Hace pocos días se realizó el paro nacional de los trabajadores portuarios, en la Octava Región. Adhirieron los puertos de Coronel, Lirquen, San Vicente y Talcahuano.
Como estudiante, participé en el paro de los portuarios de San Vicente y Talcahuano, quienes forman parte de la Unión Portuaria del BioBio, una organización de trabajadores que desde el 22 de julio del 2010 agrupa a portuarios de San Vicente, Talcahuano, Huachipato, Coronel y Schwager. Son destacables los niveles de participación, compromiso y solidaridad de estos trabajadores. Esto se demuestra en las conversaciones que uno puede establecer con cualquiera de ellos, las cuales evidencian un conocimiento total y fundamentado de sus demandas, además de las fuertes convicciones que alimentan su lucha. A esto se suma el mutuo respeto y unidad que existe entre los dirigentes y sus bases.
Los dos días de paro nacional que efectuaron los trabajadores en un clima de total respeto y sin ningún tipo de desorden, no generaron respuesta alguna por parte del gobierno, que hizo oídos sordos a las demandas legítimas e históricas de los portuarios. Es contradictoria la actitud del Ejecutivo que, en reiteradas ocasiones, ha afirmado que “no negociará con violentistas”. Pues bien, cuando una organización de base se moviliza en condiciones pacíficas, desde la óptica del gobierno, este ignora sus demandas y no entrega ningún atisbo de acuerdo. Entonces resulta de una inconsecuencia absoluta que cuando los trabajadores recurren a otro tipo de acciones igualmente legítimas el gobierno los reprima y además critique la forma en que se movilizan.
Ahora bien, dentro del grupo de trabajadores movilizados existen algunos que se encuentran en una situación más critica aun: los trabajadores portuarios de Talcahuano, quienes llevan sin poder trabajar dos años debido a la destrucción completa del puerto producto del tsunami. El puerto de Talcahuano agrupa a 180 trabajadores, es decir 180 familias que por culpa del terremoto perdieron su fuente laboral más importante. La solución del gobierno fue privatizar el puerto. Sin embargo hasta el día de hoy no existe actividad alguna en dicho lugar: En concreto: un desentendimiento absoluto del problema. Además, para mantener su licencia de trabajadores portuarios se les exige un mínimo de 36 turnos anuales, los cuales tienen que presentar para poder renovar su licencia, turnos con los que claramente no cuentan, por la negligencia y la ceguera de quienes han ocultado una demanda inmediata y de carácter urgente.
Los portuarios de Talcahuano no cuentan con ningún tipo de protección social, ningún tipo de subsidio. ¿Donde está esa llamada reconstrucción de la que tanto se ha jactado el gobierno? Han pasado 2 años y el puerto de Talcahuano sigue en las mismas condiciones. Por ello, la única forma de que los derechos y demandas laborales en nuestro país sean respetadas y escuchadas es luchando, es así como se avanza. Es lamentable que nuestra clase política a lo único que se ha dedicado últimamente es a tapar y tapar problemas.
Los paros, las tomas y las movilizaciones sociales constituyen la legítima respuesta del pueblo ante la despreocupación de las “autoridades”. Ojalá a estas no se les ocurra inventar un “Viva Talcahuano”, ya que esto evidenciaría mas aún que la situación de las familias gravemente afectadas por el terremoto nada les importa.
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Foto: Asamblea Nacional por los Derechos Humanos
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