Es por esto que no basta promover un modelo de gay deseable, macho y exitoso en la sociedad para conseguir los derechos que nos son negados. Los colectivos de diversidad sexual tienen el deber, en orden de remediar su propia condición de exclusión, de involucrarse también en la lucha de género. Por ignorancia muchas veces se han promovido desde las organizaciones LGTB modelos de género que inducen a la discriminación.
Hasta este fin de semana trabajé en la barra de una discoteca cuyos dueños nunca reconocieron como “gay” pero a la que acudía mucho, mucho público “del ambiente gay”. Recuerdo haber tenido un compañero que se describía como “un gay distinto a los demás, porque no soy afeminado”. Todos los que nos movemos entre círculos mal llamados homosexuales hemos escuchado en algún momento frases similares, sobre la superioridad del hombre que teniendo sexo con hombres mantiene su masculinidad, por sobre aquel que la rechaza y vive y se mueve con modales femeninos. Términos como “piola”, “masculino”, “no-afeminado”, entre otros son comunes en el léxico de quienes pretenden establecer distintos niveles de homosexualidad, distintas categorías con distintas valoraciones de personas.
Quizás debamos partir diciendo que la homosexualidad como concepto es una patología inventada en el siglo XIX para describir a aquellos hombres que tenían sexo con otros hombres (no pensemos que las lesbianas eran sujetos de estudio para la medicina, ya que hasta principios del siglo XX se pensaba que dos mujeres no podían obtener placer entre ellas). Fue ampliamente difundida en un libro muy morboso (“Psychopathia Sexualis”) que, fiel a las costumbres del período victoriano, juzgaba y revelaba al mismo tiempo los detalles más escabrosos y ocultos de la vida sexual de los sujetos que describía. Ser homosexual implicaba rebajarse a ser mujer. Digo rebajarse porque en aquella época el sentido común decía que los hombres eran superiores a las mujeres. Incluso si seguimos retrocediendo en el tiempo veremos que la ciencia médica siempre describió a la mujer como un hombre cuyos genitales no estaban maduros, o estaban deformados, o tenían menos calor vital. Por eso que un ser superior, destinado a dominar, tuviera la ocurrencia de dejarse penetrar, de cumplir en la cama los deberes de la esposa, era un insulto al género, a la estructura de dominación de la sociedad imperante, y por tanto, una patología que debía ser investigada, curada y condenada.
Previo a «Psychopathia Sexualis» tan sólo un puñado de teóricos poco reconocidos había hablado del sexo entre personas del mismo sexo como un estilo de vida. Más bien, no se había cuestionado el ponerle un nombre a cada una de las prácticas sexuales no procreativas. Todas ellas eran consideradas “pecado nefando” o “sodomía”, y abarcaban desde la masturbación hasta el sexo con animales. El homosexual es, entonces, dotado de características: tiene costumbres, formas de ser, vestir, hablar. Y por todo el siglo XX vemos el desarrollo de la cultura “homosexual”. Hacia los años 20 y 30 se comienza a pensar en el homosexual como un hombre afeminado (que es distinto a feminizado), con modales femeninos, como un híbrido de hombre y mujer que no alcanza a ser transexual.
Lo cierto es que en la práctica han existido en la historia personas de todo tipo, con todo tipo de costumbres y formas de ser. La sociedad imprime en los individuos sus costumbres y muchos homosexuales encontraron en la cultura popular una especie de “patrón a seguir”. Muchos transexuales también vieron en el declararse homosexuales un alivio para las contradicciones entre su sexo biológico y su identidad de género.
La comunidad gay hoy en día mantiene el modelo de hombre afeminado y lo integra con el desprecio que generaba la mujer al momento de ser inventada la “homosexualidad”. Hoy ser un hombre afeminado es para muchos ser un hombre inferior. Se alza al lado de este modelo de persona otro, que también tiene sexo con hombres, pero que mantiene su masculinidad intacta, y que es mucho más digerible para quienes permanecen con prejuicios. Vemos entonces una vieja nueva forma de discriminación arbitraria que divide a una comunidad de por sí excluida.
¿Cómo se expresa tan negativamente esta discriminación? En primer lugar, violenta a quienes no cumplen con los parámetros que socialmente se asignan. Si un homosexual es deseablemente “machito” para ser tolerado, aquel que no lo sea tendrá más problemas para sociabilizar, perjudicándose su calidad de vida. Mucho más allá de eso, en segundo lugar, mantiene a las mujeres en una situación de inferioridad. No debemos olvidar que el gay afeminado no es inferior por sí mismo, sino por su condición más cercana a la mujer, más imperfecto según los parámetros antiguos. Una sociedad machista es de por sí una sociedad que nunca dejará de ser homofóbica, y que aún peor, nunca dejará de violentar al 50% que son las mujeres que la componen.
Es por esto que no basta promover un modelo de gay deseable, macho y exitoso en la sociedad para conseguir los derechos que nos son negados. Los colectivos de diversidad sexual tienen el deber, en orden de remediar su propia condición de exclusión, de involucrarse también en la lucha de género. Por ignorancia muchas veces se han promovido desde las organizaciones LGTB modelos de género que inducen a la discriminación.
La homofobia misógina nos hace daño y nos seguirá haciendo daño porque genera un círculo vicioso de objetos deseables e indeseables que nos autoexcluyen, y que generan mecanismos de exclusión interna en nuestro pequeño y frágil grupo inventado, vulnerado y sufriente. La marica y el gay de Providencia tienen el mismo derecho a ser felices, y también, por supuesto, el mismo derecho a ser, y ser valorados como tal.
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Foto: Erprofe / Licencia CC
Comentarios
25 de diciembre
Creo q esta columna de opinión excluye la forma d discriminación más común y fuerte q se ve hoy en día en la población homosexual. Es d sentido común q uno se junte con lo q le guste, y los hombres homosexuales masculinos se juntarán entre ellos, dejando de lado a las «colitas», eso no es una forma de discriminación, es simplemente rodearse y armarse un grupo de pares donde uno se siente más cómodo, no por discriminar, sino por tema de gustos y afinidades. Yo no me siento mejor o peor porque no me gusta Britney ni cualquier otra de esas divas, me siento distinto. Lo q olvidas, y q quizás es lo más patético, es como un sin fin de homosexuales bien amanerados, vestidos como mujer, actuando como mujer, se refieren entre ellos de «loca paabre», en un penoso ejemplo d como entre los discriminados, finalmente se hacen pedazos. Al final, en un mundo globalizado donde lo diferente y diverso está de moda, y las rarezas, por muy freaks q sean, igual son incluidas, al final la inclusión y discriminación pasa por un tema netamente social. Y eso, al final, es lejos lo más paabre….Pobres diablas tratándose de pobres. Y respecto a los colectivos, cero esperanza… si vivimos en una sociedad tan clasista, q fue necesario levantar una fundación «iguales» para dejarle en claro a todos los otros grupos de minoría sexuales q en verdad somos bien diferentes, y al final la diferencia no es de color de ropa, ni de gestos, es de color de piel, de apellidos y de raza, donde los «iguales» son claramente más blanquitos q los otros oscuritos. Cuestión de locas paabres.
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29 de diciembre
Inportante considerar la herencia de la invsión patriarcal-catolica española http://reflexionesdegeneradas.wordpress.com/category/autorxs-ivan-machiweye-vargas/
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29 de diciembre
fe de erratas inportante quise decir importante…invsion quise decir invasión. Saludos
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30 de diciembre
Para cualquier facultativo la diarrea le indica que algo anda mal en el organismo que la padece ; por lo tanto la sodomia que tambien la provoca debe ser considerada como un acto inadecuado y nocivo para la salud y dicho acto es la base de la homosexualidad .
Ademas se debe tener presente que los homosexuales fueron los que trataron de violentar sexualmente a unos emisarios divinos motivo por el cual fueron destruidas Sodoma y Gomorrra.
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17 de diciembre
Lo único que puedo decir como mujer transexual lesbiana es que hasta el momento no he conocido ni a un sólo hombre homosexual, sean cuáles sean sus características que no sea un misógino. Creo que las mujeres que hemos apoyado a los hombres gays hemos estsdo lanzando piedras contra nuestro propio tejado. Afortunadamente, ya existen asociaciones para transexuales exclusivamente en varios países. Espero que el ejemplo cunda. Las mujeres heterosexuales han sido tan ingenuas apoyando a los hombres gays y su repugnante misoginia. Cuando los hombres gays pidan perdón a la mujer por las atrocidades que han hecho con ellas, y las que siguen haciendo y las bestialidades que han dicho y siguen diciendo, entonces y sólo entonces podremos creer que los supuedtos ideales igualitarios LGB no son pura hipocresía (la mujer representa una buena fuente de ingresos para la mayoría de las profesiones copadas por gays). En fin, menos hipocresía y menos maltrato a la mujer.
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02 de julio
Gran comentario. De hecho, las mujeres transexuales heterosexuales también son muy misóginas, tu no lo eres porque eres lesbiana y ves a la mujer como lo que tu amas y deseas pero las transexuales hetero ven a las mujeres como competencia .
02 de julio
me pueden explicar que cresta es una «mujer transexual lesbiana»?? Es un hombre que se viste como mujer y le gustan las mujeres? O una mujer que se viste como hombre y le gustan las mujeres??
02 de julio
Los hombres homosexuales son los más misóginos de todos. Siempre hablando entre ellos en que son «hembras» pero que no les gustan los afeminados sino los «machos», porque afeminado + afeminado para ellos es como un lesbianismo.
He oído a muchos gays criticar a las mujeres, su forma de ser y de vestir, critican todo de ellas, que si están muy gordas, que si se visten mal…Los gays son mas misóginos que cualquiera.
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