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La Violeta del barrio Lastarria

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Hace unas semanas mientras paseaba  por las agradables noches del Barrio Lastarria, al compás de un carnaval urbano con trompetas, tambores y danzas con reminiscencias latinoamericanas que se movían entre cafés, restaurantes, artesanías, librerías y museos me topé con ella, con una mirada al infinito, serena, cálida, tan sencilla y compleja a la vez, invadida de una luz en penumbras que sólo hace que marque aún más su misterio  que la hace bella e inolvidable por siempre.   Ella es la Violeta del Barrio Lastarria.

Sin duda, no soy la única que ha reparado en la aparición clandestina del rostro de Violeta Parra en Mosaico sobre uno de los muros de los pocos domicilios que van quedando en dicho barrio, y es que después de sacarme la respectiva selfie con el deseo de compartirla en mis redes, reparé en la firma de aquella obra: MUSA.  Y supe que esta intervención había sido hecha por dos jóvenes artistas, ambos con vasta trayectoria en el arte del mosaico: Isabel González Zúñiga (quien además es fotógrafa y músico) y Gonzalo San Martín (dedicado también a la música y artesano titiritero), que por esas cosas de la vida conocí en el extinto Campo de Artes del Parque O’Higgins.     No lo dude más y supe que debía entrevistarlos y saber cuál es la historia detrás de este Rostro de Violeta y bien, esto es lo que resultó en mi primera crónica de artistas urbanos.

Camino a mi cita por la comuna de Pedro Aguirre Cerda, muy cerquita del límite entre Santiago, San Miguel y a pasos del emblemático Bar Victoria. Toco el timbre de una vivienda de fachada continua, y en el fondo sólo silencio y uno que otro perro callejero se escucha en esta mañana de sol resplandeciente de primavera. En unos minutos abre Gonzalo y con su gran sonrisa me saluda afectuosamente invitándome a su taller que recientemente acondicionó al final de esta vivienda que resulta pertenecer a una sede vecinal, ya estando en su taller inmediatamente y siendo fiel a su personalidad obsesiva y detallistas comienza a limpiar su mesa de trabajo mientras me cuenta que Isabel está por llegar,  de pronto escucho las pisadas inquietas de un perro y la suave voz de Isabel que ha llegado con su perrita Celia. Nos saludamos entrañablemente después de mucho tiempo sin habernos visto, nos dirigimos al patio central de ésta casa oculta del mundo y bajo la sombra de un extenso pasillo entre bancas y pisos de madera nos dispusimos a empezar nuestra entrevista al colectivo MUSA y su Violeta del Barrio Lastarria.

Gonzalo, Isabel…¿Por qué Violeta?

Bueno la imagen de Violeta (dice Gonzalo) viene a mí porque la admiro de siempre y porque al principio de todo esto, hubo un día en que  me topé con una foto del rostro de Violeta que salió? me parece… en la revista del Sábado del Mercurio, y bien, estuve cargándola “caleta” de tiempo conmigo, y esa foto era muy especial, poco común, muy distinta… Y porque ella no salía riendo, y no salía en ninguna otra parte; ni en Google! (exclama Isabel). Entonces al principio, inicialmente cuando nos planteamos hacer ésta idea… de retratar a las Musas de Chile y dijimos que fuese Violeta, yo no trancé mucho para dar la opción de elegir otra foto que no fuera ésta.  Isabel, que además es músico, canta y compone, agrega: Sí ella me encanta, todo su trabajo me fascina.     Es que lejos de ser para mí la artista chilena y latinoamericana más importante (continúa Gonzalo), no sólo por su arte y todo lo que hizo… me encanta como ella resolvió su vida, eso es algo que a mí me inspira arto, porque cuando tú te pones a investigar acerca de su vida te das cuenta que sus relaciones como madre, hija, hermana eran como bien raras, como bien “chispeantes” al parecer, entonces era un mortal ¡más! No era… como…  tú dices que era de ¿“carne y hueso”? (lo interrumpo), claro, como uno Ja! ja! ; Uno piensa que  a veces estos artistas son perfectos porque  que hacen todo bien… pero, no es así necesariamente.  Ella, igual dejaba a veces la embarrada, pero en vez de detenerse a lamentar lo que hacía, yo creo que ella no dudaba nunca. Y eso, me inspira mucho.    ¡Claro! (dice Isabel) ella se enfocada en algo, y sentía que lo tenía que hacer, era como un deber! Y lo hizo independiente que haya sido deficiente en otros aspectos de su vida personal, ella pese a todo siempre insistió en su vocación.

Ustedes firman la obra como MUSA,  como una forma de ver en Violeta a la mujer que inspira en sus vidas, al parecer la sienten muy cercana; será porque tal como ustedes dicen, ella fue una mujer que pese a la adversidad sale adelante en el mundo del arte y la cultura con sus propias convicciones y formas de resolver su vida, con absoluta autenticidad incluso por sobre los prejuicios y estándares de la época artística.  Lo que les deja, entonces es un referente respecto a que sí se puede construir tu propio camino artístico y profesional, cuando la pasión por lo que hacen vive dentro de ustedes, tal como Violeta lo hizo.

Sí, ¡Claro! (dice Gonzalo), esa es la herencia de ella.  Hay mucho de eso y bueno el rollo de MUSA nace también porque es el nombre que nosotros elegimos para llamar a este colectivo…   Un colectivo de mosaico (continúa Isabel), donde nos imaginamos siempre hacer intervenciones en la calle. Sin embargo, y si bien el proyecto de las MUSAS surge como una idea de inmortalizar a diferentes mujeres, nosotros también ya habíamos reparados en esta palabra, cuando creamos este colectivo de Mosaico, como Musa… Mosaico… no sé, es como que empezamos a investigar y salió MUSA.    Que viene de música también, finalmente… es la madre de muchas cosas que hacemos y que están ligadas ahí, musas inspiradoras y patriotas -termina agregando Gonzalo-.

Ustedes como artistas multifacéticos que son…¿Qué atributo tiene el mosaico que los llevó a expresarse con ésta y no otra técnica? porque la intervención urbana, que ustedes desarrollan es bajo un escenario muy underground, cosa que es bastante más difícil de llevar a cabo, por la naturaleza de la técnica que demanda más tiempo, fuerza, costo económico y nivel de detalles que deben desarrollar sobre un medio que deben intervenir de manera abrupta, con no las mejores condiciones de luz y usando mucha fuerza mecánica.

La materialidad del mosaico por si sola es una joyita que tiene una presencia distinta y para nosotros, es tener la posibilidad de regalarle algo a la ciudad, algo que estará ahí por décadas, inmortalizando personajes chilenos que son populares y musas inspiradoras a la vez.

Isabel contesta: yo creo que lo principal es que el mosaico perdura mucho más en comparación con la pintura, pese a que estas han ido igual mejorando pero, también el mosaico tiene esto como de joya y preciosismo que llama más la atención, su materialidad se integra al muro de tal forma que ésta en el tiempo, dura mucho años permitiéndole a la obra trascender respecto a su durabilidad, al menos 50 años de manera intacta y eso es lo que queremos.    Otra cosa, dice Gonzalo es que si bien trabajar con el mosaico es lento para nosotros, fue un desafío desarrollarlo en un corto plazo, porque esto nos puso a prueba como mosaiquistas, la interrogante era descifrar: “cómo hacer algo hermoso en un corto tiempo” y resultó muy ¡entretenido! porque en un tiempo record de tres días lo terminamos, poniéndonos con ello la vara alta para lo que sigue; Por otra parte, también pienso y muy personalmente, que el mosaico en las vías públicas enaltece las figuras, ¡lo que sea!.

No es lo mismo que pintes un pájaro en la calle a que lo hagas en mosaico, no sé yo me imagino que existe una lectura inconscientes de las personas que lo observan que tiene que ver con un aspecto más cavernícola, como esto de armar las figuras con trozos de piedra casi como un ejercicio súper básico en la composición, porque es juntar un color al lado de otro color, no hay trazos, no existe la fluidez de un elemento único, es sólo tomar un color y pegar uno al lado de otro; y yo imagino que en esa suma de piezas, al observador le pasa algo al mirarlo, incluso si no es de tan buena calidad la obra. La materialidad del mosaico por si sola es una joyita que tiene una presencia distinta y para nosotros, es tener la posibilidad de regalarle algo a la ciudad, algo que estará ahí por décadas, inmortalizando personajes chilenos que son populares y musas inspiradoras a la vez, sin importar si estos son mujeres u hombres, lo importante para nosotros y las generaciones que siguen, es que estos merecen ser recordados y tenerlos por siempre presentes ahí, en la retina.

Bien chicos, entiendo que Violeta es sola la punta del Iceberg, porque Violeta es sólo la primera de muchos que tienen en mente, entonces ¿Qué se viene ahora con el colectivo MUSA?, ¿Novedades en alguna calle de Santiago?

¿Lo contamos o no Gonzalo?… Pregunta Isabel mirando a Gonzalo, ambos con cara de cómplices para finalmente terminar en una traviesa risa.  Bien… Contesta Isabel: ahora estábamos buscando qué hacer… hacer ésto o lo otro y tomamos la decisión de hacer a Pedro Lemebel y ya sabemos dónde lo vamos a instalar, él va a ser nuestra segunda MUSA, su nombre surge de una proposición de un amigo muy talentoso quien lo sugirió entusiastamente.     Y ustedes, ¿van a crear una imagen de él? o van a trabajar con una, ¿ya creada?    Bueno, lo que hacemos es un ejercicio de retrato, un retrato fiel a partir de una fotografía.  La idea es que sea lo más similar a la foto, con algunas alteraciones personales que no alteren en ningún punto los rasgos del personaje, para permitir al observador reconocerlo inmediatamente, sin necesidad de ponerle un nombre al pie de la obra. Para nosotros, él se transformó en un personaje popular súper presente en la gente y en una clase social a la cual nosotros pertenecemos, además es contemporáneo nuestro a diferencia de Violeta; Pedro Lemebel es más cercano generacionalmente y aunque haya fallecido hace muy poco él vivió en una órbita similar a la que hoy estamos nosotros viviendo en este país, su obra, su forma de vivir y lo que propuso deja un legado que las futuras generaciones merecen conocer.

 ¿Dónde piensan instalar esta nueva intervención urbana?,   Ya decidimos donde, pero va ser una sorpresa, lo que si podemos decir es que va a ser en un barrio del Centro de Santiago y no sabemos cómo va a funcionar posteriormente en ese muro la obra,…yo creo que eso va ser una sorpresa para todos, lo que si cuando lo realicemos dice Isabel, la vamos hacer con más color, gente invitada y muchas fotos a diferencia de Violeta que fue casi una intervención experimental para nosotros.

En efecto chicos, ustedes realizaron dicha obra de manera muy underground y con harta adrenalina en el cuerpo porque no sabían si podrían terminar a tiempo la intervención sin tener algún tipo de oposición social o de Carabineros. Digamos que para un grafitero es más fácil, ya que, si es necesario correr y abortar por fuerza mayor el desarrollo de una obra cuando no se han conseguido todos los permisos correspondientes se puede hacer más expeditamente pero, ustedes que trabajan en “obra”, es decir, con cerámicos, mallas, cinceles, pesadas pastas adhesivas… no es tan fácil de zafar ja ja ja…      Sí…, responden ambos riendo, no pasamos piola en la calle, pero finalmente eso es lo que tiene el mosaico, para la gente es entretenido y novedoso, les atrae mirarlo y eso es ¡bacán!, a ellas les da mucha curiosidad lo que uno está haciendo porque aún no entienden mucho el ejercicio, eso de pegar pedacitos de piezas de color, fijar al muro, poner la pasta, etc. Es ¡genial! La gente nos pregunta mucho cuando estamos en la calle por esto. Definitivamente esta intervención y su desarrollo en mitad de la ciudad, así como lo que genera en el transeúnte común es algo que realmente disfrutaremos mucho.

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Alejandra Ramírez Hueraman

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