#Ciudadanía

El desafío del sistema que nos cabreó

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La encuesta CERC fue clara no solo en describir el paupérrimo apoyo al gobierno. El estudio constató, además, que los niveles de conciencia social aumentaron significativamente. La demanda política cambió sustancialmente. La gente está pidiendo cambios profundos en la sociedad.El modelo político-económico instaurado en la dictadura  y bajo el cual gobernó la Concertación, colapsó a los chilenos. Se dieron cuenta de que gran parte de las penurias de su vida se deben a este modelo. Llegó el momento de que los políticos, viejos o nuevos, se hagan cargo de aquello. Ahí está el desafío de aquellos que se consideren de izquierda, socialistas o progresistas.

La encuesta refleja lo que se olfateaba en la calle. Solo 2 de cada 10 chilenos que apoyan al gobierno, quieren mantener el binominal y respaldan el lucro en la educación. El resto quiere cambios. Los ciudadanos se dieron cuenta de que hay cosas que no son correctas en la sociedad. Así lo refleja el rechazo de los chilenos al cómo se lucra en las AFP (59% rechaza), en las Isapres (65% rechaza) y en las Universidades (77%rechaza).

Pero también cuestionan la legitimidad de las utilidades obtenidas en Bancos (47%), en grandes tiendas (45%) y en supermercados (41%). El 75% quiere cambiar la constitución, y el 79% realizar una reforma tributaria. Es el sistema completo el que está siendo profundamente cuestionado por los chilenos. Sin duda el movimiento de los estudiantes ha sido fundamental en ello.

La poca valoración a la Concertación tiene que ver justamente con no haber cambiado (por falta de votos o voluntad) las estructuras que dejó la derecha. Durante 20 años la Concertación trató de “humanizar” un modelo impuesto por la dictadura a cambio del retorno a la democracia (tutelada) sin muchas opciones reales en ese entonces. Un modelo basado en el lucro como centro. Pero es imposible generar justicia donde las reglas sociales están en función de la ganancia individual y donde el imperativo es “yo primero, yo segundo, y tercero mi sombra”.

Un Estado que no otorga garantías reales y que bajo las reglas de la derecha (sustentadas en la constitución), solo redistribuye la riqueza en base a subvenciones, termina generando una sociedad de personas endeudas, estresadas, donde nadie confía en nadie, donde el dilema es o poner el pie encima o ser aplastado. Un Chile lejos del que soñamos los progresistas. La Concertación logró sacar de la miseria en que dejó a Chile la dictadura, abrió libertades, pero no hizo un Chile justo.

Sea cual sea el candidato o candidata, aplicando pragmatismo o idealismo en su selección, el próximo gobierno necesariamente no debe ser en la línea de los 20 años de Concertación. Los cambios no deben ser en la línea de lo posible, sino en la línea de lo justo.

Por eso hoy hay dos cosas relevantes. El programa y la movilización social. Es fundamental que las fuerzas de oposición construyan un programa de gobierno que se haga cargo de las reformas estructurales, sin miedo a palabras como “ estatizar”, “nacionalizar”, ”asamblea constituyente” y “plebiscito”. Lo segundo, es aprender a gobernar con la sociedad civil movilizada, empujando las reformas. Un gobierno construyendo junto al movimiento social, el cual será la fuerza fundamental de presión cuando las reglas dejadas por la dictadura no permitan realizar los cambios.

Estas son tareas difíciles, pero no imposibles. Habrá que derrotar a los conservadores de la vereda del frente, pero también a los de la propia. Con unidad, valentía, inteligencia y mística, el futuro es posible. A eso debemos convocarnos. La historia es nuestra.

* Columna escrita para The Clinic por Daniel Manouchehri Lobos, 27 años, ex dirigente estudiantil, blogger y comité central del PS. Puedes seguir sus comentarios en su twitter @dmanoucheri

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4 Comentarios

cord

En mi opinión, si lo que mueve a una persona es el lucro o la satisfacción espiritual, el Estado no tiene derecho a intervenir. Si interviene, es decir, si buscar dictar normas sobre la conciencia interna de las personas cualquiera sea el nivel que ésta tenga, amplia y fidelizada como la de Saramago o rudimentaria, tal vez, como la mía, si intervienen en eso, pues se acabó, estamos en el totalitarismo. Ah, pero el Estado lo ha hecho, y también lo ha hecho Saramago, pues si convence a ese 20 o 25 % de que son desechables a ojos del resto, entonces reemplaza su conciencia por la noción de que existe un enemigo del cual defenderse. yo no temo a las palabras estatizar, nacionalizar ni plebiscito… temo a otras palabras que no suenan pero imperan, como SIMPLIFICAR, y es la simplificación basada en la lucha de conciencias las que me asusta. Si te metes en el porqué las personas hacen las cosas, es como el «crimental» de Orwell. Debes procurar que el porqué hagan las cosas no represente daño para los demás. No puedes demandar del fabricante de cigarros que vele por la conciencia del fumador por el daño que se hace sin demandar del fumador mismo la aclaración de los porqués que lo llevan a fumar. Es igual con las deudas y todo lo demás. En 1789 no había encuestas, pero el clamor popular era interpretado por gente como Robespierre y representado en la guillotina. Ese clamor que tanto valor confieren hoy se traduce en encuestas. A Maximilien más tarde el clamor se le devolvió en contra, sin que la desición de cortar su cabeza u otras pasara por los mecanismos del contrato social. Que en Chile hace falta uno nuevo, no cabe duda. Que no sea un retroceso compadre.

@Bigzamo

Por fin hay alguien que dice con toda claridad: primero hay que tener un PROGRAMA. Y que sea sincero, sin ahorrar palabras, un programa educador y no electorero. esto me recuerda tiempos pasados en que algo se logró…ojalá se sepa esta vez cuidar.

    peon

    No dice precisamente eso, Jaime, sino que dice:

    «Es fundamental que las fuerzas de oposición construyan un programa de gobierno»

    Es decir, que alguien, y no todos, construyan ese Programa, tal como ha sucedido siempre…

    Yo creo que la tal oposición no existe, es sólo un nombre inventado para que algunos rayantes, o votantes esclavos, escojan a tal o cual división política parcelaria, misma en la que los principales bandos que siempre babean por llegar al poder, se olvidan del pueblo a la hora de los quiubos.

    Por mi parte, es la enésima forma que leo de escribir lo que dice el artículo, sin embargo, ¿quién atiende a este llamado o razonamiento, dónde, cuándo y cómo?…

    La fulminante tendencia nos dice que nadie va a atender al llamado del pueblo, sin embargo, apenas bastaría que existiera una Cámara Ciudadana Digital con representación directa en el Parlamento como para que todas las puertas al debate de lo razonable se pudieran abrir, ya que al menos para mí, una Cámara Ciudadana significa mucho más que los términos «estatizar, nacionalizar, asamblea constituyente y plebiscito” y más que cualquier Programa de Gobierno de una supuesta oposición…

    A todo esto, ¿esa oposición se refiere a oposición al pueblo?…

    camaraciudadana.cl

    fdsfsd

jorge1812

Me parece errado hablar de una entelequia como “la conciencia social”. Eso no existe. Tampoco existe la opinión pública, como decía Bourdieu. Lo que existe son individuos con intereses diversos, que en algún punto coinciden.

Pero claro, la idea de conciencia social sirve para ajustarla a la nomenclatura cómoda de izquierda-derecha, y así levantar la falsa idea de una conciencia colectiva que coincide en todo en contra de un otro. Pero eso no es así, la gente no es toda progresista, ni de izquierda, y sin embargo pueden estar de acuerdo con ciertas demandas. El Chile actual es plural. Hablar de derecha e izquierda es usar nomenclaturas vetustas.

No obstante eso, es cierto que el régimen y su mercantilismo (no confundir con libre mercado) está entrando en una crisis de legitimidad. Las personas no creen en los partidos políticos ni sus caudillos (aunque estos tengan justificación para todo). Y lo bueno, es que la desconfianza en el poder –se diga derechista, izquierdista, progresista, obrera o lo que sea- se comienza a instaurar como un principio clave.

Por otro lado, demonizar el lucro y el individualismo, me parece errado. El lucro se define como “Ganancia o provecho que se saca de algo”. Y entonces puede ser ganancia monetaria, provecho académico, o de cualquier índole. Toda actividad humana es en sí lucro –la señora que vende sopaipillas, ropa en la feria, películas pirateadas, jugar un partido con los amigos- incluso el ayudar a otro, pues hay un provecho emocional que se obtiene.

Mejor hablar de fraude si hablamos de transacciones a través de dinero, donde una de las partes no cumple con lo acordado o prometido.

Lo mismo pasa con el individualismo. Es eso lo que permite nuestra humanidad, el desarrollo de nuestros talentos e intereses, sin que la horda lo determine. Fue el individualismo el que permitió a la especie salir de la barbarie.

Y por último, creo que ese programa, debe estar basado en una discusión previa sobre la noción de Justicia. Porque surge una duda ¿Por qué se presume a priori que el Estado es justo?

Saludos