Los expertos en incendios forestales hablan de que solo la intervención humana los desata, lo mismo el calentamiento global, las recesiones, la sequía, el hambre, la desigualdad, la pobreza y el Covid-19
Chile vive hoy la fiesta del desconfinamiento. Cientos de personas que se sienten seguras sin mascarillas, se trasladan entre regiones, se aglomeran, se juntan, se ríen, y también lloran. Los números no bajan. Punta Arenas era, hasta hace poco, la «preocupación» del ministro Paris. Esa «preocupación» sigue avanzando y ya está en Concepción y su toque de queda a las 20 hrs.
Pero todo parece lejano para las regiones al norte del BioBío, aquí se abren mall, los restoranes funcionan, las librerías, ferreterías, vuelven los hoteles, y la vida (económica) se abre paso.A cuidarse. A valorar lo poco, o casi nada, que hemos avanzado. La vacuna no asegura la sanación. Nos quedan 7 u 8 meses muy complejos que podemos alargar si asumimos que tomando las precauciones
Hay que volver, sin duda alguna, a trabajar. Pero ¿estamos haciendo la pega correcta para contener la segunda ola?
Europa es el espejo que queremos evitar mirar, pero está ahí con sus tragedias, cierres forzados de pubs y restoranes, toque de queda y fin de las clases.
La segunda ola viene desde el sur de Chile, con cifras que impresionan y que son refrendadas por las constantes en el resto del país. La única solución frente a la apertura es la prevención, el civismo de la prevención que hoy es escaso en actores económicos y autoridades.
Si ya pasamos por un pequeño infierno desde marzo hasta septiembre, queda la otra mitad del camino quizás en peores condiciones porque estamos pavimentando un rebrote impresionante, y basta salir a las calles para notar su aviso de llegada.
¿Cómo trabajamos para retardar su llegada? con la trilogía básica de lavado de manos, distancia social y uso correcto de la mascarilla (siempre). Los actores sociales deben dar estricto cumplimiento a los protocolos entregados por la autoridad o autoimpuestos, auditar su cumplimiento en forma exigente, ser perseverantes en instruir a todos que se debe cumplir a cabalidad, incluso a costa de perder un cliente o usuario.
Pero no se hace. Porque las autoridades instalan los mensajes equivocados, dando la sensación térmica de normalidad, de que todo pasó.
Hemos realizado junto a un grupo de profesionales, un seguimiento acabado de las actuaciones públicas en el tema del Covid-19, queremos ser testigos de esas actuaciones y colocarlas, ojalá tras la pandemia, en conocimiento de la ciudadanía el derrotero de la tragedia y las malas decisiones.
A cuidarse. A valorar lo poco, o casi nada, que hemos avanzado. La vacuna no asegura la sanación. Nos quedan 7 u 8 meses muy complejos que podemos alargar si asumimos que tomando las precauciones, si todos asumen con responsabilidad la cuota de ayuda que corresponde, esto se puede retardar. Está en nuestra manos, lavadas varias veces al día, pero en nuestras manos.
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