La entrada en vigencia de la Ley de Inclusión Escolar el pasado 1 de marzo ha generado un gran debate. Y si bien tiene variadas aristas, entre ellas el lucro, el copago y la selección, hay un punto que se ha estado especialmente en el tapete estos últimos días. Se trata de los reglamentos internos de cada establecimiento y la regulación en el tipo de sanciones al incumplimiento de éstos, lo cual se ha entendido en ocasiones de manera errónea como que se promoverá que niños y adolescentes no tengan límites de ningún tipo. Nosotros queremos dar una mirada distinta a este punto: que los niños no dejen de asistir a clases.
Como Fundación Educacional Oportunidad hemos realizado estudios sobre la importancia de la asistencia escolar y hemos visto que, toda inasistencia, sea por motivos justificados o no, puede mermar los aprendizajes de los niños. A través de campañas, tanto internas como en los medios, hemos tratado de crear conciencia sobre el problema que se denomina “ausentismo escolar crónico”. Nos hemos agrupado con otras organizaciones vinculadas a la educación, tanto del ámbito público como privado para generar sinergias que nos permitan enfrentar la situación con mayores y mejores herramientas.
Es por esta razón que consideramos un gran avance la prohibición de suspensiones por faltas al reglamento interno de cada establecimiento, relacionadas con la presentación personal, la falta de útiles escolares o el uniforme. Esto, porque muchas veces estas llamadas “faltas” tienen relación con la imposibilidad económica por parte de los padres para comprar el uniforme completo a los niños o los materiales escolares. Negar la asistencia a clases a un niño que vive en un contexto de vulnerabilidad es exponerlo a situaciones que pueden resultar negativas para él: no sólo deja de recibir la alimentación que le proporciona el establecimiento educacional, sino que también es posible que se involucre en situaciones de riesgo.
Además, según investigaciones en la materia, principalmente realizadas por el programa estadounidense “Attendance Works”, el ausentismo escolar perjudica directamente el desarrollo de las habilidades de lenguaje y matemáticas en pre básica, la convivencia escolar, más tarde los resultados académicos y, en el segundo ciclo de enseñanza básica, es el mejor predictor de deserción escolar. Algunos estudios vinculan el ausentismo crónico incluso con periodos más largos de cesantía y sueldos más bajos en la vida laboral, y mayores tasas de embarazo adolescente, drogadicción y delincuencia.
Negar la asistencia a clases a un niño que vive en un contexto de vulnerabilidad es exponerlo a situaciones que pueden resultar negativas para él: no sólo deja de recibir la alimentación que le proporciona el establecimiento educacional, sino que también es posible que se involucre en situaciones de riesgo.
Por ello, es crucial que evitemos el ausentismo escolar y no lo fomentemos a través de la suspensión como método disciplinario. Como Fundación Educacional Oportunidad celebramos que se haya incluido este punto en la Ley de Inclusión Escolar en particular, como una medida que tiende a mantener a los niños y niñas dentro del sistema educacional, donde podamos protegerlos y dedicarnos de manera positiva a entregarles educación de calidad y a formar individuos integrales.
Marcela Marzolo M.
Directora Ejecutiva, Fundación Educacional Oportunidad
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