Dado que el fin de semana me desentendí de las noticias, elecciones y resultados, a primera hora del lunes revisé la prensa escrita y las redes sociales. Nada nuevo bajo el sol. Los votantes, mantuvieron más o menos las representaciones tradicionales de cada conglomerado. Baja participación. Discursos victoriosos de ganadores y perdedores.
Sin embargo, me he detenido a reflexionar en algo que desde hace algunos años me llama la atención, y creo que amerita un pequeño análisis. Corresponde a los deseos de restarle legitimidad a los resultados, si estos no resultan de mi agrado. No es grave. Pero reflejan un desconocimiento absoluto de las reglas del juego democrático, e involucran, de modo sutil una agresión a quienes votaron por aquellos que resultaron victoriosos.Si no se siente representado por el ganador de las últimas elecciones, dígalo así, yo no voté por quien me representa actualmente. Pero recuerde que cada vez que habla mal de los nuevos representantes, está hablando mal -al menos- de quienes votaron por ese candidato electo.
Si aceptamos que la democracia es la forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos, de carácter representativa en el caso chileno y en la mayor parte de occidente, dicha forma de gobernar, se materializa a través elecciones libres y periódicas en la cual cada individuo elige o prefiere a alguien de acuerdo a su escrutinio o simplemente preferencia.
En cada ocasión que alguien resulta electo, se ha ejercido el principio de autodeterminación. Aquellos que no han votado, se han abstenido de expresar su preferencia, ya sea porque no la tienen y/o desean enviar una señal al sistema democrático, restándole legitimidad a éste, pero que en definitiva es una elección o preferencia que surge como resultado de su escrutinio y/o preferencia ejercida al momento de optar o desechar el ejercicio del derecho a voto.
Así, el principio recursivo de autodeterminación de los pueblos se manifiesta en el ejercicio del derecho ciudadano de votar, como en la abstención de su práctica. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se proclamó en 1966, y los orígenes y evolución se remontan a la Revolución Francesa, la Declaración de Independencia de Estados Unidos, las Guerras de Independencia Hispanoamericana, la Declaración de Derechos de los Pueblos de Rusia y una serie más de hitos y acontecimientos históricos que nos han permitido alcanzar el concepto actual de autodeterminación de los pueblos.
Por tal razón, cada vez que -por ejemplo- se denosta a un jefe de estado, en dónde se ejercen los derechos civiles y políticos, se injuria al pueblo de ese estado en su totalidad. Pues las personas que votaron (a favor, en contra, o se abstuvieron en alguna de sus formas posibles), han delegado en él su representación.
Cada alcalde y/o concejal que resultó electo este domingo recién pasado, ha sido electo por todos los que votaron y también por aquellos que no votaron, representa a todos y cada uno de los vecinos de esa comuna. Podrá sonar extraño. Más de alguno podrá decir que no se siente representado por tal o cual representante; sin embargo, lo representa plenamente, en términos jurídicos y en los hechos.
Si no se siente representado por el ganador de las últimas elecciones, dígalo así, yo no voté por quien me representa actualmente. Pero recuerde que cada vez que habla mal de los nuevos representantes, está hablando mal -al menos- de quienes votaron por ese candidato electo. Si no lo tiene en cuenta, está contradiciendo las reglas de todo aquello que consideramos democracia y de la cual participamos por acción u omisión.
Comentarios
25 de octubre
Bien dicho. Y yo sería mas explícito: de una vez por todas que se den cuenta que el que cree que un voto, emitido u omoitido, pesa menos que un piedrazo en la calle es simplemente un idiota.
Saludos
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26 de octubre
Ciertamente José Luis que con la violencia no construimos un mejor país. Puede ser comprensible en cierta etapa de la vida, en la juventud, en que resulta normal rebelarse contra lo establecido…pero de ahí a establecerlo como modo de vida, no lo comparto. En particular me refiero al acto de rebelarse, como toda acción tendiente a destruir o socavar lo existente, no en un ánimo de mejorarlo, si no simplemente de destruirlo. Saludos.
12 de noviembre
Lo de Trump en Estados Unidos es un muestra que el fenómeno es global, hay una parte de los jugadores que cuando pierde, siempre patea la mesa, no entiende o no quiere entender que la otra postura puede ganar, simplemente se creen dueños de la verdad y el resto que no los apoya son una masa de idiotas, retrasados mentales, acólitos de Hitler o como ya se ha hecho costumbre, fascistas.
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