Mucho se ha hablado de la figura de Patricio Aylwin en estos días. Por lo general son aspectos positivos los que se resaltan por haber sido el primer Presidente de la transición. Su tono, su concepción de la democracia y sus miedos son vistos como virtudes por todos. Incluso por quienes estuvieron del lado de Pinochet.
Es raro, pero con la muerte de Aylwin pareciera que nadie apoyó la dictadura. Es como si de pronto el tirano haya gobernado solo y nadie hubiera sido parte de su sustento político e ideológico. Lo mismo pasa con Büchi- el candidato dictatorial que se enfrentó a don Patricio- : nadie se acuerda de él, ni siquiera quienes creyeron que podría ser el próximo presidente de Chile para que perpetuara los legados de la tiranía institucionalizada.Sólo cabe recordar que sí hubo pinochetistas. Que el SÍ tuvo gente que lo apoyó, personas que lo financiaron y que demonizaron a la gente del NO. Porque el plebiscito no fue una contienda en donde todos los sectores políticos de este país estaban a favor de la democracia.
Patricio Aylwin aparece ante los medios como el “Presidente de todos los chilenos”, como señaló Andrés Allamand en una declaración, y lo cierto es que no fue tan así. El ex mandatario lideró la oposición a un régimen en la que el 44% de los ciudadanos querían mantener la tortura, el autoritarismo y la muerte, por medio del “orden” y la “seguridad” que les daba Pinochet. Lo siento, pero las cifras son así. Los políticos que hoy lo aplauden, comenzaron a apreciar al político democratacristiano una vez que este comenzó a gobernar en democracia con los miedos necesarios para perpetuar el legado hegemónico de los civiles y militares habían gobernado ilegalmente por 17 años. Antes había sido tratado de traidor, de querer gobernar con los marxistas- en un país en donde curiosamente era mejor visto ser Pinochetista- y traer el caos a Chile.
Sin embargo, hoy nadie en la derecha asume su postura política de ese entonces. Nadie dice que la democracia les parecía un error, una manera de perder todo lo que habían construido de la mano del militar; de ese capataz que había implementado a la fuerza un sistema económico aconsejado por ellos.
¿Por qué será esto? La razón parece bastante simple: Patricio Aylwin terminó haciendo mejor el trabajo que ellos querían darle a Hernán Büchi. En su curioso afán de lograr la “unidad de Chile”, el primer mandamás de La Moneda tras el tirano, terminó por transformarnos en una masa despolitizada que frente a cualquier discrepancia democrática se atemorizaba.
Y es que eso de “la medida de lo posible” fue el gran abrazo a la ideología dictatorial, porque quienes establecían “lo posible” son precisamente quienes estaban del lado de los cuarteles. Quienes se sentían seguros con un ex dictador que se paseaba aún por los pasillos del poder como si fuera dueño del nuevo estado de derecho que se había establecido. Quienes hoy alaban la figura de Aylwin y lo ponen como ejemplo frente al gobierno actual que ha osado en querer hacer reformas que demuestren que hay otras posibilidades. O eso es lo que ellos creen.
Sólo cabe recordar que sí hubo pinochetistas. Que el SÍ tuvo gente que lo apoyó, personas que lo financiaron y que demonizaron a la gente del NO. Porque el plebiscito no fue una contienda en donde todos los sectores políticos de este país estaban a favor de la democracia. Eso es una mentira. Y una manera de despolitizar la historia, en momentos en que parece tan conveniente.
Comentarios
21 de abril
Entre la gente educada se acostumbra esto de elogiar a los fallecidos. Como nuestro difunto ex Presidente no cometió ningún crimen ni cosa remotamente parecida, se merece los elogios. Opinión que expreso incluso sin haber sido partidario suyo. El resto son odiosidades necias. Hay un momento para cada cosa.
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21 de abril
Me parece que hay una confusión en el artículo. El gobierno militar partió proponiendo expresamente la recuperación de la democracia y afortunadamente no dejó de gobernar hasta haber construido la democracia mas estable del continente, y sí fue apoyado por gran parte del país. Fueron tiempos difíciles para todos si piensas que probablemente nos zafamos de una guerra civil, además el gobierno militar cometió abusos atroces y dejar el poder en manos de civiles una vez reconstruida una institucionalidad para ese propósito llamando a un plebiscito y posteriormente a elecciones libres era un momento muy delicado protagonizado con Don Patricio.
Nadie demoniza, muchos pensábamos y algunos estamos incluso mas convencidos que entonces, que dejar Chile en manos de quienes lograron reconstruirlo era la mejor forma de conducir el país en la nueva democracia, con elecciones, congreso, constitución, derechos civiles, etc.. etc… a nadie se le ocurrió apoyar torturas y persecuciones señor. El plebiscito, ganara quien ganara, fue una tarea democrática, esa democracia que los que mas hablan de ella son los que más intentaron impedirla.
Saludos cordiales
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21 de abril
Como todas las situaciones….después de la guerra son todos generales.
Bajo los canones actuales, en que lo políticamente correcto es casi un dogma, cualquier decisión pragmática del pasado es criticada; bajo esa premisa, además, estarían presos Carrera y O´Higgins, y para que decir todos los políticos desde 1850 a 1925, y a Alessandri Palma se le juzgaría por haber desechado la Asamblea Constituyente para la Constitución del 25 y por lo poca representativa que fue su aprobación; Cuando se quiere juzgar el pasado con los ojos del presente, se cometen las aberraciones propias de no entender que las decisiones dependen del contexto, y no son filosóficamente puras.
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23 de abril
Muchos eran pinochetistas, estadios llenos, convocatorias y actos masivos creian que tenían un mesias, luego, cuando se conocieron los hechos de una dictadura sangrienta y dura, unos hechos verdaderos y horribles, y otros hechos falsos e inventados, todos atribuidos al mesias y compañia, los que gritaban a todo pulmón se dieron vuelta la chaqueta, como en todo, las muchedumbres se van y los antiguos amores se transforman en odio, pero este país es así, hoy algunos terminan de escritores tirando las últimas piedras de las lapidaciones masivas. En fin, los tristes escenarios de la guera fría, con sus soldados, sus marionetas aquí y allá, muchos de ellos ya fallecidos, quizás es hora de dejar tranquilos los muertos en su eternidad y pensar en un nuevo país, el problema es que muchos se quedaron anclados en sus trincheras buscando enemigos en las distancias.
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