Ok. Lo entiendo. Después de décadas en las que las mujeres de nuestro país fueron despojadas del derecho de decidir sobre sus cuerpos es perfectamente correcto celebrar la despenalización del aborto terapéutico como si fuese la victoria del siglo, y llamarlo una ganada de derechos.
Gran parte de la discusión sobre el aborto terapéutico se ha centrado en las víctimas de abusos y las madres cuya vida corre peligro por causa de su embarazo, pero nadie del oficialismo ha sacado a colación el argumento de que, a pesar de la prohibición y de la condena social que lleva consigo el aborto, miles de mujeres se practican abortos ilegalmente cada año. La única persona que se atrevió a poner el tema de la inevitabilidad del aborto en el tapete es ahora ex ministra, y su renuncia fue aceptada a pesar del sólido apoyo ciudadano.
Hablar de la inevitabilidad del aborto es desplazarse desde la discusión sobre el derecho a la vida (debate difuso, estéril, en donde lo último que importa es el rigor científico, o incluso legal) al debate sobre el derecho a la salud, la dignidad y la igualdad ante la ley. Si a pesar de que en nuestro país el aborto es equivalente al homicidio y la condena social es terrible incluso en los centros de salud (donde existe una obligación ética de tratar bien y cuidar a las pacientes, sin importar por qué hayan llegado allá), aún así hay cifras altísimas de aborto, entonces mantener la prohibición es sadismo. Significa hacer oídos sordos y correr la vista a las clínicas del barrio alto que los practican con la naturalidad con la que operan de apendicitis, e ignorar la miseria de quienes sin tener los recursos se arriesgan a hacerlo de todos modos, y ponen en juego su integridad física, mental, su libertad y su vida.
El derecho al aborto es el derecho al aborto, sin apellidos y sin restricciones más que la definición de aborto (lo que significa establecer a partir de qué semana el feto ha alcanzado un estado de desarrollo que lo haga sujeto de derechos, y para aquello se puede recurrir a la academia y a la experiencia internacional). Cuando vemos el aborto como una “terapia” para ciertas dolencias y no como la expresión de los tres derechos que mencioné en el párrafo anterior, entonces no estamos concediendo el derecho al aborto, ni estamos avanzando hacia él. Lo que estamos haciendo es intentar mitigar lo terrible de la situación actual.
Es importante que aceptemos, y cuidemos decir siempre que aunque esto es una gran ganada para las mujeres de Chile, el derecho al aborto no ha sido ni si quiera discutido. Sólo estamos pensando en medidas paliativas.
Mitigar la crueldad de lo que viven mujeres violadas, en peligro de muerte o con fetos inviables tiene consecuencias positivas evidentes: este grupo de mujeres especialmente vulnerables dejará de ser penadas por cuidar de sí mismas. Lo malo es que pospone el debate de fondo y aquellas mujeres que no están en situación vulnerable tendrán que esperar una cantidad de tiempo considerable hasta que el tema se vuelva a discutir en el carril que las lleve a ganar control de su cuerpo. Por eso es importante que aceptemos, y cuidemos decir siempre que aunque esto es una gran ganada para las mujeres de Chile, el derecho al aborto no ha sido ni si quiera discutido. Sólo estamos pensando en medidas paliativas.
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Patrick Fisk
Entiendo tu punto de vista, lo respeto, pero siento que queda corto, sin querer ofenderte, tratare de explicar porque.
Nadie quiere abortar, eso lo tengo claro, dudo que algún día suceda que una mujer diga.
-Tienes condón?
-no, seguimos?
-si, dale no más, después aborto si queda la escoba.
Dicho esto:
Nuestra educación sexual es pésima, tenemos una sociedad desinformada, que no ve la relevancia del auto cuidado.
Tenemos muchos mitos sobre el preservativo en hombres y eso es un tremendo tema.
El sistema de atención de víctimas (protocolos y profesionales) es tan prehistórico, que ningún niño pide ayuda cuando es violentado y ninguna mujer (o muy pocas) desean una victimizacion secundaria en una posta o SAPU.
Aún debatimos sobre el uso de la pastilla del día después y creemos que el médico y su equipo hacen apendicibortos por plata… Y no por convicción profesional (sinceramente creen q un médico haría un aborto si pensara que es homicidio?)
Si vamos a legislar, que sea INTEGRAL y no sólo sobre la punta del iceberg!
Un abrazo