A propósito de la masacre de Nueva Zelanda, se ven y escuchan un cúmulo de reacciones altisonantes en contra de esa masacre. Ya no las creo, es más, me incomodan. No porque no me importe ese hecho terrible y la muerte de esas personas, que más allá de sus ideas y creencias, siguen siendo eso; Personas. Algo que hoy no valoramos.
Vivimos en un mundo donde se hizo costumbre quitar la vida. No tiene ninguna gracia una película o un videojuego, donde no se mate a diestra y siniestra. Y qué me dicen de un noticiario sin muerte.Lo doloroso es esto. En el fondo de nosotros, no sentimos auténtico dolor. El dolor ajeno no es más que una noticia.
Peor todavía, nadie quiere que le cuenten que un insano mató a 49 personas. No, él quiere ver el video donde los está matando. Ese es el problema, la verdadera insania. Pero respecto de eso nadie reclama, nadie dice nada. Eso es lo que me molesta e incomoda.
A nadie se le pasa por la cabeza que tenemos el deber de rechazar todo acto, imagen o palabra, que banalice el acto de matar, o el hecho indecoroso de hablar de un crimen como si nada. “Están matando a un weón…!!” Grita el seudo humorista frente a la multitud, y nos reímos. Mejor gritemos como Quelentaro; Eso es pa’ andarse riendo mierda…!!
Entonces para qué estas lágrimas, si mañana seguiremos jugando a matar y consumiendo esos hechos de muerte, cada vez más crueles y más cruentos, en todas y cada una de las pantallas. Porque la vida y su valor van quedando en eso; una pura pantalla. Alguien me dirá; oye, no te pases películas, otros darán la clásica respuesta liberal; si no te gusta, no la veas.
Somos Homo Videns, una imagen multimedial que apenas respira. Ya no se trata de matar solamente, ahora hay que mostrar el asesinato, darle espectacularidad, y por supuesto, viralizarlo en las redes sociales. Totalizarlo en el mundo virtual, donde ya no hay prójimo, porque nada es próximo.
Sin cercanía no hay afecto, sin afecto no hay compromiso y sin compromiso no hay humanos ni humanidad. Cuánta razón sigue teniendo Giovanni Sartori. “Lo virtual es el vacío”. Sufrimos el vacío de conocimiento, de ciudadanía y comunidad. Nos pena la Res Publis, el vacío de la política, la ausencia de la ética y la reflexión.
Lo doloroso es esto. En el fondo de nosotros, no sentimos auténtico dolor. El dolor ajeno no es más que una noticia. Al cabo de unos días, estas personas despojadas de la vida, serán un número olvidado, hasta la próxima masacre y su respectivo gimoteo. Mientras tanto, seguiremos disfrutando el espectáculo cotidiano, de la autoeliminación.
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