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Ni izquierda ni derecha. Nosotros. ¿Qué significa?

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La consigna, “ni izquierda ni derecha” ha sido tomada de manera superficial por la elite política. La ven como el resultado de un enojo sin reflexión o, un exabrupto sin importancia, porque al final de las cosas, piensan ellos, las demandas ciudadanas deben pasar por canales oficiales donde los partidos son partes. Esta manera de considerar la consigna se estaría equivocando en varios planos. Porque, si se la analiza de manera más rigurosa, ni izquierda ni derecha, simplemente significa “nosotros”. Un nosotros que intenta rescatar al hombre comunitario atrapado en el yo narcisista de la cultura pos-moderna, pero, además, denuncia la inexistente relación entre ciudadanía y partidos.

Puesto así, comenzamos a ver que la consigna no nace del enojo, sino, del análisis que la ciudadanía hace de los partidos y su papel en la sociedad. Definiendo que los partidos, tanto de izquierda como de derecha, no están interesados en los ciudadanos como colectivo, sino en las personas como individuos. Esta percepción se manifiesta claramente en tiempos eleccionarios, cuando los partidos se esfuerzan por conseguir candidatos imágenes, como deportistas, artistas, gente de farándula; gente inofensiva, fácilmente amoldable a los intereses partidarios. Y como contra partida, no muestran interés alguno, por reclutar a personas involucradas con la lucha social.


Surge el partido “gestión”, donde la gestión reemplaza a la política. Ya no hay que transformar solo gestionar. Consecuentemente, los partidos están llenos de tecnócratas y vacíos de luchadores sociales

Efectivamente, los partidos a principio de los años 90, abandonaron la idea partido de masas que los unía a agrupaciones como sindicatos, pobladores y estudiantes. Para los partidos, lo colectivo dejo de tener importancia, pero solo una vez que lo colectivo fue destruido o atomizado mediante leyes y medidas represivas. De esta manera, los partidos sufrieron una metamorfosis horrible, donde la política pierde su sentido transformador y ya no es necesaria. No es necesaria porque el rol del Estado disminuyó y perdió importancia en la lógica del sistema neoliberal de acuerdo al rol que la Constitución le asigna al Estado: de subsidiario. De esta metamorfosis surge el partido “gestión”, donde la gestión reemplaza a la política. Ya no hay que transformar solo gestionar. Consecuentemente, los partidos están llenos de tecnócratas y vacíos de luchadores sociales. Pero este cambio no solo afecto la relación partido-masa, sino también, partido-militancia. La militancia perdió toda injerencia en las cosas importantes para el partido y su dirección estratégica, simplemente porque ya no hay estrategia social solo electoral. Así, la militancia paso a ser un numero que solo sirve para mantener la legalidad de los partidos. Las direcciones de los partidos se transformaron en oligarquías inamovibles que funciona como gerencia de empresa. En consecuencia, el partido para todo fin publico transformador, ha muerto.

La realidad de los partidos en los últimos 30 años, le entrega a la consigna ni izquierda ni derecha, sentido y profundidad. La podemos entender como respuesta ciudadana a la metamorfosis de los partidos. Dicho de otra manera, la gente no dio las espaldas a los partidos, sino que fueron los partidos quienes abandonaron a la gente. Ante esta abdicación de la política, es la ciudadanía mediante organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles y feministas quienes llenan el espacio abandonado por los partidos, produciéndose un proceso de traspaso de responsabilidades. Por esta razón, las organizaciones ciudadanas también comienzan a sufrir cambios en su razón de ser, pasando de organizaciones de petitorios, a organizaciones con rol más transformador. Ya no esperan las respuestas de las autoridades, toman iniciativas, entregan petitorios y proyectos, hacen indicaciones, fundamentan porque tal o cual medida es posible y cual es el proceso legislativo a seguir, demostrando la mayoría de la vez, mejor preparación que muchos legisladores.

Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, tanto izquierda como derecha, son unidades diferenciadas por ideologías, que las saca de lo práctico para introducirlas en lo abstracto. Esta diferenciación por ideologías se da independientemente de los deseos de los partidos, lo que hace que, para algunos partidos, esta caracterización les caiga como estigma. Aun así, a pesar de la abstracción en que vive la ideología, es algo que se debe analizar para ver como influye o si tiene utilidad en el estado actual de las manifestaciones. Viendo este aspecto solo por encima, se puede decir que no tiene incidencia en un sentido u otro en el movimiento y sus demandas. Puesto que para tener demandas no es necesaria una ideología solo la necesidad. Con todo, no hay que ser muy vivo para darse cuenta que en la medida que el proceso comience avanzar hacia una constituyente, ya sea a través de una convención u otro término, la cuestión ideológica comenzará a introducirse en el movimiento porque ya no se tratará de reivindicaciones sino de dirección. Nos quedamos en este sistema o avanzamos hacia otro modelo de sociedad. Es en ese momento cuando la ideología comienza a jugar un papel de importancia. Pero, la introducción de elementos ideológicos en el movimiento, puede transformarse en el factor de mayor peligro para el movimiento ciudadano, porque la confusión no será de la derecha sino de la izquierda. La derecha está clarita sobre el modelo de sociedad. Las peleas que vemos, tratan sobre que estrategia defiende mejor el sistema neoliberal. No así en la izquierda, la izquierda esta confundida, ni siquiera tiene una idea común en como enfrentar el plebiscito de abril.

¿Como afectara la intervención de una ideología de izquierda en el “nosotros” de las manifestaciones y a los millones que las apoyan?  No es fácil predecirlo, no sabemos si será por la positiva, actuando como un ente agrupador, o, por la negativa dividiendo el sentimiento del “nosotros” en muchos pedazos. Eso, dependerá del estado de debilidad o fortaleza en que se encuentran las fuerzas que abrazan una ideología, hoy por hoy, bastante pequeñas y sin influencias. Evidentemente eso podría cambiar, pero hasta hoy, no se ve esa posibilidad , toda vez que, hasta los practicantes de la ideología socialista por ejemplo, raramente concuerdan unos con otros, eso hace difícil la realización de un polo agrupador. En la izquierda, creer lo mismo, no significa que estamos en la misma. Pero, además, porque desde hace mucho tiempo las ideologías han estado ausente en la ciudadanía y la realidad chilena. No obstante lo anterior, lo que realmente determinara las influencias ideológicas en el movimiento ciudadano, será el tipo de orgánicas que vaya adquiriendo el movimiento en estos meses, ya sea a través del reforzamiento de los cabildos comunales, o, mediante coordinadoras de organizaciones sociales comunales, pero fundamentalmente, será decisivo el empoderamiento del rol transformador que la ciudadanía se ha venido dando, de manera que puedan dar cuerpo y consistencia en la base, al sentimiento de “ni izquierda ni derecha: sino, nosotros”.

TAGS: #ChileDespertó #EstallidoSocial #NuevaConstitución #PartidosPolíticos

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Comentarios

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26 de febrero

Me gustó tu columna, pero quiero ser claro y breve.

No existe la izquierda y la derecha en esto, de ganar la aprobación, (lo cual anhelo) tendremos que decidir si la Nueva Constitución la escriben ELLOS o NOSOTROS, y eh ahí el tema.

Ellos nos han educado, ellos nos dieron la posibilidad de soñar y ellos son quienes harán lo imposible por velar que su 40% de participación en política, pese un 100%.

Ellos son los que aparecerán en la franja, Ellos son los que se presentan como paladines de la revolución social y lo que es más terrible, ELLOS SON LOS QUE NOS HAN METIDO EN LA CABEZA LA VISIÓN DUOPOLICA DE QUE LA IZQUIERDA ES SOCIAL LIBERTARIA Y LA DERECHA ECONOMICISTA Y ORIENTADA AL ORDEN PÚBLICO.

Espero honestamente equivocarme y no haber sido insolente contigo, pero lo visceral es imposible de frenarlo jaja

26 de febrero

Gracias Patrick por comentar la columna. Quiero decirte que para nada has sido insolente, por el contrario, enseñas como deben darse las conversaciones en política. Sobre el comentario mismo. No estas equivocado, es así. No existe ni izquierda ni derecha, no solo sobre esto, sino como fenómeno del siglo 21. Hoy por hoy son términos movibles por lo tanto sin contenido permanente. Por ejemplo, consenso y acuerdo son términos identificables con el conservadurismo liberal del siglo 19. Hoy la “izquierda”. lo hace suyo. También están las denominaciones que se dan o les dan, como centro izquierda, izquierda dura, izquierda democrática. Eso ocurre porque no hay algo que la defina claramente. Sin embargo a falta de mejores términos los seguimos usando.

J.A.

28 de febrero

Pienso igual, en esencia no es un tema de bloques políticos, por el contrario es también una crisis de representatividad, pero son hábiles, uno de ellos se llevará la cosecha para la casa.

05 de marzo

Al otro día una hija de 10 años me preguntó si «bien común» se refiere a TODOS o a la Mayoría. Ahí es donde se comparan finalmente los modelos de sociedad: la izquierda entiende que la mayoría, circunstancial en muchas cosas, es la que debe imponer lo que quiere a el resto; y el liberalismo piensa que, cómo NO HAY un optimo para todos, entonces cada uno debe ser libre de buscar SU optimo.
La opción de izquierda, progresista, o como se llame, necesita siempre de una ideología impositiva que acalle las preferencias individuales en pos de un supuesto «bien común» que es en realidad una expresión de una idealización absolutamente tendencial de parte de un grupo que impone SU ideal al resto.
La disputa no será de derecha e izquierda, sino de totalitarismo-libertad

Luis MP

30 de enero

Lo que es obvio es que ni la izquierda ni la derecha tienen siempre la razón. No hay que comprar todo el paquete. La verdad suele estar repartida.

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