Una de las cosas que más me ha molestado, de manera personal, mientras estudiaba Derecho, fue el enterarme que Hernán Calderón Argandoña lo estaba haciendo también, que había una posibilidad de que Calderón Argandoña fuera abogado. Porque si hay alguien que definitivamente jamás debería tener ese título es él. Que alguien, que ha luchado desde niño para ser delincuente famoso, tenga un título que le permita llegar a concretar su aspiración, uniéndose a una tropa de ilustres sujetillos que dedican su vida a enseñarle a gente como coludirse contra consumidores, como seguir dirigiendo sus negocios de narcotráfico desde la cárcel, etc., me causa un enorme conflicto.
Pero lo de hoy ha sido la gota que colmó el vaso.
Ha sido imposible, la verdad sea dicha, sustraerse a este caso. Desde el primer informativo de la mañana, hasta ahora, que son las 4 de la tarde, la televisión nacional se ha dedicado a darle cobertura. En mi caso, dado que trabajo en Providencia, necesitaba saber qué pasaba con la apertura del Costanera Center, ya que si había desmanes, probablemente Providencia volviera a cuarentena toda la semana, y eso me significa organizar los tiempos (otra vez). Pero cada vez que intentaba saber qué había ocurrido, este caso aparecía. Y la imagen del ascensor y la selfie me pareció… es que ni siquiera voy a entrar a calificarla. Entonces, quise saber qué pasaría en su audiencia de formalización.
Me pareció interesante que, sabiendo muy bien que serían miles de personas las que verían la formalización, la jueza, Andrea Díaz Muñoz, diera acceso público a la audiencia y la investigación del caso, rechazando la petición del abogado defensor Mario Vargas. Y durante toda la formalización, pudimos ver que el fiscal Omar Mérida hizo su trabajo de manera muy profesional, algo que no vimos en el caso de Mario Vargas, siendo incluso regañado por la jueza.
Mérida expuso algo que todos sabemos hace mucho tiempo: Hernán Calderón Argandoña es un peligro para la sociedad. Ante cualquier cosa su impulso es agredir violentamente. No importa las razones, todo él lo ve como un daño, y reacciona con violencia. Por lo que fue sumamente extraño que el abogado Vargas empezara su defensa señalando que hubo «exageración» al mostrar el cuadro de quién es Calderón (y que todos hemos visto en estos años), para luego enumerar la “excelsa” evaluación psicológica que se le realizó en la clínica siquiátrica El Cedro ubicada en la comuna de Las Condes.
Aquí comienza el conflicto. El primero: que alguien con «ideación suicida», «herida narcisista abierta», «cambios bruscos sin transiciones entre la lealtad y la deslealtad», esté en el 5º año de Derecho. Lo planteo simple: alguien con el diagnóstico entregado hoy, jamás debería ser abogado. No es capaz de entender que está al servicio y mejor interés de otro. No sabe que existen otros.
Luego, ¿Cómo es posible que alguien con semejante diagnóstico, entregado por un médico en cuestión de horas, haya tenido acceso a armas? No importa si eran para deporte o para jugar Fornite: tenía acceso a armas de fuego, con autorización.
Aclaremos: ¿qué es «herida narcisista abierta»? Según W. Baranger “Se denomina herida narcisista todo lo que viene a disminuir la autoestima del Yo o su sentimiento de ser amado por objetos valorados”. Para que nos entendamos, cuando somos infantes, necesitamos construirnos como un Yo, identificarnos, valorarnos. Pero nuestra valoración nace en la medida que otros nos valoran. En el caso del narcisista, la madre. Y sí, entramos a Freud, porque cuando una persona sufre lo que Freud llamaba hilflosigkeit, o sea, desamparo, indefensión, se genera esta herida narcisista. En el caso de Calderón, el asunto sería tan grave que tiene brotes sicóticos, que no surgen por un hecho puntual, sino por una serie de hechos a lo largo del tiempo.
En los casos extremos de herida narcisista aparece la “ideación suicida». Es el paso previo al intento de suicidio propiamente tal. La persona está constantemente pensando que la vida sería mejor si él no existiera. ¿Es creíble que Calderón tenga una herida narcisista? Totalmente. Pero no lo es la ideación suicida. Porque a lo largo del tiempo, en que ha expuesto y ha visto expuesta su vida, lo hemos visto agrediendo a otros. A su familia, a sus amigos, a sus parejas, a extraños… Calderón ha insultado, golpeado, maltratado a todos los demás. Bien lo resumió el fiscal. Para Calderón no existe nadie que no sea el que complazca sus caprichos. Eso no concuerda con la ideación suicida.
Pero lo raro viene después cuando el abogado defensor señala que «no hay patología del ánimo». Entonces ¿qué cuernos le pasó en la cabeza a Calderón todos los días que pasó atacando a su padre? Porque resultó que habían sido varios días que el ataque se realizó. Si no es bipolar, como mínimo, ¿por qué lo hizo? Cuando el abogado señaló eso, implica que sí tenía animus necandi. Sí tenía deseo de matar. Porque nadie hace lo que Calderón hizo si no tenía ese deseo, salvo que tuviera una patología del ánimo, que es lo que haría que tuviera la “descompensación de personalidad”. Si eso fuera cierto, entonces sí tiene patología de ánimo, algo que ocurre en hijos de divorciados… y les pasa también a los consumidores habituales de drogas o estupefacientes. En el caso de Calderón, tendríamos las dos cosas juntas, porque sí es consumidor de drogas y sí es hijo de una familia desestructurada. Pero no es suicida.
Pero eso no es lo más grave. Con todo ese historial que el médico de la clínica siquiátrica El Cedro arma en cuestión de horas, ¿cómo es posible que Calderón estuviera en posesión de armas, drogándose con marihuana, y sin ningún tratamiento previo durante años? El abogado defensor habría mostrado otros antecedentes similares, para reforzar su posición. Pero no los tiene, porque no los hay. Y deberían haberlos, porque Calderón tiene acceso a armas. ¿Cualquiera entonces puede tenerlas? Eso explica muchas cosas que están ocurriendo en estos días.
Si algo queda claro mirando el caso Calderón Argandoña es que esto no está funcionando. No funciona el victimizar a alguien que comete un delito. Atenta contra la víctima pero sobre todo genera incertidumbre en las personas
Entonces tenemos un diagnóstico que se contradice en sí mismo, y a un abogado que sacó el informe sin darle la lectura que correspondía, porque cada palabra es una manera de decir “sicótico”, y no de alguien que solo tiene problemas de control e inmadurez, como lo presentó el abogado Vargas. Porque lo dijo, al concluir su presentación. Si eso es todo el problema ¿para qué cumplir arresto en el centro psiquiátrico? Que lo lleven a una celda común.
Y todo lo anterior hace que la medida de la jueza se vea peor todavía de lo que es. Porque la jueza decretó la prisión preventiva para Calderón en el centro de salud mental El Cedro, al menos hasta ser compensado, para luego pasar a Santiago 1. ¿O sea, hay que desintoxicarlo, aliviarle su trastorno? ¿Qué significa lo de ser compensado? ¿Por qué la jueza le dio fiabilidad a un diagnóstico que se hizo en horas, cuando el mismo abogado defensor acaba desacreditándolo al señalar que lo que le pasa a Calderón es un “problemas de control e inmadurez”?
Sentí pena por el fiscal, porque vi como intentaba hacer su labor, de la manera más profesional posible, tratando este asunto igual que al de cualquier otro imputado, de cara a miles de personas que estos días están enardecidas contra el Poder Judicial, y la jueza, en segundos, añadió otro capítulo incomprensible a las brasas. Porque le da un respaldo a un informe siquiátrico que no calificaría como “profesional”, dado que fue hecho en cuestión de horas, cuando un diagnóstico requiere tiempo, y que, incluso en un análisis somero como el mío delata que no se sostiene, y permite que un sujeto como Calderón este bajo esa custodia, de personas que estaban perfectamente al tanto de Calderón estaba prófugo (o sea, que saben que está usando a la clínica, que no tiene intenciones de realizar ningún tratamiento porque no se considera enfermo de nada), ayudando a una persona que ha manifestado constante desprecio por las normas, como bien dijo el fiscal. Eso no se cura con unos días en un centro siquiátrico. Y obliga a Gendarmería a tomar medidas que en estos momentos son totalmente contraproducentes sin ninguna razón para ello. Calderón no ha sido baleado, no está inmovilizado, tiene perfecta claridad de lo que está ocurriendo porque nadie que llega a 5º año de Derecho no lo sabría. Por lo que la decisión de la jueza es un gran error.
Pero tampoco creo que la jueza merezca tanta crítica como la debe estar recibiendo ahora. Porque el gran problema es que tiene que lidiar con un enfoque “progresista” penal, en que se instauró la idea que la delincuencia está ligada a la desigualdad social, y que, en el fondo, los delincuentes son “víctimas” de la sociedad. Y en la reforma penal del año 2005, se impuso incluso en contra de las opiniones de juristas, jueces, policía, y gendarmes.
Se dice que el actual sistema es “garantista”. Y lo es. En teoría se supone que vela por el respeto a los derechos humanos. Va en nuestro beneficio, para no ser detenidos o procesados arbitrariamente. Pero, como ya indicamos, el sistema penal actual (no solo chileno, sino de otros países), adoptó la mirada progresista. Por lo cual, se crearon nuevos delitos (como el de violencia de género), se endurecieron las penas de los ya existentes (como ocurrió con el de cohecho), y se flexibilizaron las garantías procesales, convirtiendo a las cárceles en un “último recurso”, la pena más grave, por ser en extremo punitivista, a la que sólo se puede llegar en casos puntuales, en pro de vías alternativas.
Sin embargo, en la realidad, el sistema es limitadamente garantista. Para que nos entendamos: la policía, los jueces y los gendarmes deben aplicar los derechos humanos sobre los detenidos y que el sistema en general debe procurar que un inocente no sufra un castigo injusto. Pero el Código Penal, en el fondo, es “eficientista”. Y los vemos en los discursos en casos de connotación pública: haremos que caiga sobre el hechor todo el peso de la ley…. Que el sistema sea eficientista significa que le exigimos a la administración de justicia cierto número de sentencias condenatorias, con el fin de dar un “mensaje” a la sociedad que “se la protege”.
Y ahí tenemos a los jueces, en medio del conflicto. Porque a los lados tenemos a los fiscales, que en varias ocasiones se mueven por cuotas de casos y por lucimiento personal, y tenemos a los defensores, que miran los intereses de su defendido y también por lucimiento personal, no tienen por qué mirar el de la víctima. Y el juez sólo puede moverse entre ambas fronteras, en que ambos extremos están más que dispuestos a lanzarse a la yugular del juez si no se apega a la ley. Si la víctima del hecho, por su lado, no participa en el proceso, nadie vela por sus intereses. Pero al mismo tiempo, el juez tiene que pensar que el delincuente es una víctima del malvado sistema capitalista-patriarcal-judeocristiano-marciano-musulman-marca-acme. Por lo que aun cuando tenga la absoluta convicción que el imputado merece ser arrojado a un agujero y tirar el agujero a la fosa de Atacama, pobre de él que ignore que el delincuente surgió del sector “vulnerable” de la sociedad, que sufrió desarraigo educacional, exclusión social, marginalidad, abandono y blablablá. Entonces el juez va a aplicar la ley, va a imponer la pena, pero cuando lo hace sabe que le están mirando como el villano de la historia: no fue lo suficientemente sancionador, fue extremadamente sancionador.
Si algo queda claro mirando el caso Calderón Argandoña es que esto no está funcionando. No funciona el victimizar a alguien que comete un delito. Atenta contra la víctima pero sobre todo genera incertidumbre en las personas. Si un delincuente es condenado a 15 años y cumple 3, porque el sistema le permite acceder a beneficios, ¿para qué tener penas de 15 años? Si la conducta irreprochable anterior no considera los historiales de detención, o situaciones públicas de desprecio a las normas, ¿para qué entonces mantener los historiales de detención? Si no hay interés en considerar a Gendarmería como la institución que es, y menos entender que la reinserción solo es posible cuando el delincuente realmente asume lo que hizo y quiere repararlo, ¿por qué entonces seguir sobrecargándola con responsabilidades? Ahora resulta que un delincuente elige donde quiere ser detenido… Eso no es ser garantista, de verdad que no.
Lo peor es la sensación que Hernán Calderón terminará siendo abogado. Si no hay cambios en el sistema será así.
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vasilia
Patrick
Con lo del Costanera mas bien queria apuntar al hecho que me queria enterar de algo que sí tenia mas relevancia, sobre todo despues de lo que paso en Estacion Central y el Mall Chino, y lo que paso en Ovalle, y lo que me parece que paso en Concepcion tambien con gente agolpandose en centros comerciales de manera desesperada. Y soy egoista, mi oficina esta a una cuadra del Mall Costanera, no me haria gracia tener que verme involucrada en algun problema porque la gente se agolpa en un comercio que, por desgracia, queda cerca de donde trabajo
Personalmente, lo que le ocurra a Calderon Argandoña no me quita el sueño en absoluto. Iba a terminar igual en prision, por matar a alguien en sus carreras, por drogas, por mala practica… Lo que ya no me es tolerable es esta obsesion de victimizar al delincuente. Mira al INDH: llegaron a volar para ver a este tipo. ¿En serio? ¿En serio? Una mujer es asaltada brutalmente por dos sujetos que le roban su dinero, y el INDH no fue a darle apoyo, pero se lo da a un sujeto que todos sabemos que es un delincuente. ¿Que no tuvo mama y papa? Triste, pero ¿que tiene que ver con el hecho que cometa delitos? ¿En que ayuda a una victima de delitos que el que le causo daño no tuvo esto o aquello?
La mayor parte de los delincuentes tuvieron muchas oportunidades de no delinquir. Pero es lo que escogieron. Entonces que asuman las consecuencias. Pero no lo hacen. Y eso no puede continuar
Pablo zuñiga
Agudo análisis , certero interpreta un hecho puntual, dentro de miles, solo que ahora le toca a un famoso, ya la paja no está en ojo ajeno, la carcel se democratiza ? No lo sabemos aún .
Patrick
Buen análisis, pero hay un par de puntos para hacer notar.
En primer lugar, imagina lo que es para alguien que vive en regiones (y no en capitales regionales) lo que es ver las noticias… Si tu no sabes que pasa con el costanera center, creeme que a mi poco me importan todo el resto de las notas relacionadas a que pasa en la capital.
Respecto a la clínica, detesto el psicoanálisis por su amor a la sobreexplicación, así que usaré mi experticia (brevemente) para interpretar lo acontecido.
Un matrimonio disfuncional tuvo dos hijos y el tras el divorcio, una de las partes se encargó de idealizar su posición a tal punto que marcó la carrera profesional de dos personas con competencias más empresariales que legales.
Ahora bien, dicho desastre vincular, sumado a una sobre satisfacción de necesidades descomunal, propició conductas que fueron escalando y que constituyen un cuadro de violencia intrafamiliar.
Otro punto, la no intervención temprana posibilita creer que hay un trastorno límite de personalidad en el victimario y ahí hay ene paño que cortar.
Y si, un cuadro límite con un bajo control de impulsos, puede evolucionar a una total agresividad descontrolada. Más si existe un arquetipo rap gangsta detrás.
En fin, lo más triste es el punto de los filtros a la educación superior.
Varias veces he visto a psicólogos sin ética y periodistas sin moral, abogados bueno, hay chistes al respecto.
Y sobre licencia armas, modelo obsoleto en manos de psiquiatras