La nueva derecha

Lo que pensábamos hace un tiempo sobre sobre nuestro país, creíamos verdades irreductibles, que ya no lo son, causa verdadero asombro escuchar declaraciones de algunos sectores de derecha, halagos a Pinochet, defensa férrea a la dictadura, justificar el Golpe de Estado. El trato hostil que se le ha dado al gobierno actual, oponiéndose a cualquier reforma que vaya en contra de sus intereses, hacer una letanía acerca de la delincuencia, incentivado por los medios de comunicación para desestabilizar y cuestionar las instituciones que están haciendo su trabajo, en este cuadro la derecha está utilizando esa herramienta a su favor.

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Hoy sumando el tema de la inseguridad por los altos niveles de delincuencia, ha seducido a grandes  sectores de la  población, los engañan con el argumento que el esfuerzo y trabajo individual los hará crecer económicamente y por lo tanto debe haber menos Estado

La convivencia social se ha opacado en esta vorágine de descalificaciones, hechos de corrupción, divisiones entre los partidos y un parlamento muy cuestionado por la ciudadanía muy lejos de los intereses reales de la gente. “La cooptación del Estado por parte de poderes fácticos vinculados por relaciones endogámicas de cuna, política y dinero, que se sienten inmunes a cualquier tipo de control y sanción. Y cuando hablo de cooptar al Estado me refiero a un problema estructural y cultural: al enjambre de redes que se tejen a su alero para amparar, desde el abuso de los privilegios y el tráfico de influencias, hasta la coima y el desfalco del patrimonio público”. (María Inés Horvitz, ex Consejo de defensa del Estado, entrevista CIPER, 19/12/2023).

Y en este cuadro complicado, ha surgido una nueva derecha, absolutamente obsesionada con el anticomunismo, anti-gobierno, e incluso glorificando de cuando en cuando a la dictadura y sus colaboradores, incluido otros modelos autoritarios de la región. Resulta impresionante ver como la derecha moderada, democrática que conocíamos ha ido perdiendo espacio, frente a este nuevo modelo autoritario que ha surgido, con políticos novatos que carecen de cultura democrática y republicanos que no respetan acuerdos y carentes de valores (diputados Urruticoechea y Ojeda cuestionados por temas de corrupción), se niegan a conversar sobre demandas reales para los chilenos, como las pensiones o una nueva reforma tributaria y enfrentar juntos con el gobierno la delincuencia  y la corrupción.

Resulta desolador observar cómo se ha propagado la extrema derecha, el modelo del “Trumpismo” a nivel mundial, ha crecido sorprendentemente, se dicen demócratas, pero a la primera que la oposición o la ciudadanía se expresan, recurren al golpe, responden con violencia como fue el asalto al Capitolio en EE.UU. (6 enero 2021) y al Palacio de los tres poderes, se repite con Bolsonaro en Brasil (8 enero 2023), para no aceptar la derrotas electorales respectivas. Solo practican la democracia cuando les favorece.  Si revisamos los países en que ha gobernado la ultraderecha, se repiten los mismos patrones, y conceptos caso Milei, Bukele, Bolsonaro, ahora Noboa en Ecuador, entre otros, que también lo escuchamos en nuestro país sobre nacionalismo autoritario, xenófobos, machistas, negacionista climático, racistas, homofóbicos, anticomunistas, anti-estado o la necro política, como sostiene Miguel Urban (Trumpismos, neoliberales y autoritarios, 2024, Verso libros, Barcelona) o sea políticas punitivas y exclusionistas.

Hoy se encuentran variados autores que buscan definiciones para esta nueva derecha: Neofascismo (Lowy), eco fascismo (Taibo) ultraderecha neopatriota (Sanahuja, López) extrema derecha reaccionaria (Brown) neoliberalismo autoritario, posfascismo, liberalismo del miedo, pero la cuestión y la pregunta fundamental es; cómo la izquierda tan fragmentada y peleando entre si casi todos los días enfrenta esta ola derechista nacionalista, patriarcal y muy cristiana (está la mayoría de los evangélicos) que continúan con la trilogía, que muchos compran fácilmente “Dios, Patria, Familia”, un nuevo orden moral que cada vez gana más adeptos, se confirma con los votos de las últimas elecciones, especialmente ahora que es obligatorio,

Estudios recientes de la UDD establecen el perfil de los nuevos votantes con sistema obligatorio, que entregan importantes señales: “desconfían del Estado como administrador, se muestran más conservadores, más pesimistas y temerosos sobre el futuro cercano amenazados por la delincuencia. Creen que el gobierno no es capaz de protegerlos…” y votaron mayoritariamente, se estima casi un 40%, por los republicanos en las elecciones pasadas.

Entonces, estamos frente a una derecha reaccionaria, muy fuerte, con diputados, senadores, alcaldes y concejales, elegidos democráticamente por los ciudadanos, que nos plantea muchas inquietudes a la altura de nuestra transición con 34 años a cuesta. Indudablemente la batalla por las ideas, la cultura democrática y por avanzar en inclusión e igualdad social y económica ha sido débil en esta transición, el tan criticado modelo neoliberal ha calado hondo en nuestra sociedad y lo podemos resumir en dos palabras; individualismo exacerbado, y en ese contexto la derecha y la extrema especialmente, está ganando cada vez más seguidores, más votos, más representantes elegidos democráticamente, si, aunque nos duela.

Los partidos políticos de izquierda y progresistas en esta transición se alejaron de las demandas del pueblo, esa es la verdad y todos los estudios, encuestas serias así lo establecen, como decíamos en otros tiempos, se aburguesaron, la lucha por el poder en los últimos años, ha sido voraz, donde muchos han caído, los lotes, las tendencias, las negociaciones privadas, las repartijas de ministerios, directorios de empresas y embajadas así lo establecen, que puede ser legítimo, pero en esa disputa se olvidaron de la mayoría silenciosa, que en democracia son los que validan a los gobiernos y parlamentos. Mientras eso ocurría la derecha astutamente conquistó sectores populares que la Concertación olvidó y esperó tranquilamente ir sumando y sumando hasta lograr con Piñera su primer gobierno elegido democráticamente, desde 1958 que no lo hacían (y dos veces) y establecer una agenda que muchos chilenos creyeron de buena fe que el país podía crecer y desarrollarse con esfuerzo y trabajo, la realidad demostró que eso no ocurrió y al revés, hubo un retroceso en todos los sectores de la sociedad.

Según expertos en el tema de esta nueva derecha reaccionaria y el neofascismo, establecen que se inició con la crisis mundial iniciada en EEUU el año 2008, (la burbuja inmobiliaria) que  provoca el surgimiento de movimientos ultraderechistas en todo el mundo, resurgen los neoliberales autoritarios, los social identitarios, fuertes en Francia, Austria, Dinamarca, la liga italiana, entre otros; también los neofascistas como en Hungría con Jobbick , Grecia con el amanecer dorado; en EEUU los Republicanos con el fenómeno de Donald Trump, que llegó a la presidencia;   en América Latina la aparición de Bolsonaro, el grupo de Milei que llegó recientemente al poder y en Chile el caso de José Antonio Kast y su partido Republicano, todos admiradores de Pinochet, que si no es por la unidad de toda la izquierda y progresismo detrás del presidente Gabriel Boric, estuvo cerca de llegar a La Moneda.  No olvidar el rol que jugaron el movimiento feminista y jóvenes en esa cruzada electoral votando mayoritariamente por nuestro presidente. (Quién obtuvo el 65% de los votos de mujeres menores de 30 años y el 48% de los jóvenes menores de 34 años)

Esta ultraderecha con el discurso de la esencia del modelo neoliberal y hoy sumando el tema de la inseguridad por los altos niveles de delincuencia, ha seducido a grandes  sectores de la  población, los engañan con el argumento que el esfuerzo y trabajo individual los hará crecer económicamente y por lo tanto debe haber menos Estado, menos impuestos, más crecimiento productivo, menos sindicatos (22% Chile , 67% Dinamarca), confiar en la previsión privada AFPs, porque con otro modelo el Estado le quitaría sus ahorros (las FFAA son financiadas por el modelo de reparto por todos los chilenos y administrados por el Estado  y nadie lo cuestiona),  si ponemos atención a su discurso diario, siempre es contra el Estado o el anticomunismo enfermizo que proclaman, pero al primer problema del sector privado como Isapre, Fundición Huachipato, etc. recurren al vilipendiando Estado. Algo sorprendente y que al parecer la mayoría de los chilenos parece no tener conciencia de este juego y los partidos de izquierda y mundo progresista no se ha preocupado de instalar adecuadamente una pedagogía política, “el conflicto por el poder” es más importante “que el destino del país”, como dice acertadamente en sus investigaciones Katia Araujo.

Entonces, si no nos preparamos apropiadamente para enfrentar esta ultraderecha que provoca tanta desinformación a la ciudadanía, que se opone a legislar frente a todo avance social que propone el parlamento, como son la reforma de pensiones, pacto fiscal, salud, levantar el secreto bancario y tantos otros, se corren riesgos considerables que obtengan la presidencia en dos años más. Ahora con las municipales tendremos la gran prueba de fuego.

La tarea del momento que tienen los partidos de izquierda y centro más las organizaciones sociales es informar y conversar con nuestros vecinos, llegar a poblaciones y sectores rurales, en todos los espacios aclarar conceptualmente los engaños y desinformación que esta nueva derecha le está causando al país.