Cuando enfrentamos momentos difíciles por lo general recurrimos a distintos medios de escape para evadir la angustia, es algo propio de la naturaleza humana y cada quien tiene el suyo. Puede ser que consumas cigarrillos, alcohol, que te dediques a ver maratones de series o también cabe la posibilidad de que prefieras el sedante más venerado de todos, ese que llaman DIOS.
Porque no importa lo complicada que sea tu situación, Dios puede ayudarte, después de todo eso es lo que hace ¿no? pero entonces díganme por qué este ser omnipotente parece ayudar solo a unos pocos, acaso hay una distinción entre aquellos que merecen el favor y quienes merecen en castigo divino. ¿Cómo explicamos las incontables atrocidades cometidas en su nombre? ¿Qué tal la mescolanza de dogmas racistas y sexistas que se predican en sus iglesias? De donde sale todo eso, ¿acaso ese es el deseo de Dios en este mundo?
Entonces Dios es algo así como un amigo imaginario colectivo, un ser superior que todo lo ve y que siempre estará de tu lado. Bueno discúlpenme la herejía, pero hace tiempo que no creo en amigos imaginarios.
Quiero dejar en claro que no pretendo abordar la existencia de Dios ni abrir el debate de si existe o no la vida después de la muerte, me considero un humanista y mis preocupaciones remiten a la vida antes de la muerte, por lo tanto cuando expreso mi critica de lo que conocemos como Dios no me refiero solo al Dios cristiano, el cual por geografía nos ha sido impuesto, sino que me refiero a todas las religiones organizadas porque ya sea que compartas o no sus creencias, los resultados de estas nos afectan a todos.
Desde el punto de vista práctico las religiones son grupos mutuamente excluyentes creados para mantener el control, traficantes que vuelven a sus seguidores adictos a la droga de la esperanza, hambrientos de mentiras que les permitan tener su hit de dopamina. Demasiado contentos en la ignorancia como para ver la verdad. Que no existe tal cosa como el poder o el orden absoluto, solo el control.
Las creencias que profesan suelen ser irracionales y frecuentemente están demasiado arraigadas como para cambiarlas mediante la lógica, como una enfermedad neurodegenerativa que empeora con el tiempo. Dogmas diseñados específicamente para dividirnos de modo que a los charlatanes que quieren gobernar les sea más fácil manipularnos. Después de todo resulta más fácil gobernar un montón de fanáticos que a ciudadanos pensantes, los fanáticos no cuestionan, no requieren ser convencidos y no sienten miedo pues viven en el mundo que se les vende mediante las sagradas obras de fantasía. El rebaño ideal.
Entonces Dios es algo así como un amigo imaginario colectivo, un ser superior que todo lo ve y que siempre estará de tu lado. Bueno discúlpenme la herejía, pero hace tiempo que no creo en amigos imaginarios.
Pero el derecho a profesar un culto es algo que deberíamos tolerar, lo que no debemos tolerar es la intolerancia que suelen generar estos sistemas de creencias absolutistas.
Supongamos entonces que he decidido rehuir de las enseñanzas que recibí durante mi crianza religiosa ¿eso significa que soy una mala persona? ¿Qué hace a una persona buena o mala?
Es un tema profundo que da para hablar, uno de mis pensadores favoritos sobre el tema es el filósofo Alemán Friedrich Nietzsche, quien en su obra “Así hablo Zaratustra” (1883) nos suelta una de sus frases más famosas cuando dice que debemos ir “más allá del bien y el mal” pero ¿Qué quiso decir Nietzsche con esto?
El concepto de romper con las dualidades no es nuevo en la filosofía, aparece con distintos nombres en las enseñanzas del Buda, Lao tse y Confucio, el equilibrio que buscaban Sócrates y Platón, la tercera fuerza de los alquimistas o el inconsciente colectivo del que hablaba Carl Gustav Jung. Pero la genialidad de Nietzsche radica en lo práctico que fue en explicar su pensamiento. Ir más allá del bien y el mal implica que hay algo más que las dualidades humanas basadas en absolutismos.
Imaginen que tenemos una balanza que queremos mantener paralela, en un extremo esta todo lo bueno y al otro extremo esta todo lo malo, de modo que el conjunto se mantiene nivelado por estas dos fuerzas haciéndose contrapeso, la lógica de esta analogía lleva a pensar que cuanto más peso se cargue hacia uno de los polos, más se inclinara el sistema en esa dirección, perdiendo el equilibrio. Entonces una persona que ve el mundo desde las dualidades tendría que contemplar tanto acciones “buenas” como “malas” si desea permanecer en equilibrio. Finalmente, la suma de acciones y pensamientos destilan en una construcción de lo que es absolutamente bueno (Dios) y lo que es absolutamente malo (el Diablo).
Pero si vemos más allá de estos constructos absolutos nos damos cuenta de que somos nosotros mismos quienes los hemos ido construyendo en base a la realidad que vivimos y que por tanto aquello que consideramos el bien y el mal son relativos a nuestras vivencias, esta escala de valores sería personal y no podríamos esperar que aplique en un 100% para otros. La gran jugada de las religiones es defender que su escala de valores es superior a las otras y de allí surgen los conflictos cuando todos dicen ser portadores de la verdad.
Esta realización lleva a cuestionar todo, lo cual creo que es algo que deberíamos hacer más seguido pues el cuestionamiento y la reflexión no son un destino, sino que son el camino que lleva a la verdad porque la calibración de la brújula moral personal con frecuencia tiende a orientarse hacia valores más universales.
Se podría decir que soy ateo por la lectura de la biblia, que me volví creyente de las personas cuando vi lo que podemos hacer juntos, de hecho, soy defensor de un mundo con mayor libertad de creencia porque si purgamos las religiones de los aspectos tóxicos de la iglesia podríamos ver que Dios siempre estuvo aquí.
Comentarios
14 de junio
Bueno, como este discurso circulan cientos, todos de alguna manera ironizando sobre una divinidad antropomorfa. Probablemente la verdadera divinidad no este ni siquiera interesada en nosotros, parece seguro que no le importamos un rábano, y además sabe que no somos más que un suspiro en el tiempo, es decir, existencia imaginaria, seres imaginarios compuestos de nada, vacios , y más encima prisioneros en una esquina ínfima del universo por enfermos, soberbios y asesinos, es decir nada que hacer.
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11 de abril
Mmm. No, no, no y no. No entiende usted la psicología de la religiosidad. Es como el arriero que pasea despreocupado su rebaño por los campos e ignora por completo el acontecer de los astros en el cielo.
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