Las quejas y recriminaciones contra el movimiento de los profesores han ido en aumento. Las primeras declaraciones de la nueva Ministra de Educación, Adriana Delpiano, han sido fiel expresión de una cruzada transversal de los partidos políticos representados en el Congreso Nacional que buscan bajar la movilización del magisterio sea como sea. Delpiano partió señalando que las bases del profesorado no conocen el proyecto de carrera docente y que no se sentará a discutir hasta que se deponga la paralización.
Parece que la nueva ministra le sacará lustre a las viejas armas de persuasión que hemos visto desde los años concertacionistas, reutilizados en los años piñeristas y remasterizados por la renovación de la Nueva Mayoría. El conflicto deberá resolverse atacando la fibra sentimental donde los niños y niñas son usados como un escudo reaccionario, descalificando a los docentes como una tropa de ignorantes que poco saben de los supremos asuntos de política educativa, y amenazando con las más variadas consecuencias.
Si la ministra condiciona la apertura de diálogo al término del paro de profesores, creo que sería justo para nuestro debate hablar de la partitura que estamos interpretando. El asunto es que desde 1981 que en Chile tocamos distintas versiones de la misma partitura en educación. Han habido diversas versiones, desde el bailongo, la sopa de caracol, el techno del general, el reggaeton, la zumba… pero todas responden a la misma pieza original: la Opus (Dei) 81 de Pinochet, Guzmán y Friedman. Una y otra vez las movilizaciones estudiantiles y docentes han chocado con el mismo problema. La promesa de cambio de partitura se queda en simples arreglos (o mejor dicho arreglines).
Y cansa. Es comprensible que hasta el iluminado de Gabriel Salazar se canse de ver gente marchando y que nada cambie (¡en 200 años!), o que el ciudadano común y corriente pregunte hasta cuándo hay miles de personas en las calles enfrentándose con las fuerzas de orden. Entonces caemos en responsabilizarnos unos y otros (o unos contra otros) y dejamos una vez más en una cómoda posición a quienes sí se han beneficiado de la partitura pinochetista. Y es que salvo excepciones, la clase político-económica de Chile, que representa principalmente a la república independiente de cuatro comunas del barrio alto de la Región Metropolitana, ha estado en un Paro que se ha extendido por 25 años. Ha operado, como hemos sabido, utilizando la colusión, la corrupción, la negociación, la apertura de mesas de diálogo y grupos de expertos, para finalmente generar atractivas ilusiones ópticas que poco y nada han logrado cambiar la disposición de negras, redondas y corcheas. Si leemos bien, la cancioncita señala básicamente que las familias y estudiantes son clientes, que las profesoras y directoras son meros proveedores de servicios, y que las escuelas son susceptibles de seguir las fuerzas del mercado. Y por si fuera poco, un asterisco nos remite al final donde dice que el orden de las notas es inmutable por el bien supremo de nuestros grupos económicos gobernantes.
Esta ontología deshumanizada es la canción que ciudadanos chilenos no quieren interpretar más en Chile. Por eso las marchas y movilizaciones tienen tanto sentido. Se rompe el principio de la estandarización y violencia del mercado para reestablecer un nosotros social desde el cual se puede escribir una partitura distinta.
Es comprensible que hasta el iluminado de Gabriel Salazar se canse de ver gente marchando y que nada cambie (¡en 200 años!), o que el ciudadano común y corriente pregunte hasta cuándo hay miles de personas en las calles enfrentándose con las fuerzas de orden.
El paro político es el verdadero problema de Chile. La ausencia de voluntad de romper con la herencia dictatorial que se extendió en derechas e izquierdas que asumieron el ritmo militar como música de fondo debe enfrentarse como una de las causas de nuestros ahora rituales anuales de protesta.
Los profesores de Chile nos muestran caminos, como también lo han hecho nuestros valientes estudiantes desde la década pasada. Es hora de escribir una nueva partitura utilizando el saber acumulado en las escuelas públicas en nuestro país.
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solopol
No, no cambia nada porque ustedes se sectorizan, se parcializan, el movimiento estudiantil partió con mucha fuerza pero ha acabado marginalizándose, si tu preguntas probablemente el 80% o 90% de la gente quiere una educación pública de calidad, amplia, una nueva constitución, una salud pública robusta, el problema con las personas que piensan como tú es que siempre están contra algo, siempre quieren ser el tarro con más duraznos o el izquierdista más convencido, por eso siempre compiten con otros y los tratan de «pinochetista», por lo cual siempre acaban encerrándose. Y siendo las posturas de la derecha tan faciles de derrotar, por obvias, extremas, y de tan poco sentido común, ustedes le hacen un favor fenomenal a esas posturas porque estan en contra de todo lo que sea transversal. Que mejor ejemplo que la forma como tratan a los «despolitizados», a los «tibios», a los «amarillos», en el fondo muchos de ustedes tienen un ego fenomenal y un feroz espiritu competitivo y luchan contra su propio clasismo y egoismo. Es ingenuo y patudo pensar que la mayoria de la gente no quiere cambiar el sistema, la educacion y la salud, lo que dices no es novedad…. cualquiera lo sabe, el problema es como cambias las cosas, y no lo haces con un discurso odioso y excluyente, «todo el que no piensa como yo es derechista», así es obvio que muchas personas se descuelgen de tu movimiento, a pesar de ello te vuelvo a repetir, por si no te queda muy claro, la mayoria de la gente está de acuerdo con la educacion estatal, con la salud estatal, con los sistemas de pension estatales, no descubriste la rueda.
solopol
Y tu cantito de la «despolitización» y de los que no son «ni chicha ni limona» esta más que repetido, y muchos ya estamos hartos de eso.
ROLANDO MÉNDEZ BRIERES
ME PARECE QUE CLARAMENTE HAY UNA AUSENCIA DE VOLUNTAD POLÍTICA PARA ROMPER ESA CORAZA QUE DEJÓ LA DICTADURA Y QUE TANTO LA » DERECHA Y LA » IZQUIERDA » SE EMPEÑAN EN MANTENER INDEMNE TAL COMO LA DEJÓ LA DICTADURA. SE TRATA DE UNA HERENCIA VERDADERAMENTE MALDITA…..
servallas
Sobre este tema hay tantas visiones, pero siempre se cae en lo mismo, la descalificación del otro porque no hace lo que yo quiero, pero lo que yo quiero curiosamente esta asociados a lo que ciertos colectivos de presión quieren, y esos colectivos en realidad no les interesa la educación, ni la salud, ni menos la vivienda, buscan por la presión de sus cuadros más estado, más poder, pero sucede que cuando el estado crece y crece y crece, se engulle todo lo que el raquítico pueblo produce, al final del día compartimos la miseria.¿ dónde está el equilibrio?, no lo sabemos porque la gente inteligente no se mete ni en colectivos de presión ni en política, están leyendo poesía o escuchando jazz.