La base de un desarrollo moderno y eficaz es el respeto de la diversidad de las propias regiones, tomando en cuenta sus diferenciaciones geográficas,climáticas, productivas y culturales. Al desecharlas, se produce un desbalance con el centro y se genera disconformidad ciudadana. El modelo actual ha dejado de lado el concepto original de los gobiernos locales, objetivo primordial de la regionalización.
La realidad que vivimos en Aysén ante la intención de HidroAysén de represar la cuenca del Baker y construir en nuestros ríos emblemáticos Baker y pascua 5 represas de muros de contención con una intervención despiadada, nos ha llevado a reconocer en esta intención una profunda falla en el modelo actual de la administración de las regiones. Es imposible pretender proyectarnos de manera adecuada a nivel de país, si los que vivimos en regiones somos usurpados de nuestros derechos más elementales y además no somos considerados por el gobierno central, que destruye las regiones para beneficio del centralismo de Santiago.
La regionalización es una herramienta eficaz, que permite crear una realidad social con carácter local y mejorarlo en favor del país. Ello permite que el modelo como un todo sea más eficiente y uniforme, con el objetivo de obtener libertad, participación, autonomía y desarrollo para todos y no solo para algunos, como ha venido sucediendo en los últimos 20 años. La regionalización es un engranaje funcional, que permite un desarrollo equilibrado fundamentado en la equidad. Esta visión teórica de lo que se supone es una regionalización adecuada, ha sido olvidada en forma eficiente, encontrándonos al día de hoy con un modelo administrativo centralista, que usa a las regiones y las usurpa de su individualidad para mantenerse.
La regionalización ante todo es la búsqueda del desarrollo con consecuencia, desde un punto de vista que va mucho más allá de los propios vínculos administrativos, que tienen como objetivo principal la descentralización de los órganos administrativos, con un modelo de desarrollo de acuerdo con la idiosincrasia de cada región, con respeto y unión cultural. La realidad de hoy es totalmente contraria al objetivo de lo que se persiguió al momento de instaurar el sistema de regiones en el país, en búsqueda de un mayor dinamismo y un desarrollo micro-económico que fuera sustentable en el tiempo.
La constitución del 80 intento de mala manera rectificar esa falencia con algunas consideraciones, pero lamentablemente la visión del “Estado unitario” ha sido una lacra que los políticos en democracia no han tenido la audacia de cambiar, principalmente por intereses centralistas que no representan el bien general y sí el particular, de ideales muy ajenos al bien social de los mismos partidos políticos y de los que los dirigen.
Las regiones no tienen personalidad jurídica y no cuentan con un patrimonio propio, lo que las hace extremadamente dependientes. Y son las que precisamente tienen la riqueza.
El Estado chileno tiene una sola autoridad ejecutiva vigente, que nos lleva a la aberración de que en Aysén, a pesar de haberse demostrado fehacientemente que el proyecto de HidroAysén no es viable por la destrucción ambiental y social para al territorio de la cuenca del Baker y que no es un vía responsable para mejorar la matriz energética chilena actual, el proyecto estaría a punto de ser aprobado. En definitiva, tenemos un consejo de ministros que ya tiene una reunión pautada para fin de año con el claro objetivo de dar el vamos final a HidroAysén, con un gobierno que no duda en efectuar una manipulación maliciosa de la información en detrimento de Aysén y de sus habitantes para sacar el proyecto adelante.
La base de un desarrollo moderno y eficaz es el respeto de la diversidad de las propias regiones, tomando en cuenta sus diferenciaciones geográficas,climáticas, productivas y culturales. Al desecharlas, se produce un desbalance y un círculo vicioso negativo que generan disconformidad ciudadana. El modelo actual ha dejado de lado el concepto de los gobiernos locales, objetivo primordial de la regionalización. Ellos permitirían modernizar y flexibilizar las competencias de una ejecución certera, asignar recursos proporcionales de manera justa, e incrementar los porcentajes en la participación del gasto público, descentralizando y flexibilizado la toma de decisiones.
Hoy más que nunca necesitamos potencializar las regiones y darles la independencia que se merecen y hacer que la diversidad de los elementos culturales, sociales y económicos que representan, nos den el fundamento que necesitamos para producir los cambios y catapultarnos hacia los desafíos que nos esperan.
Por Andrés Gillmore, Secretario y vocero de la Corporación Costa Carrera Cuenca del Baker Aysén.
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Foto: Archivo de Wikipedia
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