Ya se cometieron todos los errores posibles. Ya mintieron hasta la saciedad y las consecuencias las podemos ver en vivo y en directo todos los días.
Nuestras autoridades no solo son ciegos ante la realidad, son sordos ante la evidencia y mudos para justificar tanta desidia pagada, al final, por todos los contagiados. Claro que todos hemos ayudado a la expansión con nuestras irresponsabilidades, claro que nadie se ha quedado en casa, nadie se lava las manos con frecuencia, nadie considera útil el uso de mascarilla y lo hace obligado, pocos respetan el toque de queda y los contagiados salen a pasear a las calles como si nada pasara, porque en realidad no pasa nada.
Los actores políticos, los que dicen nos representan siguen donde mismo, haciendo lo mismo, y buscando administrar una tragedia que la pagaran otros, no ellos.
Los dueños de la verdad, disfrazados hoy de funcionarios de salud, con cargos directivos, asesores, subsecretarios, seremis, siguen con la misma estrategia, la que hace rato se cayó a pedazos, como un castillo de Mañalich, perdón, de naipes. Tocar las puertas de esos funcionarios, presionar por las redes sociales, hablar hasta quedar afónicos en los medios no ha dado un solo resultado hasta ahora. Y como dijimos, los más vulnerables, los que viven hacinados, sin trabajo, sin ingresos, pagarán el costo final y definitivo.Si no vamos a buscar a sus casas a los sospechosos y contagiados, a los que siguen creyendo que esto es una fiesta, los números que hoy nos espantan mañana serán una anécdota que seguro la van a contar los que sobrevivan.
¿Y si mañana los médicos, Ten’s, enfermeras, kinesiólogos, chóferes de ambulancias, personal de aseo, recepcionistas, paramédicos, etc. deciden paralizar su trabajo en protesta por tanta desidia, falta de apoyo, de elementos de protección? ¿Alguien lo encontraría injusto?.
Científicos de datos, infectólogos, expertos en salud pública, analistas, autoridades públicas y ministeriales, estamos acuerdo en una sola cosa : testear, trazar y aislar, la trilogía virtuosa que nos permitirá bajar la presión en los hospitales, aislar a los contagiados, y colocar cierta presión para que la curva baje.
¿Y cómo se hace? Censo Sanitario, como lo hemos repetido hasta el cansancio. Cientos, miles de voluntarios, personal de salud, de las fuerzas armadas, protegidos y capacitados, calle a calle, barrio a barrio, test rápido, sospechosos aislados y trazados. No hay otra solución, no existe otra solución, y en eso, reiteramos, estamos de acuerdo a nivel mundial.
Nuestras «autoridades» anuncian, orgullosos, los miles de test que se realizan cada día, pero luego nos cuentan que 32.000 personas se hicieron el examen, salieron positivos, pero no tienen idea dónde están. Y no pasa nada. Todos siguen ahí, en sus trabajos, sin ninguna responsabilidad ni crítica.
Hemos propuesto a las autoridades, basados en múltiples experiencias internacionales, en las propuestas de quienes trabajan en serio el tema del Covid-19, en el trabajo de los científicos de datos independientes de las autoridades, un Censo Sanitario para la región de Valparaíso, con una propuesta seria, responsable, voluntaria, sin costo alguno, pero hasta la fecha no hemos recibido ni siquiera una acuso de recibo, a pesar de las reuniones de trabajo que se desarrollaron.
Si no vamos a buscar a sus casas a los sospechosos y contagiados, a los que siguen creyendo que esto es una fiesta, los números que hoy nos espantan mañana serán una anécdota que seguro la van a contar los que sobrevivan.
Hasta hoy la movilidad no baja, los contagios y las muertes aumentan, la pobreza y el hambre aumenta exponencialmente, las ayudas estatales tardan, los populistas sacan su tajada, nadie cuestiona el actuar de los políticos que siguen con sus mismos sueldos y prebendas, y las autoridades siguen tratando de convencernos que de esta «salimos juntos», lo que es una mentira, porque la distancia social nos obliga a estar lejos. Y eso, nos tiene en un callejón sin salida.
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