Han pasado casi 23 años desde que se comenzó a hablar en el mundo sobre “cambio climático” y “calentamiento global”. Estos conceptos se basaban principalmente en la emisión de gases de efecto invernadero sobre la atmósfera y sus efectos en el planeta.
Fue en la denominada “Cumbre de la Tierra”, en Río de Janeiro el año 1992, cuando se creó la “Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático” (CMNUCC). En ese documento se establecía como objetivo primordial la “estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático” y dentro de sus principios se destacaba el precautorio y preventivo, el desarrollo sustentable, la cooperación internacional y la equidad. Sin embargo, este no fue un instrumento obligatorio para los países firmantes, y hasta la fecha no existe un tratado internacional en esta materia con el carácter de vinculante.El cambio climático es un fenómeno que tiene consecuencias perjudiciales a nivel global, por tanto es necesario que el acuerdo sea multilateral, vinculante y universal.
En el marco de la CMNUCC, se realiza año a año la Conferencia de las Partes (COP), en la que los países que suscribieron la convención revisan la implementación de este instrumento y discuten respecto de cuáles son los nuevos objetivos en materia de cambio climático. Este año la COP Nº 21, se realizará en la ciudad de Paris, y hay mucha atención al respecto, puesto que se discutirá la implementación de un nuevo acuerdo, esta vez legalmente vinculante y universal, sobre cambio climático.
Las expectativas son grandes y se espera que haya una gran concurrencia de representantes gubernamentales, de organizaciones no gubernamentales, de miembros de la academia y de la sociedad civil. ¿Qué podemos esperar nosotros como país de esta conferencia? ¿Cuál es la importancia de la obligatoriedad que se pretende otorgar al nuevo acuerdo que adopten los Estados concurrentes?
Los cambios en la temperatura y precipitaciones, el derretimiento de glaciares y las olas de calor en el mundo, son consecuencias directas del cambio climático y de las cuales como país no estamos ajenos. Esto afecta significativamente y de manera adversa a la agricultura, la ganadería, la seguridad alimentaria, la salud de las personas, y también provoca impactos en la biodiversidad de flora y fauna y aumentos en el nivel del mar.
Por esta razón, es tan importante la adopción de un acuerdo vinculante sobre cambio climático. Porque está demostrada la relación de causalidad entre la emisión de gases de efecto invernadero y el cambio climático, y porque solamente un acuerdo obligatorio para los países lograría la adopción de medidas efectivas y más concretas respecto a la mitigación de los efectos nocivos. Es necesario recordar que si bien nuestro país no es un gran emisor de gases de efecto invernadero, nos vemos afectados de igual forma.
La sequía y desertificación que estamos viviendo como país (no solo en el norte de Chile sino también en algunos lugares más australes), no son hechos que debemos considerar aislados. El cambio climático es un fenómeno que tiene consecuencias perjudiciales a nivel global, por tanto es necesario que el acuerdo sea multilateral, vinculante y universal. Si este no se logra, será más difícil que los países voluntariamente adopten las medidas necesarias para la mitigación.
En Holanda, hace unas semanas atrás, un tribunal civil emitió un fallo histórico en contra del Estado, estableciendo la obligación de ese país de reducir significativamente la emisión de los gases dañinos para el medio ambiente. El tribunal holandés estableció que si bien el Estado no vulneró los instrumentos internacionales respecto del cambio climático, tiene un deber de diligencia respecto de la adopción de medidas a favor del medio ambiente, inclusive si las emisiones de tal país sean de alguna manera irrelevantes a nivel global.
Este fallo parece un buen referente respecto de lo que se puede construir en la COP 21, puesto que reconoce el deber de diligencia que deben tener los países respecto de las emisiones de cada uno y reconoce a su vez que aunque sean mínimas, las emisiones afectan a nivel mundial.
Como país es importante que estemos informados al respecto y participar con voz y voto de esta nueva conferencia internacional tan importante y trascendente para el futuro de la humanidad, y toda vez que se establezcan nuevas bases de actuación que deban adoptar las distintas regiones del mundo respecto del cambio climático.
Comentarios
22 de agosto
Gracias interesantes artículos.
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