Quien sabe de historia de Chile, poco puede creer en esos mitos que rondan a los comunistas según un relato oficial al que le cuesta aún soportarlos. Su rol en la democracia chilena ha sido no solo importante, sino también bastante limpio, tomando en cuenta las persecuciones que han sufrido en el siglo XX, como las injustas acusaciones de las que han sido objeto.
A diferencia de lo que creen quienes han pasado someramente por los libros de historia, lo cierto es que el Partido Comunista no ha sido un actor que promueva la violencia en el debate democrático; por el contrario, siempre, incluso en los años en que González Videla lo prohibió, optó por la política antes que por la subversión. Y si bien es fácil traer a la discusión la creación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en los ochenta, o el haber impulsado la política de “rebelión popular”, lo concreto es que, si uno recuerda que estas fueron reacciones frente al actuar inclemente de la dictadura cívico-militar en su contra, puede entender que, en ese entonces, según su apreciación, no había alternativa para enfrentar la masacre de la que era la principal víctima.
Es cierto, la forma en que funciona el partido es misteriosa, demasiado cerrada, muy leninista quizás, sin discusiones en el terreno público que puedan enfrentar a sus integrantes. Lo que determina la colectividad, es finalmente lo que todos piensan o lo que todos repiten. Y esa puede ser una muestra de disciplina interior bastante aplaudible, o bien, el resultado de un trabajo político demasiado hermético, que hace dudar de si su funcionamiento es realmente democrático.Parece relevante, por todo el respetable pasado y presente democrático de los comunistas en nuestro país, que el partido entre en razón y vea más allá del limitado margen de acción que le da la forma en que funciona
Eso lo vemos especialmente cuando se cuestionan regímenes a los que ellos adhieren por el discurso que estos dicen enarbolar. Ha pasado con Cuba hace muchos años- aunque no hayan sido fervientes admiradores de la Revolución en sus comienzos en los 60, a diferencia del Partido Socialista-, y lo vemos hoy con el régimen chavista que gobierna Venezuela. Y especialmente por estos días en que el esperado informe de Michelle Bachelet, alta comisionada de derechos humanos de la ONU, reafirma lo que se sabía que sucedía en ese país.
¿Por qué el PC se niega a reconocer el fracaso democrático que hay en Venezuela? Todo parece indicar que el raciocinio comunista quiere centrar el problema en los evidentes intereses norteamericanos por terminar con un gobierno de las características del de Nicolás Maduro. Pero, ¿acaso eso no se puede hacer al mismo tiempo que admitir pésima forma en que ha sido manejado el Estado venezolano por sujetos que dicen levantar la bandera de la transformación social, sin reales cambios para los ciudadanos? ¿Se hizo algo con los antagonismos sociales? ¿Se pudo hacer una política efectiva de industrialización que pudiera presentar una nueva manera de concebir una revolución en democracia? Sería interesante hacerse esas preguntas, porque son sumamente necesarias para el futuro moral de la izquierda.
En cambio, lo único que hemos presenciado ha sido repetir el discurso antiimperialista de costumbre. Personajes importantes y con un gran futuro político, como Daniel Jadue, se han visto acorralados solo por no querer cambiar una estrategia poco inteligente. Y esto hace que, a diferencia de lo que creen, terminen siendo la caricatura perfecta del adversario al que dicen no querer darle un punto político, o la razón, reconociendo lo que sucede en el país sudamericano. Porque si bien es cierto que este tema se ha tomado la agenda por intereses concretos de un sector político de Chile, lo es también que eso no puede impedir ver la realidad únicamente para no caer en una trampa en la que se termina cayendo de todas maneras.
Parece relevante, por todo el respetable pasado y presente democrático de los comunistas en nuestro país, que el partido entre en razón y vea más allá del limitado margen de acción que le da la forma en que funciona. Porque, aunque sus miembros digan estar haciendo lo contrario, lo cierto es que están cumpliendo al pie de la letra lo que cierto relato ideológico está esperando que digan.
Comentarios
14 de julio
Siempre se han equivocado, y siempre lo haran, excepto aquellos que dediquen un tiempo a reflexionar y a visualizar que hay otras formas de ayudar a quienes sufren, a quienes no necesitan.
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