#Educación

Condiciones para garantizar el derecho a la educación de calidad

Compartir

Garantizar el derecho a la educación es fundamentalmente una responsabilidad social que se otorga a través del Estado. Asegurar el acceso y provisión de educación de calidad a todos los estudiantes de una nación corresponde al Estado en primer lugar, pero también a las familias y los demás miembros de la comunidad, pues existen condiciones previas para que el Estado pueda cumplir con ello. En efecto, lo primero que debe ocurrir es que los estudiantes asistan a la escuela y para ello se debe tomar conciencia de que es el espacio más adecuado en el cual deben estar quienes cumplen con la edad, luego la motivación sino la obligación de asistir. En este sentido, ir a la escuela tiene la doble dimensión de ser un impulso interno para los estudiantes y una responsabilidad para quienes tienen su tutela.

En seguida, es importante establecer los estándares mínimos que se considerarán para que la escuela imparta una educación de calidad, y ellas dicen relación con la infraestructura, el equipamiento, la  calidad de los docentes y del currículo que se imparte. Esto constituye el núcleo de una educación de calidad y la sociedad debe establecer los mínimos universales para garantizar una educación de calidad para todos. Entonces, es de esperar que la infraestructura de los establecimientos escolares, independiente de dónde se encuentren emplazados si en el centro de un barrio citadino o en una isla del sur del país, éste debe contar con gimnasio, comedores, sala de profesores, conexión adecuada a internet, biblioteca, laboratorios para ciencias y tecnologías, entre otros; deben estar, sin diferencias alguna, con equipamiento didáctico que regularmente se actualiza; los docentes y directivos se han formado en programas exigentes, están actualizados, pueden demostrar desempeños competentes y están altamente motivados; el currículo que se imparte combina equilibradamente altos estándares de aprendizaje, pero también ofrece la flexibilidad para que los docentes puedan desplegar su profesionalismo adaptándolo a las pertinencias culturales en las cuales se desempeñan. Toda estudiante, independiente de donde nazca o viva, tiene derecho a asistir a una escuela que posee las mismas condiciones para impartir una educación que le garantice un desarrollo y los aprendizajes esperados para su edad o ciclo educativo.

El imperativo que permita garantizar y hacer efectivo el derecho de una educación de calidad para todos es un esfuerzo de diversos actores, el de la escuela y los docentes es la principal, pero tenemos que asegurar condiciones previas de salud para la madre y para todo niño, niña y adolescente de manera regular y permanente; es necesario proveer de alimentación básica todos los días a quien lo necesite de acuerdo a los requerimientos de la edad y de las actividades adicionales que realicen, como deportes; como también, debemos dotar de transporte seguro a todos los estudiantes cuyas familias no lo puedan proveer autónomamente.  Si bien mucho de lo anterior se ha estado realizando desde hace muchos años y otras se han incorporado de manera reciente, la exigencia de garantizar un derecho implica elevar los estándares y universalizar su provisión, algo que permitirá avanzar en igualdad y establecer sobre todo, que las condiciones de partida son las mismas para todos.

Abordar la educación como un desafío de justicia social implica realizar una declaración política que nos señale el camino hacia la cohesión e integración social

Abordar la educación como un desafío de justicia social implica realizar una declaración política que nos señale el camino hacia la cohesión e integración social, pero también traducir aquello en un programa que asegure la coherencia entre dicha declaración, la formulación de políticas públicas y la implementación de capacidades institucionales para hacerla realidad. Garantizar el derecho a una educación de calidad para todos nuestros niños, niñas y adolescentes en igualdad de condiciones, en cualquier escuela de nuestro territorio, implica un consenso en torno a fortalecer la educación pública, reparando el deterioro y maltrato del periodo municipal, invirtiendo con decisión y sin complejos en las condiciones antes señaladas en el marco de un programa de largo plazo, más allá de un periodo presidencial, que permita visualizar en un marco de estabilidad, que las transformaciones necesarias se realizarán independiente de la gestión transitoria que pueda encabezar un gobierno o ministro. Asumir este desafío país como una misión nacional, permitirá alinear los recursos, las voluntades y fortalecer las decisiones que se requieran para su implementación. El otro camino es de la improvisación, el del ensayo y error, el de los cambios voluntariosos sin el respaldo suficiente como para mantenerse en el tiempo. Sobre esto último ya hemos sido testigos de muchas luces que abruptamente se han apagado por cambios y caprichos personales de quienes las han impulsado.

5
64

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*

5 Comentarios

Blasco Ramírez

Yo creo que es buena idea considerar una gran amplitud de ofertas educativas. Que los ramos obligatorios se reduzcan a 4 ó 5. Que los colegios puedan ofrecer 200 ó 300 ramos diferentes. Que se personalice la educación lo más posible. En el colegio no fui nunca bueno para las matemáticas ni las ciencias y me resultaba desgastante y agobiante tener que hacer esos ramos. Por otro lado, leo más libros que el chileno promedio y hablo inglés, francés, alemán, algo de italiano y portugués; pero el colegio me hizo escasos aportes en relación con ese aprendizaje; las bibliotecas públicas no ofrecen prácticamente ningún apoyo para este interés particular mío, tampoco. Para bien o para mal la educación implica una cierta uniformidad de formación. Talvez deberíamos apuntar a superar eso. También sería bueno tener clases avanzadas para alumnos avanzados y más elementales para alumnos con un nivel más bajo. Yo en 2° medio ya hablaba inglés y me aburría soberanamente en las clases de inglés tan elementales; y por otro lado andaba perdido en matemáticas y no me ofrecían un programa más a mi alcance.

    Carlos Alberto Delgado Álvarez

    Carlos Alberto Delgado Álvarez

    Muchas gracias por tu comentario Blasco. Efectivamente, debemos avanzar en la construcción de modalidades curriculares flexibles, que se ajusten más a las necesidades de los estudiantes, a sus preferencias vocacionales y a una mayor integración del conocimiento.
    Saludos

    clado

    Habría que tener mucho cuidado-cautela, seriedad-rigor y respeto-amor para enfrentar “lo que puede suceder con nuestros hijos en la escuela”…, y reconocer que no hemos hecho suficiente por no llegar a la crisis que muestra. Existe una gran campaña –ahora-, por continuar desfigurando la idea de una escuela que pudiera entregar las herramientas mínimas para que nuestros hijos puedan sentirse seguros en su propio futuro y no el de “la sociedad”, como dice el rezo de la política socializada.

    La exageración es parte de la estrategia verbal usada para causar la sensación de que la escuela prometida debe estar amparada por la libertad absoluta de la enseñanza socializada y territorializada, y que eso es garantía suficiente para la educación pública de nuestros hijos.

    La flexibilidad irresponsable no es buena consejera si nos damos cuenta que se quiere continuar con el “modelo educacional vigente” instalado desde los años 90 en el sistema escolar. Antes que del sistema escolar, la crisis es de la escuela y sostiene una pedagogía asistida que no tiene ontología ni epistemología suficiente para considerarla actualizada ni con posibilidades de desarrollo.

    Cuando se plantea una escuela sin profesores especializados en enseñanza escolar, o “pedagogía dedicada” como se la puede llamar, la “nueva escuela socializada y territorializada” está retrocediendo varios siglos en los avances (?’) que han obtenido las ciencias humanas y que la escuela en crisis dejó abandonadas hace tiempo.

Carlos

Gracias Claudio por tu comentario. comparto lo que señalas: «Antes que del sistema escolar, la crisis es de la escuela y sostiene una pedagogía asistida que no tiene ontología ni epistemología suficiente para considerarla actualizada ni con posibilidades de desarrollo». Creo sin embargo, que como debilidad y desafío, los docentes somos los primeros llamadas a «equiparnos» adecuadamente para superar esta situación, haciendo honor a nuestro profesionalismo e incrementando nuestro capital profesional colectivo. Saludos

    clado

    Don Carlos, no se trata de salvar la “pedagogía educacional” con la que el Mineduc hace funcionar el sistema “educativo” nacional desde la primera gran reforma que diseñó el equipo armado ex profeso para llevar a cabo el giro copernicano que muchos esperábamos para el sistema escolar después de todo lo que ocurrió durante la dictadura.

    La primera gran reforma no se hizo para el sistema escolar o para la escolaridad; de hecho se hizo para el sistema educacional y si se revisa pedagógicamente lo que debería estar contenido en cada uno de los dos sistemas mencionados, haciéndolos litigar en sentido lyotardiano (ver La Diferencia de 1983), se dará cuenta que hay uno que no demanda gran rigor pedagógico, y definitivamente es claro que ese es el sistema que hoy hay que cambiar.

    El modelo educacional vigente optó por una pedagogía asistida por las Ciencias de la Educación en donde cada una de ellas conserva sus propiedades quedando imposibilitada para configurar una “disciplina” que vele por la resolución de todos los problemas que enfrenta la pedagogía escolar en la escuela -con la escolaridad de nuestros hijos, nada menos.

    Con esa debilitada pedagogía asistida es que se está haciendo la Formación Inicial de los Profesores desde los 90, y no me parece para nada fundado que seamos nosotros “los primeros llamados a “equiparnos” adecuadamente…” cuando ese equipamiento “profesional” lo debió proporcionar siempre la “pedagogía escolar” en la Formación Inicial de los Profesores.