Fui funcionaria en Sename, trabajé como enfermera en un residencia de lactantes y como técnico a nivel central en temas de salud. Fui voluntaria en una residencia administrada por una colaboradora de Sename. Lamentablemente conozco de cerca las necesidades de los niños, niñas y jóvenes que habitan en residencias. Y considero que es una gran oportunidad lo que se está generando a nivel político y social respecto a la labor del Sename, como una ciudadana doy mi opinión.
Entiendo que la mala política tiende a ser reactiva ante la contingencia, y así es cómo se ha actuado a la fecha respecto a los niños y niñas en condición de vulnerabilidad. Sra. Presidenta y otros tomadores de decisión, aplaudo que saquen la voz y se apenen, pero ahora necesitamos una política pública de excelencia.
Los niños, niñas y jóvenes no necesitan de recursos para comprar insumos, habilitar «enfermerías» o contratar servicios médicos privados. No, eso es poner un parche que sólo cubre la herida. Y la herida es profunda, sangra, duele y lo peor aún se extiende e infecta. Hay que mirarla, tratarla con calidad y cariño, radicalmente y con una mirada a largo plazo. Cómo usamos esos recursos que ustedes. «inyectaron»?
- Los niños, niñas y adolescentes necesitan relaciones estables y recíprocas. Por lo tanto la inversión debe ser en el RRHH en su calidad técnica y ética. Profesionales de excelencia, bien remunerados, con estabilidad laboral, con estrategias de cuidado al funcionario. Los niños no pueden ser cuidados por personas con escasa formación, en condiciones de alto estrés y sobrecarga laboral, con contratos dependientes de la subvención, personas sin corazón. Lo he visto. Si queremos que los niños estén seguros, necesitamos alta calidad en quién los protege para no perpetuar modelos de interacción nocivos por los cuales llegaron a ser ingresados a uno o más programas.
- Fortalecimiento de la atención primaria. Necesitamos que el MINSAL entre a las residencias, con sus dispositivos de APS y con un modelo integrado a la red de salud. No podemos sostener más un modelo en el cual Sename o las organizaciones subvencionadas a su modo traten de dar respuesta a las necesidades sanitarias. Que se pague por servicios externos. Necesitamos garantías públicas de oportunidad y resolutividad. Y no sólo en salud mental. No necesitamos que compren camillas si no hay profesionales capacitados para hacer uso de insumos y medicamentos. No necesitamos residencias especializadas, necesitamos que la oferta en salud se amplié para esta población para cubrir todas las necesidades en la comunidad no en encierro.
- Protocolos de referencia y contrareferencia. Al estar las residencias o programas ambulatorios involucrados en la red de salud, con actores claves identificables en caso de necesidades críticas, el acceso debe ser más expedito. No hablo de lindas palabras en el papel, esas ya existen, sino real coordinación entre servicios sociales y sanitarios. Lamentablemente desde el área sanitaria encontramos una sub-intervención en el área preventiva y alta alarma pública ante casos vitales como se ven en los medios de comunicación. Ambos extremos no le están haciendo bien a nuestro país.
- Necesitamos un diagnóstico integral a todos los niños de la red Sename. A todos, no sólo los que habitan en residencias. Debe considerar variables físicas (nutrición, desarrollo psicomotor, vacunas, enfermedades crónicas, exámenes de laboratorio, uso y tipo de fármacos), emocionales, cognitivas, etc. Sabemos por estudios internacionales cuales son los desafíos sanitarios con esta población, pero cómo estamos por casa? Estamos interviniendo a ciegas y, desde mi experiencia, con alta fuga de recursos económicos y humanos en intervenciones que no son costo-efectivas.
- Innovación vs uso de recursos comunitarios. Hay que crear nuevas formas de cuidado a este grupo social. Cómo intervenimos en jóvenes que habitan en la calle? Cómo llegamos que los especialistas se acerquen a los niños/as? Necesitamos visitas domiciliarias a residencias, con objetivos preventivos como terapéuticos, telemedicina para interconsultar casos, operativos en horarios y formas adecuadas y lo más robusto en cuanto a integralidad de la atención a niños en situación de calle, reuniones técnicas para análisis de casos entre residencias con red de salud sanitaria y social validando el aporte de cada actor, llevar a las comunidades a los centros, asignación de referentes técnicos para personal de residencias (en la mayoría de casos funcionarios no formados en materia de salud). No necesitamos la instalación de un régimen totalitario en residencia, sino abrir los espacios a lo que ya existe.
- La ley de protección a la infancia. Sin un marco legal, la satisfacción de necesidades de población queda a la deriva de las prioridades de los gobiernos, creatividad de los servicios, priorización de recursos, etc. Debemos garantizar el bienestar de niños, niñas y adolescentes en condición de vulnerabilidad. El foco debe ser evitar la internación, y que ésta se ejecute en casos graves y que la calidad de los servicios entregados sea óptima.
En el video adjunto del Center on the Developing Child at Harvard University, quienes han investigado y estudiado el impacto del ambiente en el desarrollo infantil, propone los focos que deben tener las intervenciones en el cuidado de niños y niñas. Un torpedo de unos 7 minutos.
Basta de leer minutas, de asistir a reuniones rimbombantes, de sacarse fotos sonriendo por anuncios ciegos. Cuando miren con sus propios ojos, ahí si dolerá, ahí sí este tema será urgente.
Honorables, tómense unos días y vayan a hablar con niños y niñas que habitan en residencias, que participan en programas o están privados de libertad. Hablen y observen las interacciones de los niños/jóvenes con los funcionarios. Que el funcionario hable sin miedo, de frente, sin temor a perder su trabajo. Observen los lugares en donde habitan o deambulan los niños y niñas. La comunidad, el entorno. Quédese un día entero en el centro, no sólo para la foto con la «guagua», vea cómo son alimentados los niños o cómo duermen. Converse con las familias de niños, niñas o jóvenes que están en programas de Sename. Basta de leer minutas, de asistir a reuniones rimbombantes, de sacarse fotos sonriendo por anuncios ciegos. Cuando miren con sus propios ojos, ahí si dolerá, ahí sí este tema será urgente.
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