Vamos por una mejor Convención

Definido ya el amplio triunfo del Rechazo en el Plebiscito de Salida, las negociaciones para empezar un nuevo proceso constituyente han estado algo turbulentas. Para entender la complejidad de la negociación, es necesario explicar el triunfo del Rechazo, no es de sorpresa de nadie que quienes jugaban por el Rechazo era toda la derecha, la que históricamente promedia en elecciones el 44% del padrón electoral, por lo tanto, era de suma urgencia que la derecha lograra construir en el rechazo una opción transversal, cosa que finalmente logró gracias a la enérgica participación de Rincón, Walker, Parada, Harboe.

---

Una nueva convención, la cual por supuesto puede estar acompañada de expertos, que cumplan un rol consultivo, de apoyo técnico indirecto y de armonización durante todo el proceso, es el mejor camino para resolver el vicio de ilegitimidad de la Constitución

Más simple aún, el Apruebo fue solo una parte de la izquierda y el Rechazo la unión de toda la derecha + un sector importante de la exConcertacion de partidos de centroizquierda. Ahora, es necesario, explicar esto porque la opción del Rechazo se puede desagregar en 3 partes. La derecha del plebiscito de entrada, la que hoy juega el rol de oponerse a cualquier proceso de redacción de una nueva constitución, representada en el mapa político por el Partido Republicano, está la derecha tradicional, Chile Vamos, que hoy se debate internamente por el mecanismo para empezar el nuevo proceso, y la parte de la exconcertacion por el Rechazo, que desde un principio señalaron que se la jugaran por una nueva Convención Constitucional. Por su parte, la izquierda derrotada, también se la jugará por una nueva convención, seguro con algún matiz respecto de la centroizquierda. Es decir, dada las diferentes posiciones, el hecho de concretar un mecanismo va a ser la posición que tome Chile Vamos, y el Partido de la Gente. En la derecha tradicional. Evópoli dio un paso adelante asegurando que impulsarán una nueva convención electa, sin los arreglos electorales de la primera convención, mientras tanto la UDI y RN mantienen dudas en esta idea dado la supuesta mala valoración que quedó de la primera convención, según arrojan diversos estudios de opinión.

¿Cuál es la mejor opción para resolver el vicio de ilegitimidad de la Constitución Actual? ¿Una Nueva Convención? ¿Solo expertos? ¿Reformas vía Congreso? Lo primero es señalar que los mismos estudios de opinión que señalan la mala percepción de la primera Convención, también señalan que el sentimiento de cambiar la constitución sigue siendo un sentir mayoritario, por lo tanto, un nuevo plebiscito de entrada, sería un esfuerzo innecesario.

Ahora bien, es normal que después de un rechazo tan amplio al texto que propuso la Convención anterior, se despierten dudas de iniciar un mecanismo similar, el tema es que el temor que surge de la convención no es el organismo como tal o el fin de este, sino más bien el temor radica en quienes eventualmente serían parte del colegiado, duda más que legítima considerando el actuar de los ex convencionales, que en su mayoría fueron electos a través de listas de independientes, regla especial en la cual hay un amplio consenso en no ser repetida.

En Chile, hay un vicio de ilegitimidad de la Constitución que radica en 2 grandes aspectos, origen y participación cívica. La de origen se sostiene en el período histórico en el cual fue redactada la Constitución Vigente, en 1980, plena dictadura civico-militar, y por supuesto la poca participación ciudadana en el proceso de redacción del texto, el cual fue redactado por «expertos constitucionalistas» agrupados en la Comisión Ortúzar. Ambos aspectos son fundamentales a la hora de entender porque Chile sigue sumergido en una cuestión constitucional, a través de reformas vía Congreso la actual carta fundamental, ha sido modificada en innumerables ocasiones, en democracia, siendo las más importante en el Año 2005, aquel mecanismo podría haber resuelto el problema de legitimidad de origen de la C80, pero por supuesto olvido completamente el aspecto que se traduce a participación cívica, una parte importante de los chilenos sintieron que los congresistas no eran legítimos representantes para cambiar la constitución, y el vicio de ilegitimidad se mantuvo abierto hasta la insurrección social de 2019.

En 2020, los chilenos en una abrumadora mayoría decidieron cambiar la Constitución, y por una diferencia aún más amplia, decidieron que esta nueva Constitución, debía ser redactada por personas electas exclusivamente para ese fin. Lo cual, nos hace un claro reflejo que la solución a la cuestión constitucional chilena, parece estar concentrada en elegir a personas determinadas para la redacción de un nuevo texto constitucional, esa señal clara y directa fue muy mal canalizada por el congreso de la época, quien distorsiono el sistema electoral chileno, permitiendo que independientes compitieran en elecciones como partidos políticos clandestinos, esto sumado al álgido momento que vivía Chile, hizo que la elección de convencionales permitiera el ingreso de candidatos que reflejaban de mejor forma el ethos de la insurrección social de 2019, el resultado esta la vista, una constitución altamente sectarista que terminó siendo ampliamente rechazada.

¿Cómo se debe redactar la esperada Nueva Constitución? Dentro de las 3 opciones que hoy suelen conversarse, está la opción de una nueva convención (mixta o 100% electa), la conformación de una propuesta elaborada exclusivamente por un panel de expertos, y la posibilidad de iniciar un proceso de grandes reformas vía Congreso. Tal como se mencionó anteriormente, las ya múltiples reformas vía Congreso no dieron nunca respuesta a la cuestión constitucional, pese a terminar con el vicio de su origen, por lo tanto, un nuevo proceso de este tipo, sería aún dejar abierta la ilegitimidad de la Constitución.

Por otra parte, una convención realizada exclusivamente por el panel de expertos, quienes probablemente sean abogados ligados a los centros de pensamiento de los partidos políticos, incluso se ha mencionado a ex presidentes de la República, sería lo más similar posible al mecanismo original por el cual fue redactada la actual constitución vigente, dejaría de lado la participación ciudadana y probablemente sea acusada de una cocina o de ser un remake de la comisión Ortúzar- Por ejemplo, ¿Una constitución redactada por una figura designada como podría ser eventualmente Ricardo Lagos, daría garantías de ser estable en el largo plazo? Sin poner en duda su capacidad técnica, una figura controversial como la de él, sin duda daría espacios a fuerzas políticas populistas a cargar contra la constitución redactada, fin contrario al que se busca que es que esta nueva constitución este lo más libre posible de cuestionamientos para que se a duradera en el tiempo.

Dicho esto, dado que las dos anteriores opciones dejan abierto el espacio a cuestionamientos posteriores, la mejor opción parece ser crear una Nueva Constitución bajo el método de una nueva convención (nombre que incluso puede ser modificado para evitar susceptibilidades), el tema en discusión seria como conformar esta nueva convención, bajo un método mixto que considere congresistas y constituyentes electos, o una 100% electa. Lo importante aquí es definir cual opción seria más aceptada socialmente, a mi parecer, los actuales congresistas no debiesen ser parte de un órgano constituyente, primero, por supuesto gozan de ser una institución con bajísimos niveles de aprobación, segundo, pese a los múltiples intentos de reforma constitucional, nunca su poder constituyente ha sido aceptado socialmente por la ciudadanía y tercero que constituyan un eventual nuevo poder legislativo quienes ya forman parte de él, termina quitando legitimidad al proceso.

Por ejemplo, ¿estarían los congresistas dispuestos a fijar un límite a su reelección, o establecer requisitos que eleven la calidad técnica para ser parlamentario? Una convención 100% electa permite separar de mejor manera las funciones legislativas y constituyentes, haciendo disminuir el conflicto de interés a la hora de redactar normas que regulen el poder de precisamente quienes se encuentran ejerciéndolo. Ahora por cierto, la nueva convención que se proponga debe aprender de los malos episodios que dejo la pasada, y de plano descartar la participación de independientes agrupados en listas y la sobrerrepresentación de escaños reservados, si la convención anterior fracasó y así también lo sitúan los distintos estudios de opinión, es debido a la actitud de exconvencionales que en su mayoría fueron electos por listas de independientes, para nuestra suerte, de concretarse una elección de convencionales lo más pronto posible, esos exconvencionales se encontrarían inhabilitados para postular nuevamente como constituyentes. Los eventuales nuevos candidatos a convencionales también enfrentarán un Chile muy distinto al de 2019, con ciudadanos que hoy priorizan temas como seguridad, costo de la vida, etc., por lo tanto, es difícil que candidatos que deseen revivir el estallido social puedan tener éxito hoy en una elección de Convencionales. En resumen, sin reglas especiales, y con Chile en otra sintonía, es extremadamente difícil que esta nueva convención fracase

Una nueva convención, la cual por supuesto puede estar acompañada de expertos, que cumplan un rol consultivo, de apoyo técnico indirecto y de armonización durante todo el proceso, es el mejor camino para resolver el vicio de ilegitimidad de la Constitución que ni siquiera con el paso de tiempo, la democracia ha logrado resolver: La participación cívica, una participación efectiva donde los chilenos sientan que fueron parte de las reglas del juego del país, eso es lo único que generaría un amplio consenso y terminaría contra los cuestionamientos a la Constitución, ninguna fuerza política populista en el corto plazo crecería tratando de cargar contra esa imponente expresión ciudadana.