Concluyó el juicio que se seguía en el Tribunal Supremo de España contra el juez Baltasar Garzón por el delito de prevaricación, con el que fue condenado a 11 años de inhabilitación por investigar los crímenes del franquismo. Garzón argumenta que el derecho a realizar la investigación por parte de un juez de la Audiencia Nacional se fundamenta en el hecho que se trata de actos cometidos contra altos funcionarios de la nación legítimamente establecidos como autoridades de la segunda república, las que fueron víctimas de un plan sistemático de eliminación. Se trata, además de crímenes de lesa humanidad, como es el caso de las desapariciones, lo que los hace imprescriptibles y posible materia de la justicia internacional.
Paralelamente, en el país Vasco se vive un intenso proceso asociado al fin de las actividades terroristas de ETA, en el cual la sociedad vasca y española en general debaten acerca del deber de memoria, es decir, de la necesidad de que antes de dar vuelta la página, la sociedad en su conjunto asuma su obligación de honrar a las víctimas y recordar su experiencia con un propósito moral y de educación de la sociedad vasca. En Euskadi puede haber paz con memoria o mejor dicho, asumir la memoria de las víctimas de ETA es una condición para que se restablezca una convivencia digna entre los propios vascos.
¿Por qué no sería válido para España lo que sí lo es para Euskadi?
El manto de olvido que las fuerzas políticas han tendido sobre la guerra civil y la represión del régimen franquista tiende a resquebrajarse, no por acción del juez Garzón sino por la fuerza de la realidad. Del mismo modo que la inmunidad de Pinochet durante la transición chilena terminó con su arresto en Londres, abriendo una nueva etapa en las investigaciones sobre los crímenes de la dictadura en Chile, los crecientes debates sobre la memoria de la guerra civil y la nueva realidad de la justicia internacional, presionan a España a correr el velo y hacer la luz sobre su dolorosa historia del siglo XX.
El consenso que impide mirar el pasado no da respuesta a la necesidad de memoria de la sociedad española. De hecho, el proceso contra Garzón ha servido como tribuna para que las víctimas del franquismo levanten su demanda de verdad y reparación moral. España difícilmente podrá seguir mirando para el lado.
Al condenar al juez Garzón la justicia española queda en muy mal pie en su pretensión de universalidad. El mensaje que se está emitiendo es que algunos países que participan de la justicia internacional pueden ignorar sus deberes mientras imponen a otros las obligaciones. Condenar a Garzón equivale a decir que algunos países, por ésta o aquella razón, pueden acordar no mirar los crímenes de su pasado, pero que otros, los más débiles, carecen de ese dudoso y obsceno derecho.
* Ricardo Brodsky, Director Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
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Foto: Congarzon.com
Comentarios
11 de febrero
El Tribunal Supremo español todavía no condena al juez por querer investigar los crímenes del franquismo. La sentencia del jueves a once años de inhabilitación es por haber interceptado las conversaciones entre los abogados y sus clientes en el marco del caso Gürtel. Garzón, la fiscalía nacional y la policía sospechaban que los inculpados seguían delinquiendo desde la cárcel –pero es curioso que el TS sólo persiga a Garzón, no a la policía ni al fiscal nacional.
El TS debe fallar sobre los otros dos casos: el relacionado con lo que llamamos los crímenes del franquismo y un presunto fraude fiscal.
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12 de febrero
Asi es. Hubo una edición por parte del Quinto Poder de las primeras líneas de mi artículo que lleva a pensar que lo que escribí se relaciona con el fallo del caso Gürtel, pero lo hice a propósito del término de los alegatos del caso «víctimas del franquismo». Lamentable. De cualquier forma es más o menos evidente que no se trata de una simple coincidencia el que haya salido esta condena contra Garzón justo cuando se terminan los alegatos del otro caso. Sacar la castaña con la mano del gato, se podría llamar este fallo.
13 de febrero
hay un grave error al confundir «juicio a Garzon» con el asunto de las fosas. En primera, la investigacion sobre los muertos y desaparecidos españoles no son «crimenes del franquismo» sino «crimenes durante la Guerra civil Y franquismo». En segundo lugar, el juicio por el cual se condeno a Garzon no estaba conectado directamente con los muertos en la Guerra, por mas que asi lo presentaran en los periodicos, sino con el problema «Poder Judicial». El Poder Judicial español es, lejos, el mas enfermo en la seudodemagogia que es ese pais. Totalmente dependiente de los partidos politicos, lleva unos años sumergido en una aguda crisis, producto de algo muy simple: su negativa a reformarse. En España no se necesita una carrera funcionaria para ser juez, basta con hacer un examen para ocupar ese cargo. Asi, gente con nula experiencia judicial puede ser juez, lo que ademas ha servido para que los que se presentan a dicho examen no sean los mas idoneos y sin mucha etica. Eso es usado por los partidos politicos españoles, corruptus in extremis, para hacer sus lios, sin importarles la ineficiencia de quien esta a cargo de dictar sentencia. Garzon, con las escuchas, estaba destapando una olla podrida que haria caer todo el Poder Judicial desde los corruptos abogados de Gurtel (que lo son) hasta el mismo tribunal supremo (otros corruptos), por eso le pusieron a 7 jueces que todo el mundo sabia que lo odiaban personalmente. La sentencia no es contra Garzon solamente, es contra todo aquel que queria hacer cambios al Poder Judicial español, porque lo que dice es «somos intocables y el que nos traiciona muere». Mafia en estado puro
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