#Educación

No caigamos en la trampa

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Los desmanes son una clara manifestación de estupidez, de falta de civilidad, y ciertamente de conflictos psicológicos en aquellos que los producen, suponer que alguien que rompe, incendia o lanza elementos con ese grado de violencia y de rabia es alguien que no está lleno de resentimiento consigo y con su contexto, sería engañarnos, pues ninguna persona que esté en circunstancias “sanas” actuaría de esa forma por muchos argumentos filosóficos o políticos retorcidos que tenga. 
 
Al ver estos sucesos en Santiago es tiempo de que asumamos que en la sociedad existen muchas personas enfermas, y más aún, que asumamos que la sociedad enferma a las personas, ¿acaso el vandalismo no es sino otra razón para decir que necesitamos con urgencia una sociedad más justa, que no resienta a tal punto las mentes de los individuos que viven en ella? ¿Una sociedad cuyo sistema educacional garantice oportunidades “más y mejores” como tanto repite el presidente en sus discursos, por muy poco que haga por ello? ¿Una sociedad que cree individuos equilibrados?
 
Me pregunto esto sin querer justificar la enfermedad ajena, sino simplemente porque al escuchar las declaraciones en un tono nefastamente triunfante y con una cara de “se los advertí” que hace el ministro Hinzpeter, no puedo evitar ver un peligro inminente, el peligro de que lleguemos a asociar la idea de movimientos sociales con la idea de desmanes y terminemos creyendo que las marchas son malas, permitiendo por consiguiente que el único mecanismo de control político que tenemos los ciudadanos de “a pie” quede deslegitimado. 
 
Me parece que los argumentos que hoy se dan con estos fines son absolutamente irracionales. No se puede pretender que los dirigentes se hagan cargo de los actos que hacen ciertos individuos solo porque actúan en el mismo lugar y al mismo tiempo que en el que ellos se expresan, ¿acaso pedimos que los estudiantes hagan el trabajo que debe hacer el personal especializado con sus propios métodos y sus propias formas? Menos aún esta otra idea que sostiene el gobierno de “que no son capaces de controlar lo que convocan” pues es evidente para todos que los vándalos actuarían igual cualquiera fuese la razón de protesta, ¿Cómo aquellos que no son sus líderes van a controlarlos? ¿Acaso por eso no se deberían convocar actos masivos? ¿Acaso no sucede lo mismo en un partido de futbol, o en una celebración, (guardando por supuesto, las proporciones)? ¿Acaso lo que nos quieren decir es que el problema está en la marcha y no en los individuos que deben hacerse cargo de sus propios actos? Y pese a que todos sabemos que esto es así, pareciese que las autoridades o son ciegas o quieren hacernos creer que son ciegos, ¿pues de que otra forma les servirían las marchas sin desmanes? No estoy diciendo que los destrozos sean causados por personal público (aunque tampoco lo negaría rotundamente), pero al menos me parece curioso que sean estos la excusa perfecta para evadir los temas de fondo y para obviar la gran cantidad de ciudadanos convocados. Inclusive, si fuesen los estudiantes los culpables de todo ¿por eso dejarían de tener sentido las demandas? Claro que no.
 
Es mejor aludir a lo malo, a los derechos violados por los delincuentes; mejor si no usamos los métodos realmente eficientes, no ocupamos la inteligencia policial de la que disponemos y ocupamos en cambio, métodos no selectivos como el lanzar gases, provocando un clima muchísimo más caótico, así le podemos hacer creer a los ciudadanos que esa es la fórmula que hay que aplicar en estos casos y que lo mejor no es protestar porque si lo hacen llegaran inevitablemente infiltrados y todo quedará destruido en postales apocalípticas que evocan los miedos más profundos arraigados en este país, como el miedo a perder la seguridad individual, por el cual estarían dispuestos a cerrar los ojos y confiar en sus autoridades y sus “salvadores”.
 
No tenemos que caer en esta trampa formada por argumentaciones falaces, no podemos llegar al punto de que por respetar los invocados derechos de “paz y movilidad” que poseemos los habitantes, se llegue a censurar el derecho a la libertad de expresión: este derecho debe ser cuidado como si se tratase de lo más preciado en el mundo, pues es y será precisamente eso. Nunca se acaba el tiempo de las marchas, nunca es suficiente de reclamar, pese a que eso repita el mandatario desde el primer día de paro. La única forma de alcanzar una democracia madura es cambiar la idea de que lo normal es conformarse con lo que nos dan por la idea de que los funcionarios públicos están también para servirnos.
 
Lamentablemente el mundo y sus cambios funcionan “a la bruta”, en una lógica de sacudir el árbol para que caigan manzanas. Nunca se han logrado avances trascendentales a punta de cartas en un buzón de sugerencias. Libertad es precisamente lo que necesitamos ahora. No caigamos en la trampa.

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4 Comentarios

marceleau

marceleau

Cito «Lamentablemente el mundo y sus cambios funcionan “a la bruta”, en una lógica de sacudir el árbol para que caigan manzanas.»
Al leer eso me acordé de Mussolini y de Hitler. Y a esa micro no me subo. Sorry.

amigopintor

Buena columna, pero que pasará cuando ninguna de las demandas de los estudiantes se materialice?, cuando los engañen nuevamente?, cuando por mas marchas que se hagan, las leyes que maquillarán la educación se aprueben igual como pasó en el gobierno de Bachelett?.

Si todo sigue igual legará un momento en que lo que se deslegitimará va a ser el dialogo y las ideas, y no creo que falte mucho para eso.

jorge1812

¿El noruego asesino actuó por resentimiento, o por argumentos filosóficos y políticos retorcidos? ¿Acaso es producto de una sociedad injusta, sin oportunidades?

Tu argumento, claramente platónico, de que el vandalismo es producto de la stasis, del alma enferma, es débil, obvia la importancia que las ideas tienen en el actuar de los sujetos, y a la vez, conlleva su riesgo totalitario, cuando refieres a “una sociedad que cree individuos equilibrados”.

Dices: “no puedo evitar ver un peligro inminente, el peligro de que lleguemos a asociar la idea de movimientos sociales con la idea de desmanes”.

Esa idea ya se instalo en algunos, que en base a ciertos slogan e ideas, creen que la violencia se justifica para llevar a cabo cambios sociales. Peor aún, creen que con violencia se logra la libertad. Y esa idea es muy antigua, pero ciertamente errada, y ha llevado a que la mayoría de las revoluciones se conviertan en el dios Saturno, que devora a cada uno de sus hijos. Hace unos días leía un libro de Rudolf Rocker, donde describe muy bien como el jacobinismo terminó por dejar el camino listo para el déspota de Napoleón…y la libertad, fue derrotada por el absolutismo monárquico y luego por el Estado Nación.

Todo lo anterior no resta el hecho de que los argumentos del ministro no tienen asidero, y es débil como argumento contra el derecho a manifestarse.

No hay que caer en dos trampas. La que mencionas y la de creer que por la fuerza se obtiene la libertad. Hay que leer más sobre Luther King que sobre Lenin.

Saludos

oscar-cornejo

Estimado, comparto contigo la idea de que la fuerza no debe usarse para adquirir la libertad, de hecho, repudio de forma absoluta los ejemplos que has dado, aunque los considero bastante extrapolados de la situacion actual. No pretendo restarle importancia a las ideas en los actos de las personas, solo me refiero a que la psicologia desequilibrada surge en gran medida, y especialmente en el caso de chile, de la sociedad, sin excluir otras causas por supuesto.
Con respecto a la fuerza con la que funcionan los cambios sociales mantengo la postura de que es asi pese a que existan claros casos de lo desmedido que se vuelven ciertos movimientos, sobre todo los citados (pese a que el movimiento estudiantil no tiene absolutamente nada que ver y aun no llega a un limite donde se justifique reprimir libertades), eso no quiere decir que la violencia sea equivalente a la fuerza social, en el caso de Luther King se puede apreciar poder social encausado a fines pacificos.