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La llamarán Plaza Dignidad

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La ex Plaza Italia, hoy rebautizada por el pueblo como Dignidad, es un espacio conquistado por la ciudadanía, que se ha convertido en un núcleo histórico de todo tipo de manifestaciones y celebraciones: políticas, sociales e inclusive deportivas, transformándose en ícono de triunfos de los/as chilenos/as.

Este espacio ha sido objeto de una pugna de denominaciones. En 1910 la colonia italiana dona el “Monumento al Genio de la Libertad” en el contexto de la celebración del centenario de la independencia chilena. La escultura es un ángel que lleva una antorcha en su mano representando el conocimiento y la libertad, situación bastante paradójica pues hoy el conocimiento y la libertad son ideales por los que luchan [texto_destacado]quienes se manifiestan en la Plaza, pero más paradójico aún, es que luego es llamada Plaza Baquedano porque en 1928 durante el gobierno autoritario del General Carlos Ibáñez del Campo (fundador de Carabineros de Chile) se levanta un monumento en homenaje al General Manuel Baquedano montando a su caballo Diamante. No olvidemos que el General Baquedano participó “…de las campañas de Malleco y Renaico ya siendo teniente coronel, en el contexto de la ocupación militar de la Araucanía (1860-1883), que rompió con el tratado de Tapihue de 1825, en el que el Estado chileno reconocía la independencia del Wallmapu o país mapuche”.

Y qué curioso, durante el estallido social del 18-O vimos a los denominados “alienígenas” por Cecilia Morel, montando la escultura de Baquedano, y alzando sobre ella precisamente, banderas del Wallmapu y símbolos del descontento social.

Como bien reza el dicho “De Plaza Italia para arriba o de Plaza Italia para abajo”, esta plaza es el hito que marca la diferencia de clases económicas entre Santiago Oriente y Santiago Poniente, símbolo que revela la desigualdad imperante en la sociedad chilena donde los “ricos” viven separados de los “pobres”. Algunos sólo bajan hasta Providencia y para muchos esa es la única pobreza que han visto, la enigmática “Clase Media”, pues realmente, no conocen la realidad de la pobreza en Chile.

Un buen ejemplo son los dichos de Jaime Mañalich, ex Ministro de Salud, cuando señala que en un sector de Santiago «hay un nivel de pobreza y hacinamiento del cual yo no tenía conciencia de la magnitud que tenía”. Y claro que no tenía conciencia, porque él y muchos viven en otro Chile, el de los jaguares de Latinoamérica, ese Chile que se sirve de los que viven de “Plaza Italia para abajo”, los que piensan como el ex Ministro de Vivienda Cristián Monckeberg: “la mayoría de los chilenos son propietarios de una casa, dos departamentos”, esos Chilenos que pueden pagar los mejores colegios del país para sus hijos, enviarlos a estudiar al extranjero, que piensan que el estallido social habría sido un “complot de los Comunistas, el Frente Amplio, los Mapuches, Colombianos, Cubanos, con Nicolás Maduro y por supuesto con los alienígenas” y que claramente no pueden comprender el estallido social, porque sienten que la gente estalló en una inexplicable furia sólo por el alza del pasaje del metro.

La Primera Dama, Cecilia Morel sufre la filtración de un audio donde le dice a una amiga: «Estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, no sé cómo se dice». Tal cual, para ellos los pobres son como una especie de alienígenas, esa gente desquiciada que sale a desbordar las calles y “se toma la plaza”,  ¿Cómo van a entender el fervor social quienes fueron capaces de bromear cuando la ciudadanía se sentía insultada?, como el Ex Ministro de Hacienda Felipe Larraín quien manifestó:  para los “…románticos que han caído las flores, el precio de las flores, así que los que quieran regalar flores en este mes, las flores han caído un 3,7%” y el Ex Ministro de Economía Juan Andrés Fontaine que declaraba sobre el alza del pasaje del metro: “De manera que alguien que sale más temprano y toma el metro a las 7 de la mañana tiene la posibilidad de una tarifa más baja que la de hoy. Ahí se ha abierto un espacio para que quien madrugue pueda ser ayudado con una tarifa más baja”.

Así cuando la plaza se transforma en el epicentro de rebelión popular, las autoridades reaccionan de forma desproporcionada, siendo el mundo testigo de innumerables violaciones a los derechos humanos que quedaron expuestas en diversos informes: El del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH) de la ONU, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Comisión interamericana de Derechos Humanos CIDH, entre otros.  Es importante destacar que el Gobierno de Chile y Carabineros persistentemente han tratado de deslegitimizarlos.

Nunca podremos olvidar a Gustavo Gatica y Fabiola Campillai, ambos cegados por balines de carabineros, tampoco a Óscar Pérez atropellado por dos zorrillos, Jorge Mora Herrera fallecido tras ser atropellado por un camión de carabineros, el adolescente lanzado al río Mapocho y las miles de víctimas que dejaron las acciones policiales frente a las manifestaciones del estallido social en la plaza. No puedo dejar de mencionar que respecto a lo sucedido en el río Mapocho un medio tan destacado como The Guardian publicó “Policía chilena arroja a un niño de 16 años de un puente durante protestas”.

Olga Onuch, profesora adjunta de Ciencias Políticas en la Universidad de Manchester, afirma que “las manifestaciones organizadas también son un recordatorio crucial de que la gente tiene tanto el poder como el derecho de pedir un cambio.”

La Plaza hoy es más que un simple terreno, es un espacio donde el pueblo se volcó a exigir la dignidad que le han arrebatado y sufrió las más aberrantes agresiones;  donde se cantó, se bailó, se marchó, se generaron lazos, surgió la empatía, la generosidad y la sororidad; donde convergieron personas de distintos estratos sociales sintiéndose por fin iguales, donde se creó arte y mientras unos cantaban, bailaban, gritaban, otros en un actuar de extraordinaria nobleza los protegían; donde madres se hicieron presentes para alimentar a los manifestantes, imposible no reconocer la gigantesca y magnánima labor de las Brigadas de Salud, que ayudaron a cientos de personas y salvaron vidas. En la Plaza se hizo historia y se crearon memorias, por eso no me cabe duda que sí llevará el nombre de Dignidad, tanto en la señalética como en nuestros corazones.

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12 Comentarios

Claudia Barrios Mella

Daniela me encantó tu artículo lo compartiré en mis rrss. Te dejo mis felicitaciones y cariños.

    Daniela

    Muchas gracias Claudia, saludos!

    Daniela Rowlands

    Muchas gracias, saludos!

Juan Pedro

Plaza Italia.

    abechtold

    abechtold

    Efectivamente. Desde el minuto que se rebauticen monumentos o similares para conmemorar eventos en los que la violencia contra el Estado avanzó, solo podrá ser cuando ese Estado desaparezca. Por lo tanto, solo será cuando Chile sea reformulado por un chavismo (ahora le pondrían (en vez de bolivariano) Estado plurinacional Rodriguista quizas..), o algo similar. Para ello, muchas otras cosas tendrían que cambiar, y seguramente una guerra civil tendría que suceder, para que el nuevo Estado pueda imponerse, por la fuerza, a la forma de entender el país que existe en la actualidad. Todo es posible, pero para ello los hechos de sangre tendrían que sucederse, lamentablemente.

    Daniela

    Ha tenido muchos nombres y quizás cuántos más tendrá. Saludos!

    Daniela Rowlands

    Ha tenido muchos nombres, quizás cuántos más tendrá. Saludos!

Eduardo Erlandsen

¡Claro! que la llamarán Plaza de la Dignidad.
Ya se llama así.
Tal como la Alameda.
Tal como el aeropuerto de Pudahuel.
Los lugares se llaman como les dice la gente que los usa.

    Daniela Rowlands

    Totalmente de acuerdo, saludos!

Juan Pérez

Pura caca y resentimiento el comentario, no por que un grupúsculo de simios violentos le quiera cambiar el nombre, eso pasará. Dicen querer diversidad y respeto, y hacen exactamente lo contrario.

    Daniela Rowlands

    Se respeta su postura, saludos!

Quemel Sade

Muy de izquierda dictatorial, ponerle nombre a lo ajeno. Señora, financie un monumento, una plaza o una calle, no destruya patrimonio a su mero antojo. Basta de robar, hora de financiar.