##UnPaísQueOpina

El verdadero comienzo del término de la Dictadura

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En algunas de mis columnas anteriores explique como en Chile bajo la premisa del «milagro chileno» de los años 70 y 80, pretendíamos ser el país más pujante y desarrollado de la región a punto de convertirnos en una isla de bienestar económico, político y social.

En algunos debates internos que he presenciado, existe la idea fija de la derecha o del centro, que nunca como país hemos accedido  a tantos servicios, bienes, autos, casas, educación, y salud. O sea, aun se intenta argumentar y reflejar que el desarrollo de una nación para ciertos sectores consiste en medir cuánto tenemos, cuánto adquirimos, cuánto nos satisface como personas, pero clasificándonos de sujetos de consumo. Esta idea es la base del capitalismo cavernario, que inculca tarjetas de crédito,  bombardeo psicológico que pretender convencer que no eres nada si no tienes más y más. Para muestra, en los años 80 un comercial de TV que si bien propiciaba la idea de acceder mediante un crédito automotriz a un vehículo, (comprate un auto Perico) situación normal en un sistema capitalista, en el fondo propugnaba la idea de clase emergente, que fracasabas por carencia de pertenencia social si no podías acceder al tan ansiado bien.

Como expliqué en columnas anteriores, los economistas de la época, militares y políticos de derecha (algunos aun siguen en la línea política que apoyaron directamente a la dictadura), ) aplicaron el chorreo económico (trickle down economics) , sus políticas de vivienda, educación, salud pública, se sustentaron bajo este precepto, sin considerar qué país deberíamos ser en el próximo siglo, cómo construiríamos las bases para el tan ansiado desarrollo, qué tejido social nos entregaría bases para vivir en sociedad de manera justa, equitativa y digna. Nada de eso se consideró, la prueba de ello, es el mismo estallido social, donde el régimen de Sebastián Piñera pretendió acusar de complots internacionales, hecho desmentido por los jueces que investigaron el estallido, donde se estableció que chilenos(as) de todos los sectores populares, clases media, jóvenes, estudiantes, trabajadores (as), personas de tercera edad, etc salieron a las calles a expresar su impotencia de como se rigen los destinos del país.

Un país enfermo no puede desarrollarse y crecer, desde que tengo razón, en Chile, si te enfermas de una patología catastrófica grave, aunque tienes acceso a salud, no tienes acceso a tratamientos costosos, dignos, hospitales que se construyen, lo que aunque es positivo, que clase de medicina se entrega a las personas, (más del  80% estamos en Fonasa), si debemos organizar bingos, vender tortas para costear tratamientos, medicamentos que el sistema no entrega, situación que viví personalmente, ya que mi señora tuvo que ser operada hace años, gasté los recursos que tenía para operarla en clínica privada, lo que significó que saliera bien de todo. Sin embargo, después mi hijo, producto de una Leucemia que aunque fue tratada de niño,  a los 27 años no logramos salvarlo, tuve que luchar contra el sistema que se demoró en costear una droga especifica, que pudo recuperarlo. Mi caso se multiplica por miles o millones de chilenos(as),  tenemos salud de primera categoría para quienes pueden acceder, y una de segunda categoría para quienes somos la mayoría, no debería ser prioridad la salud, sobre otros gastos, se construyen hospitales nuevos y los existentes se caen a pedazos sin insumos, con largas listas de espera y un presupuesto exiguo, no basta solamente con aumentar presupuestos, debemos de una vez por todas repensar que sistema, de salud debemos implementar, nunca mas alguien muera esperando un medicamento, operación, tratamiento ,no deba hacer bingos, porque Fonasa en vez de ayudar usa  recursos de todos en abogados para negar una mejor salud, digna, eficiente, oportuna.

La derecha nos engaña con la llamada «meritocracia» es decir debes trabajar para merecer, para ser mejor o como ellos pretenden, tener mas, porque así miden la calidad de una persona, por lo que tienen y no por lo que somos.

El Estado, a través del régimen de turno, debe procurar entregar condiciones óptimas para que crezcamos como personas, para evitar situaciones de vulnerabilidad social, que desintegran la sociedad y fomentan delincuencia, drogadicción, pero esto no ocurre, declaran a los cuatro vientos que «estamos trabajando en ello» pero mienten, y no les importa, solamente protegen su estatus economico y social.

La derecha nos engaña con la llamada "meritocracia" es decir debes trabajar para merecer, para ser mejor o como ellos pretenden, tener mas, porque así miden la calidad de una persona, por lo que tienen y no por lo que somos.

Tanto que se pretende «proteger a pymes» pagando mejores sueldos. Permanentemente veo pymes donde sus dueños ostentan propiedades, vehiculos de alta gama, pero le siguen pagando a sus trabajadores el sueldo mínimo, eso es un robo social a manos llenas, del que nadie hace nada, no tenemos un sistema regulado de sueldos, donde al menos lo mínimo que se les pague a los trabajadores les permita vivir dignamente.

Lo que detonó el estallido no fueron 30 pesos como bien se dice, fueron 30 años, donde el costo de la vida siempre aumentaba con una carga económica que aumentaban indiscriminadamente aspectos como locomoción, metro, TAG, medicamentos, mensualidades educativas, impuestos, etc, y los sueldos permanecen inertes, antes del estallido, empresas nacionales quebraron no por violencia, sino que por que lograron soportar la competencia de exportaciones o por déficit de ventas de sus productos, todo esto debido a que disminuyó el poder adquisitivo de las personas que adoptaron una actitud precavida, prueba de ello es que al retirar el 10% de las AFP, los chilenos(as) mayormente pagaron deudas,  y aseguraron alimentación y servicios básicos.

Posterior al estallido, incluso sectores de Sofofa, Icare, reconocieron que el sueldo mínimo en Chile es bajísimo y no alcanza a cubrir necesidades básicas, aquí no sirve compararnos con nuestros vecinos que no son parámetro valido,  si deseamos desarrollarnos como país, debemos considerar como objetivos y metas realidades y resultados distintos, alcanzables, realistas, pero equitativamente, de forma digna, replanteándonos que tipo de sociedad debemos construir, pero sin cortapisas como la Constitución de Pinochet que solamente protege al actual sistema evitando evolucionar institucionalmente, por eso el plebiscito con opción convención constituyente es el verdadero comienzo del termino de la dictadura.

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