La Presidenta Michelle Bachelet anunció la reparación económica para las víctimas de La Araucanía que han perdido sus hogares, decretar el 24 de junio como feriado por el Día de los Pueblos Originarios y la suma urgencia en la creación del Ministerio de Pueblos Indígenas. Y a estas propuestas se sumó: el que la Jefa de Estado pidiera perdón al Pueblo Mapuche, señalando: “Quiero solemne y humildemente pedir perdón al Pueblo Mapuche por los errores cometidos por el Estado chileno. Pido perdón por no poder entregar la seguridad necesaria a las víctimas de la violencia en la zona”.
«Si de verdad se quiere enfrentar el conflicto en la zona de La Araucanía, de donde soy oriundo, las cosas se tienen que hacer bien y partir por aceptar que falta reconocer la autonomía del pueblo Mapuche, con todo lo que ello implica»
Sin duda, se agradece el gesto de la Mandataria de pedir perdón, seguramente a los partidos de derecha esa reacción les causará resquemor, pero lo necesario es, al menos, partir aceptando que hay temas pendientes, no resueltos y frente a los que cabe pedir disculpas, pedir perdón como lo hizo la Presidenta socialista.
Llama la atención que, una vez más, al igual que los anteriores de la Concertación y de la derecha, nada se diga sobre la autonomía del pueblo Mapuche, como si se tratara de un tema olvidado y no lo es. Debe haber un reconocimiento constitucional, a través de un estatuto legal, que regule el funcionamiento autónomo en el territorio Mapuche y una estructura que le de representación, un Parlamento Mapuche de acuerdo a identidades territoriales.
Esta no es una simple idea, es un compromiso que adquirió el Estado cuando ratificó la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, en que su artículo 3, 5, 20,21 y 22 hablan claramente del derecho de ejercer libremente su autonomía política, cultural y económico, de acuerdo a su propia cosmovisión o crear nuevas instituciones, para a lo cual el Estado debe asegurar ese ejercicio.
Entre los anuncios de la Jefa de Estado está la idea de recompensar desde el punto de vista del dinero a las víctimas de la zona con la finalidad, según expresó Bachelet, para que las familias puedan reponer sus actividades productivas, tanto de la micro, pequeña y mediana empresa que hayan perdido total o parcialmente sus activos, dijo, co-financiando las inversiones necesarias que permitan apoyar la recuperación productiva de las empresas en activos fijos y capital de trabajo. Sin embargo, de la reclamada autonomía Mapuche ni una palabra. En ese sentido, planteo que más allá de que se establezca un feriado, de que se cree un Ministerio, de que se indemnice a los afectados que han perdido sus hogares, no se aborda el tema central que es la autonomía que mi pueblo perdió cuando fueron despojados de sus tierras, cuando sencillamente se les arrebató los territorios que, ancestralmente, les pertenecieron.
Y en cuanto a las medidas económicas, deben obedecer al desarrollo de un modelo económico que permita el desarrollo sustentable en base al kumemongen (el buen vivir) mapuche, de lo contrario estas medidas serán netamente asistenciales y los métodos subsidiarios han fallado por decenas de años.
Para ser más preciso el artículo 20 número 2 de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas dice que los pueblos desprovistos de sus medios de subsistencia y desarrollo deben ser compensados por el Estado de manera justa y equitativa, de tal manera que no es ningún regalo, sino es parte de saldar una deuda y cumplir con la obligación internacional que no habían cumplido.
Si de verdad se quiere enfrentar el conflicto en la zona de La Araucanía, de donde soy oriundo, las cosas se tienen que hacer bien y partir por aceptar que falta reconocer la autonomía del pueblo Mapuche, con todo lo que ello implica, que es aceptar sus derechos que han sido reclamados por años, aceptar que hay multiculturalidad, que tenemos tradiciones diferentes y que no pueden seguir pretendiendo que actuemos como lo hacen los occidentales. Seguir con esa estrategia, es mantener al Mapuche en la indefensión en la que se encuentran hoy y que, por más dineros que les puedan entregar para su economía y su productividad familiar, que es un avance, lo esencial es su reconocimiento, su autonomía.
Sobre el anuncio de la Presidenta Bachelet de que en un plazo de 60 días se enviará al Congreso la Ley Araucanía, cuyo objetivo es uno: establecer incentivos económicos especiales para las empresas que trabajen, exclusivamente, dentro de la región de La Araucanía. Una vez más se observa cómo al sector empresarial, de alguna manera, se le premia, se les incentivará para invertir en la zona, pero ¿por qué esa misma premura no se observa frente algo tan esencial como es el reconocer los derechos, políticos y económicos del pueblo Mapuche?, ¿cuáles son las razones para que, eso, no se concrete y que sigue siendo un enigma al que hay que darle respuesta. Aunque muchos intuyen al gobierno en las sombras de los grupos de poder económicos entre otros.
Comentarios