Quienes habitamos en regiones, vivimos a diario la idea de que Chile es un país centralista, no tan solo en el funcionamiento del gobierno, sino que también en los partidos políticos, en las empresas, medios de comunicación y hasta en el sector financiero. Como consecuencia, todos apoyamos más descentralización del Estado, con elección de autoridades regionales, más atribuciones fiscales a los gobiernos regionales, etc. No obstante, me parece que el actual ordenamiento territorial chileno, llamado regionalización, también está en crisis. Aunque son conceptos parientes no significan lo mismo y a la regionalización no se le ha dado mucha relevancia en el actual debate, aun cuando creo que es la que determina el sentido real que puede tener la descentralización en nuestros territorios.
La diferencia básica que existe entre regionalización y descentralización, radica en que la primera es el fondo y forma que se da un país para “organizar” territorialmente el poder económico, social y político de una nación. Por su parte, descentralización es la manera –amplia o restringida- de “distribuir” principalmente el poder político sobre aquella forma territorial en la que se ha organizado el país. Puesto en un ejemplo, la regionalización en Chile se inspira y se ha inspirado históricamente en un modelo de ordenamiento territorial basado en la promoción del crecimiento/desarrollo sobre un territorio principal llamado “región”, por eso el actual modelo de descentralización apunta mayoritariamente a las regiones. Ambos conceptos, descentralización y regionalización, son diferentes pero están profundamente conectados y son medios y no fines en sí mismos, juntos deben perseguir un objetivo mayor. En mi concepto, la descentralización es más instrumental que la regionalización, ya que esta última establece el contenido y contenedor al cual se le va a descentralizar poder.
Mi tesis es que el Estado chileno nunca ha organizado territorialmente al país en función de reconocer a las regiones como un sujeto político capaz de decidir y tomar sus propias decisiones. Por ejemplo, Pinochet regionalizó el país y estableció los límites administrativos de las regiones en base a criterios geopolíticos, con el objetivo de garantizar primordialmente la seguridad nacional. Antes de Pinochet, Corfo y Odeplan organizaron territorialmente el país en base a un claro objetivo de promover el desarrollo y crecimiento territorial. Ambos modelos requerían de un tipo de descentralización que veía en las regiones un objeto, y no un sujeto democrático o contrapeso regional al interés nacional y homogeneizador de la elite política central. Posterior a la caída del dictador Pinochet, la “regionalización” siguió tal cual, y tuvieron que pasar más de 30 años para que en 2007 se aceptara la creación de dos regiones por demanda de sus habitantes, aunque sin modificar su conformación institucional.
Por ello, creo que las manifestaciones de descontento por mayor participación, mas decisión, mas democracia en regiones, son síntoma de que en algunos territorios no están dispuestos a seguir siendo objetos, sino que quieren ser protagonistas y sujetos de su propio desarrollo. No es menor que todas las demandas por mayor descentralización provengan de provincias descontentas con el Estado Central pero también con su región original, por ejemplo, Valdivia, Arica (ex provincias, hoy regiones), Ñuble, Osorno, Chiloé, Loa, etc.
Si en el debate actual no se asume que las actuales regiones no fueron diseñadas para ser sujetos de su democracia y desarrollo, y no se modifica la actual regionalización, todos los esfuerzos por distribuir el poder político seguirán resultando algo ambiguos para los ciudadanos. ¿Por qué digo esto? En muchas de las actuales regiones se observa mas fragmentación que cohesión territorial, cuestión que se traduce en constantes tensiones y conflictos políticos intrarregionales, ya sea por mala distribución de los recursos regionales, por la falta de “compromiso regional” de las autoridades designadas, por falta de un proyecto colectivo regional, o por habitar extensos territorios que impiden el dialogo entre los actores productivos y sociales de las provincias que componen las regiones.
Asimismo, los llamados liderazgos regionales en realidad son liderazgos provinciales, y no han sido capaces de construir proyectos políticos cohesionados y conciliadores en sus regiones. Súmele a esto que tampoco hay en todas las regiones una elite política regional que sirva de contrapeso a la elite nacional que se han tomado las regiones. Ejemplos sobran, Larraín y Frei en Osorno, Allamand, Bitar y Flores en su momento, Escalona en Puerto Montt, y puedo seguir…
Entonces no nos engañemos, que los avances que se logren con la gran movilización de Aysén no nublen el fondo regionalista que también está en crisis en nuestro país.
Tal como lo dije en una columna anterior, Chile requiere un nuevo pacto territorial que pueda permitir construir “regiones” en base a criterios socio-políticos, una nueva regionalización democrática. Sobre ella se debe crear una administración descentralizada del poder. No creo que la solución sea solamente más distribución de poder político para la misma regionalización que diseño Pinochet, y que por cierto, ya fracasó.
* Egon Montecinos, Doctor en Ciencia Política y profesor investigador del Centro de Estudios Regionales de la Universidad de Los Lagos.
Comentarios
10 de marzo
Define:
«Regionalización democrática» y sus preréquisitos…
¿En qué se diferenciaría esa clase de regionalización de una democracia efectiva a nivel nacional?…
Yo creo que subdividir el problema de la centralización del poder nacional, reemplazándolo por una mezcla de uno a nivel nacional que controle 15 a niveles regionales, todos ellos «independientes», y más aún, «democráticamente independientes», es un cuento que se ha creído mucha gente que es necesario y de importancia trascendental, pero, no deja de ser una voladera de luces que representa un descontento popular «ante la centralización de todo el poder» de lo que sucede en el Área Metropolitana.
Aquí, «centralización del poder» no se combate con descentralización, porque el primero es el paradigma original que se toma por cierto e indiscutible, «la centralización de la toma de decisiones», pero, ese no es el problema, sino que el problema es la ausencia de democracia, y ello implica que esta se debiera combatir con democracia…
Así mismo, el problema no es la centralización de las decisiones, sino que los malos sistemas nacionales que dan como fruto a una sociedad no conforme con sus estándares de desarrollo alcanzados, lo que se combate con mejores sistemas sociales de organización y de desarrollo infraestructural para mejorar la capacidad de los recursos y las habilidades comunales, más que las regionales, porque son las comunas y la ausencia de oportunidades ‘in situ’ las que más aportan a la migración hacia el Área Metropolitana, «lugar de las centralizaciones», de forma proporcional al nº de habitantes que unas y otras tienen…
Es decir, traspasar un poder establecido y bien regido con leyes ya probadas y revisadas una y otra vez, tanto como procedimeintos de operación administrativos en constante aprendizaje y reemplazarlos por nuevos 15 mecanismos de administración regional, intereses cupulares incluidos, es algo bien difícil de sostener, argumentativamente hablando, porque, ¿qué sistemas crees que debieran avalar la transparencia de su operación y específicamente los necesarios niveles de administración regional DEMOCRÁTICA que debieran tener?…
¿Acaso crees que la elección de CORES regionales sería una garantía de que éstos lo que emprenderían serían medidas democráticamente elegidas?…
¿Quiénes crees que podrían ser ésos posibles CORES regionales?… ¿Alguien de alguna junta de vecinos en particular?… ¿De alguna organización civil sin intereses de lucro?… ¿O más bien lo serían los tradicionales pitutos de los partidos políticos?…
Si resulta difícil que un Gobierno dé explicaciones racionales de sus formas de proceder, más bien sujeto a una tele platea de orden nacional que manifiesta numerosos descontentos no satisfechos y conocidos órdenes de rechazo a sus políticas, por ausencia de democracia, ¿cómo crees que sería el nivel de facturación de los chanchullos regionales sin una vitrina nacional que los supervise y con la misma inexistencia de democracia que a nivel nacional?…
Comprendo que la gente se deje llevar por algunas ideas y que incluso les puede añadir una montaña de argumentos que sostengan su castillo imaginario, pero, tal como en el ajedrez, uno puede ahondar mucho en una jugada a partir de una idea primaria, pero, no necesariamente el principio de la jugada que imaginó representa la mejor jugada que se debiera emprender, ya que siempre en ajedrez la mejor jugada es solamente una y nada más que una… ¿Por qué en política y más aún en el desarrollo de la planificación a nivel nacional debiera ser distinto?…
lgkfdj
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10 de marzo
quiza el myor requisito para organizacion territorial democratica en chile es realizarla por medio de una asamblea constituyente
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23 de junio
quiero saber ¿como plantea el autor que vivimos en un pais centralista?
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