En la Patagonia de Aysén y Magallanes, ese sentimiento ha desencadenado en el último tiempo una serie de movimientos sociales a gran escala, producidos inequívocamente por el descontento ciudadano. Esa insatisfacción de ver como pasan los años y que nada de lo que se dice, se hace y se promete se concreta de verdad, nos ha estado pasando la cuenta en las regiones, llegando a dividir regiones enteras por esa falta de criterio.
Uno de los problemas más graves que en la actualidad estamos sufriendo en nuestra sociedad, es que la ciudadanía no se siente partícipe de las decisiones, y lo peor de todo, es que las decisiones que se han estado adoptando en las últimas décadas no se hacen en base a políticas claras y con proyección territorial, no tienen ninguna planificación estratégica y no se realizan las debidas consultas a las personas y organizaciones que se verán afectadas, teniendo en cuenta al buen uso del territorio, al borde costero, a las aguas y los recursos naturales. Estos procedimientos han generado mucha frustración en las comunidades regionales afectadas y el descontento no ha sido menor.
Se ha hecho notar que un 56 % de los chilenos se abstuvieron de ir a las urnas, por el simple hecho de que no se sienten parte de las decisiones que se toman en el país y que da lo mismo votar.
Uno de los temas más importantes en el último tiempo en el acontecer político nacional y que ningún político en teoría ha dejado de tocar, es sin duda alguna concretar una debida regionalización, que esté de acuerdo con los nuevos tiempos y que tenga la capacidad de ser representativa de verdad en las diferentes comunidades. Las regiones han sufrido desde siempre el letargo de la centralización y sobre todo la falta de criterios adecuados a la hora de tomar decisiones en planificación de estrategias de desarrollo (si es que han existido), que con el tiempo han producido un enorme malestar en los habitantes de las regiones, y que han obstruido un desarrollo a la altura y en consecuencia con lo que de verdad necesitan las regiones; lo que se ha realizado ha sido deficientemente centralista y falto de criterio y proyección.
En la Patagonia de Aysén y Magallanes, ese sentimiento ha desencadenado en el último tiempo una serie de movimientos sociales a gran escala, producidos inequívocamente por el descontento ciudadano. Esa insatisfacción de ver como pasan los años y que nada de lo que se dice, se hace y se promete se concreta de verdad, nos ha estado pasando la cuenta en las regiones, llegando a dividir regiones enteras por esa falta de criterio.
Los partidos políticos regionales no han tenido la capacidad de entender ese fundamento básico regional, de la gran necesidad por hacer las cosas bien y que las regiones se sientan verdaderamente integradas al proceso de desarrollo. Más que un aporte los partidos políticos se han transformado en una carga, en un buzón de los intereses centralistas de sus mismos partidos, en total detrimento de los valores regionales culturales e históricos a los que se deben.
En regiones lo que necesitamos son parlamentarios más certeros y comprometidos con su gente, que sepan defender los valores y los objetivos por los cuales fueron elegidos, empoderando de verdad a las regiones y sobre todo equilibrando los poderes del Estado.
La renuncia del senador Antonio Horvath a Renovación Nacional la semana pasada, no fue para nadie una sorpresa, sobre todo para quienes lo conocemos desde siempre. Su actuar solo viene a ratificar la postura regionalista que él ha encabezado, que ante todo vela por su región, y no como pueden creer los intereses de los centros de poder de los partidos políticos, que por mucho que un parlamentario sea miembro de una organización política, no significa en lo absoluto ser súbdito ciego e incondicional de estrategias de desarrollo que no corresponden a la proyección de la región que se representa.
Existe una clara necesidad de cambio en todos los sectores de nuestra sociedad, ya que las regiones son el motor conductor del país. Por eso necesitamos una amplia “Democracia Regional” de representación política, que tenga la capacidad de aglutinar, que no disgregue como la actual, con capacidad de lograr acuerdos con sustentación de base, para poder trabajar con los diferentes dirigentes de todo el ámbito regional y con los políticos en general, a fin de mejorar la gestión de los partidos políticos y de los gobiernos regionales, creando así un nuevo referente político ciudadano, que logre coherencia en los temas ciudadanos y con capacidad de entregar soluciones participativas, democráticas y sobre todo una representación social adecuada.
Es importante entender, para aquellos que no viven en regiones, que la falta de políticas regionalistas nos ha estado pasando la cuenta todos estos años en regiones, y estamos llegando a límites insospechados que deben revisarse. El proceso de regionalización no ha tenido la capacidad de ser. Aunque se han producido avances importantes comparativamente con los comienzos de la nueva democracia de 1989, estos no han sido categóricos al tener autoridades dependientes de la Moneda, cualquiera sea el gobierno. El panorama podría ser tremendamente desalentador, si no fuese por las redes sociales que operan en la actualidad, que han tenido la capacidad de comenzar a revertir la situación de manera positiva y con altura de miras, pero que haciendo raya para la suma, no han podido revertir aún la desconfianza en las instituciones, que de por sí deberían ser respetadas.
La salida del senador Horvath de Renovación Nacional, no significa en verdad y bajo ningún aspecto un cambio radical en los objetivos que desde siempre lo han llevado a trabajar por un Aysén sustentable y con proyección. Por su actuar regionalista es lógico que represente a un buen numero de ayseninos, quienes creemos que se debe mejorar sustancialmente y sacar las ideologías políticas que no aportan y que no reconocen la autonomía de las regiones, y sus procesos de desarrollo en temas de relevancia que son importantes para las regiones australes de Aysén y Magallanes: Conectividad de las zonas aisladas, terminar la Carretera Austral que conecta Aysén con Magallanes y con la provincia de Palena, mejorar las estrategias relacionadas con las Energías Renovables no Convencionales (ERNC) mejorando la eficiencia energética, y sobre todo, optimizar la opción de megaproyectos, exigiéndoles mejores estudios de impacto ambiental y tecnologías de punta, un ordenamiento territorial adecuado, un manejo integrado de cuencas, que no permita en Chile los transgénicos y que sea ante todo vinculante.
La democracia regional propuesta desde Aysén por el senador Horvath es solo un peldaño más en el proceso de revitalización de la política actual, y de la regionalización que necesitamos como país para lograr un desarrollo consecuente y sustentable, si es que de verdad queremos mejorar las condiciones para generar una debida proyección no solo de las regiones, sino de un Chile para todos.
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