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La Iatrogenia en Centros Residenciales de Sename

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Conocimos las cifras de niños, niñas y adolescentes que han fallecido mientras se encontraban en instituciones públicas o privadas bajo una indicación judicial, medidas administradas por el Servicio Nacional de Menores (Sename)

En resumen encontramos que desde el año 2005 a junio del presente año han fallecido 865 personas que se encontraban en distintos programas del SENAME. De esta cifra, 210 niños, niñas y jóvenes se encontraban en residencias de protección (instituciones colaboradoras que reciben subvención y los Centros de Reparación Especializada administrados por Sename o CREAD). 74 eran menores de 6 años y 113 tenían algún grado de discapacidad. Respecto a la causa de muerte, 47 personas no tienen “causa concluyente” de muerte, 31 están asociados a una enfermedad y 132 la causa no está asociada a una enfermedad.

¿Por qué impactan tanto estas cifras? Una de las condiciones de una buena política es que ésta no debe ser iatrogénica, o sea, no provocar daño en su ejecución. Eso es lo que todos nos “duele”. Y más allá de la muerte, hay evidencia de toda la iatrogenia de programas mal formulados y peor ejecutados. Porque más allá de una dolorosa muerte, hay tantos daños asociados a la intervención en infancia irresponsable, sin recursos, delegada irresponsablemente, descoordinada, estigmatizada. La cifra de víctimas que simplemente ingresan a los programas sí que debe impactar.

Ahora bien, ¿por qué los niños, niñas y jóvenes en residencias o en centros de justicia juvenil son más vulnerables? Diversos estudios y experiencias así lo evidencian. La Academia Americana de Pediatría indica que “niños y adolescentes en centros residenciales de protección tienen mayor prevalencia de trastornos físicos, del desarrollo, dentales y de salud mental, que cualquier otro grupo infanto-juvenil. Estos trastornos son crónicos, subdiagnósticados y reciben escaso tratamiento, y van a impactar todos los aspectos de la vida de éstos aún después de que egresen del sistema residencial” (AAP, 2005). La AAP este año les dio la categoría de personas con necesidades especiales de atención. Otros estudios aportan:

  • 50% reciben medicamentos; 16% reciben >1 psicofármaco (Oliván, G.,2003; Lewis, C., et al, 2011; Steele, J.& Buchi, K., 2008)
  • Cerca de 50% sufre patologías crónicas como asma, trastornos auditivos o visuales, problemas dentales y malnutrición
  • Niños/as en residencias tienen entre 3-6 veces más problemas emocionales, de comportamiento y del desarrollo que la población general
  • Cerca del 80% padecen serios trastornos emocionales
  • Presentan mayores tasas de mortalidad que la población general
  • Cerca del 59% tiene posibilidades de ingresar a justicia juvenil, 28% mayor posibilidades de ser arrestado en la adultez y 30% tiene mayores posibilidades de cometer un crimen violento
  • Mujeres que han pasado por residencias tienen 6 veces más posibilidades de ser madres antes de los 21 años (Lucas, 2013)

Además, conocimos resultados del diagnóstico realizado a cerca de 6.000 niños y niñas que residen en programas de Sename por parte del MINSAL. Un 27% presentó alguna patología mental y 6% alguna enfermedad crónica. Un 24% no tenía ningún control de salud previo. Estas cifras aunque impactan, no son correlativas a la evidencia internacional ya expuestas y representan un diagnóstico parcial a las necesidades de salud de esta población.

Niños y adolescentes en centros residenciales de protección tienen mayor prevalencia de trastornos físicos, del desarrollo, dentales y de salud mental, que cualquier otro grupo infanto-juvenil

Dadas estas características, uno se pregunta ¿qué le está ofreciendo el Estado Chileno a esta población tan especialmente vulnerable y crónicamente vulnerada? ¿Qué hacemos para evitar sus muertes y sus malestares? ¿Qué hacemos para prevenir o más bien promover su salud integral? ¿Qué hacemos para ofrecerles mejores condiciones que las que les eran ofrecidas en su comunidad?

Si nos preguntamos si Ud dejaría una noche a su hijo/a al cuidado de una residencia de Sename, la respuesta debe ser afirmativa. Para llegar a este estándar necesitamos:

  • Servicios o programas de calidad. Implica dar una calificación máxima a las condiciones de residencia, alimentación, acceso a atención de salud. Un niño/a o joven que egresa del sistema debe tener un mejor estado de salud a como ingresó a éste.
  • Intersectorialidad. Son los Servicios de Salud la que debe cumplir la responsabilidad de la atención de salud y cómo en muchos países, asumir los cuidados al interior de residencias (y cárceles). Introducir las residencias como una extensión de la red de salud. Actualmente los centros funcionan como un ente externo, sin priorización de servicios, entrabado por procesos administrativos y sin garantías especiales dada su mayor vulnerabilidad.
  • Recurso Humano. Deben poseer formación acreditable en salud y especialización en este tipo de población, tanto en lo técnico como en lo humano, así como el cuidado de éste por parte de la institución. El equipo de salud debe depender de las autoridades de salud.
  • Habilitación de dependencias. Las residencias deben contar con la implementación sanitaria para atender las necesidades de salud y responder emergencias. No basta con autorización sanitaria, sino requiere un estándar más alto.
  • Cambio del modelo de atención. Recomendaciones técnicas internacionales cuentan con detalles de la cobertura de prestaciones especiales que deben recibir estos niños y niñas, con qué frecuencia, qué evaluaciones realizar y en qué momento, qué vacunas especiales deben recibir respecto a la población general, entre otras prestaciones. El foco debe centrarse en la prevención y no en el manejo de una crisis.
  • Desinternación. Priorizar instancias ambulatorias de calidad y efectividad, centrados en la familia y comunidad. La internación debe ser lo más breve y lo menos traumática posible para  los niños y niñas.
  • Ley de Protección a la Infancia. Es necesario unificar el marco legal respecto a la protección de derechos de menores de edad, considerando la Convención de Derechos del Niño.

En conclusión, la responsabilidad del Estado ahora está en actuar en conciencia a los datos entregados por las auditorías realizadas en los centros residenciales. No olvidando las condiciones de jóvenes que están imputados o condenados con medidas privativas de libertad, otro población tremendamente invisibilizada y con necesidades vitales aún más complejas y urgentes que solucionar. Nos encontramos con niños, niñas y jóvenes con necesidades especiales de cuidado. No podemos permitir que los cuidados de salud dependan del esfuerzo sobrehumano que realizan los equipos, que deban golpear miles de puertas para conseguir una atención, que se les nieguen prestaciones como  vacunas o controles de salud infantil o adolescente por trabas administrativas de los centros de salud primarios, que niños o jóvenes mueran porque no recibieron tratamiento oportuno, que las condiciones sanitarias de las residencias sean en ocasiones menos que precarias, que Sename licite millones en medicamentos indicados por profesionales particulares porque la red no garantizó una atención oportuna o de calidad. Basta ya, necesitamos movilizarnos y proteger a aquellos que más nos necesitan. No más muerte, no más sufrimiento, no más dolor. No más propuestas, declaraciones ni planes. Necesitamos acción ya!

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2 Comentarios

peon

Le compro la receta!

Cuánto cree usted que cuesta?

(Que se la compre no quiere decir que enviaría a uno de mis hijos al Sename, ni siquiera por un minuto, aún cuando la vendiera sin faltar a ni siquiera una coma. Si se le ocurre otra pregunta macabra, piense primero en qué hacer con sus propios hijos… O hijas…)
______

No veo a un Estado responsable, tal como ud. supone que debiera existir. De hecho, todavía ni siquiera entiendo quién es el Estado.
Disculpe mi falta de comprensión e ignorancia.

Más bien diría que quienes tienen acceso a la toma de decisiones, debieran tomar las decisiones correctas.

Y esto a partir de cuándo debiera pasar?

Primero debe esclarecerse con certeza y transparencia de qué falleció cada niño, niña, o menor, o menora, o cada joven, o cada jovena.

__

Resto de los factores constantes, se hará algo «en la medida de lo posible», lo cuál quiere decir sin sacrificar sueldos políticos, para que no le falte dinero a esa manga de cuchufletas.

Manteniendo todo constante aún, la mejora al nivel de su receta, no va a pasar.

Luego, qué significa para usted movilizarnos?
Yo tengo una concepción respecto de esa movilización.

Mi concepto es que la ciudadanía debe organizarse de forma autónoma, y tomar el poder político de la nación con Programa de Gobierno y Presupuesto Nacional propio y ciudadanos que representen ese proyecto y terminen con la fiesta borracha de los partidos políticos.

No creo en resultados por marchas…

Felipe Durán

Felipe_Duran_M

Me parece que lo urgente es debatir sobre esta problemática.
Si bien siempre es bienvenido al aumento de recursos o cambios estructurales como anunció Bachelet, me parece más urgente el diagnóstico con todos los actores involucrados más la ciudadanía antes de este tipo de anuncios.
Porque si no se comienza por tomar «el toro por las astas» siempre serán soluciones parche.
La pregunta quizás sería cuánto nosotros como sociedad estamos dispuestos a cuestionar el ordenamiento político económico que nos rige.
Yo pienso que todos en mayor o menor medidas somos responsables de lo que pasa en el SENAME.
El día que estemos dispuestos y dispuestas a jugárnoslas, podremos llegar más a fondo y solucionar el problema y todos lo que decidamos abordar.
Saludos cordiales, buena columna