Diversos sistemas de Metro, como el de Washington, diseñan estacionamientos exclusivos para esta modalidad en el entorno de sus estaciones, espacios que son reservados para vehículos con su conductor al volante, es decir, los pueden utilizar solamente quienes dejan o esperan a un pasajero.
Puede parecer difícil creerlo, pero “Besos y transporte” es un importante modo de transporte de personas.
Se refiere a los viajes en que un integrante del hogar usa el automóvil para llevar –o buscar- a una persona a la estación de Metro más próxima, con el eventual beso de despedida o bienvenida. Es un modo de transporte importante para reducir la congestión, pues de otra forma el viaje se efectuaría hasta su destino final en automóvil particular.
Es por ello que las ciudades se esmeran en favorecerlo. Así, diversos sistemas de Metro, como el de Washington, diseñan estacionamientos exclusivos para esta modalidad en el entorno de sus estaciones, espacios que son reservados para vehículos con su conductor al volante, es decir, los pueden utilizar solamente quienes dejan o esperan a un pasajero.
La situación a este respecto en Santiago, a pesar de su alta congestión, es lamentable, con los entornos de las estaciones diseñados sin considerar esta modalidad de transporte. Donde la situación llega al absurdo es en el entorno de la estación Los Domínicos. Cuando se analizó el diseño de esta área el municipio no propuso, -y más bien se opuso- a dar cualquier facilidad de este tipo de transporte, prefiriendo dejar el amplio espacio pavimentado al oriente de dicha estación abandonado y con prohibición de ingreso, antes que permitir el estacionamiento con conductor al volante y de taxis colectivos (otro medio que reduce los viajes en automóvil particular) y, agregando el insulto a la injuria, procedió a señalizar las vías aledañas prohibiendo que un automóvil deje un pasajero en el entorno de la estación, ciertamente tampoco ha licitado el subsuelo del área para establecer un gran estacionamiento subterráneo.
Pareciera que el municipio ve con reprobación que una persona sea dejada –o recogida- en el entorno de la estación Los Domínicos, o puedan dejar su vehículo allí, obligando a sus vecinos a usar el automóvil hasta el destino final, contribuyendo a la proverbial congestión de la zona oriente.
El Ministerio de Transportes, con la timidez que parece ser parte de su genética, tampoco ha usado sus amplias atribuciones de organismo rector para corregir éstas anomalías.
Como sugiere Doña Florinda, solo nos queda implorar el auxilio del Chapulín Colorado.
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Foto: Wikimedia Commons
Comentarios
12 de noviembre
Es una de las paradojas de los «planificadores»
Bien sabrá, como Ingeniero de Transportes, que el modelo ideal habla de tener estaciones de transferencia modal; ello, en este caso, sería tener estacionamientos grandes y gratis (o casi), para que la gente haga, efectivamente, un cambio modal (metro o micro). Lo ideal sería que eso fuera acompañado con un costo enorme de transitar (tarificación vial); ambos incentivos en conjunto lograrían descongestionar.
Pero se ha preferido el tema de generar negocios, donde en todos lados hay que pagar por estacionarse; valores que no desincentivan el hacerlo. Y transitar es gratis (excepto autopistas urbanas), por lo que, sumados, es en resumen un incentivo al uso del automovil para ir a cualquier lado.
Saludos
+1
13 de noviembre
Tambien ayudaria que en vez de hacer que las ciudades crezcan descontroladamente para beneficio de las constructoras e inmobiliarias, se construyeran nuevas ciudades mas eficientes y que se distribuyese la poblacion de manera mas homogenea en Chile.
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