la relación que mantengamos con nuestro compañero elegido ¿pueda afectar nuestra salud mental? O tal vez el cohabitar no es solo un paso previo al matrimonio y este ¿no sea tan beneficioso como nosotros creemos?No queremos decir que no debes tener una relación sino, que si bien una buena relación protege nuestra salud mental; el mantener una mala relación nos puede enfermar y dificultarnos el mejorar
Como premisa, las investigaciones señalan que existe una relación entre la calidad marital y el bienestar personal, señalando que un buen matrimonio es un factor protector para la salud mental de la personas.
Pero ¿cómo sé si tengo una relación de calidad? Investigaciones han propuesto que la calidad de una relación se puede medir por tres factores; el primero, las vulnerabilidades de cada miembro de la pareja algo así como la personalidad que cada uno tenga, lo segundo; aquellos factores estresantes que cada miembro de la pareja enfrente en la relación ya sea juntos o separados, como problemas en el trabajo o viajes. Finalmente, la calidad de la relación se puede medir a través de los procesos de adaptación de cada miembros de la pareja en la interacción con el otro, o sea si me adapto o no a mi pareja.
¿Y si me llevo mal con mi pareja?
Acá tenemos un problema, las probabilidades de depresión aumentan casi 10 veces si una persona se encuentra en un matrimonio angustiado o insatisfactorio.
Los matrimonios que presentan una menor calidad en la relación tienen mayor riesgo de padecer de trastornos psiquiátricos, entre las patologías que más comunes se encuentran además de la depresión, la ansiedad generalizada, los trastornos de pánico y los problemas con el alcohol.
Otro factor para considerar es si se decide solo vivir juntos o realizar un matrimonio desde una institución, ¿por qué dirás tú? Cohabitar es cada día más común, no solo como paso previo al matrimonio entre quienes no se han casado sino también en parejas ya divorciadas y no, no es que queramos ser conservadores; pero se descubrió que parejas que deciden solo cohabitar, presentan relaciones más inestables con mayor niveles de depresión y consumo de alcohol en comparación a quienes se casan.
Pero no es solo eso, también se demostró que las relaciones de pareja conflictivas afectan a la terapia del individuo, o sea, además de pasarla mal en tu relación, ésta impedirá el éxito si decides asistir a terapia.
Entonces, ¿qué hago?
Las relaciones son complicadas suelen ser fuente de estrés, tensión y apoyo en la vida. Sin embargo, las relaciones también pueden desencadenar o exacerbar psicopatologías ya que sirven como factor estresante, las amistades se vuelven más pequeñas, el contacto con amigos disminuye y las amistades en conjunto se vuelven cada día más comunes. Con lo anterior no queremos decir que no debes tener una relación sino, que si bien una buena relación protege nuestra salud mental; el mantener una mala relación nos puede enfermar y dificultarnos el mejorar, por lo tanto recuerda…
A veces no eres tú, a veces son ustedes.
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