Aunque no aparece en diccionario RAE y ya es de uso poco frecuente, el concepto de bolsiflai tiene su definición en Chile : «Hombre de poca personalidad, usualmente cobarde» y en Argentina : «Expresión que se emplea normalmente para sustituir a la palabra boludo.»
El concepto viene a mi memoria frente al tema de la prohibición del uso de bolsas plásticas en el comercio mediante Ley N°21100. Dicha normativa ordena al comercio no entregar a sus clientes bolsas plásticas, en tiempos diferidos según el tamaño de la empresa. La ley sin embargo, no prohíbe la entrega de bolsas de materiales menos contaminantes que el plástico.
Pero, nuestros legisladores en una actitud bolsiflai (con todo respeto) no previeron que las empresas iban entonces, emprendedores como siempre, a inventar un negocio adicional como es la venta de bolsas reciclables (no me consta cuán reciclables sean), de manera que no sólo se ahorran el costo de las bolsas que antes “regalaban” (sabemos que igual estaba cargada en los precios pero no era tan evidente) si no que obtienen una ganancia adicional con la venta de las “reciclables”. O sea algo similar, guardando las debidas proporciones a lo que sucedió con la ley de estacionamientos: Los Honorables Bolsiflai (con todo respeto) haciéndose los lindos y escuchado la voz de “la gente” y en un frustrado afán de hacer justicia y castigar el abuso, decretaron que se debía ahora cobrar por minuto o en fracciones conocidas, sin prever (había que ser muy bolsiflai para no verlo) que muchos inescrupulosos sencillamente pusieron un precio tan ridícula y abusadoramente alto por el minuto de estacionada, que terminamos pagando más que antes!!.
Todos nos hemos visto en la situación de ir al supermercado o a la farmacia sin la famosa bolsita (no siempre uno anda en el Transantiago o en la pega con ella) y terminamos o comprando una más (creo que tengo como 30 ya acumuladas) o, equilibrando en las manos los remedios y el shampoo rogando que no se nos caigan, sin contar con que además andamos con el porta documentos y la bolsa del pan que nos encargaron (y de paso acuérdese del lava lozas). Nos hemos transformado en verdaderos malabaristas. O, simplemente después de haber seleccionado varios productos en el supermercado y al acordarnos que dejamos la bolsa reutilizable en la cocina, en un gesto de rebeldía abandonamos todo en el pasillo y nos mandamos a cambiar. (Empresarios: Esto desincentiva la venta!!) aun sabiendo las consecuencias que eso traerá a la paz conyugal, cuando lleguemos a casa con las manos vacías, sin los desmaquilladores que eran urgentes!!.
Y ahí sentimos , como tantos compatriotas que somos unos bolsiflai.:
Bolsiflai por no llevar la bolsa. Bolsifai por no haber comprado la número 35 y bolsiflai por haber elegido que nos representaran a personas de quienes sólo pedíamos un poco de sentido común y que fueran menos bolsiflai que uno.
Bolsiflai por no llevar la bolsa. Bolsifai por no haber comprado la número 35 y bolsiflai por haber elegido que nos representaran a personas de quienes sólo pedíamos un poco de sentido común y que fueran menos bolsiflai que uno.
¡Definitivamente somos un país de bolsiflais!!
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Javi-Al
Muy buena, muy inteligente, somos bolsiflai sin duda, a próposito de lo mismo, tenemos parlamentarios y gobernantes atletas. Se ponen zapatillas de clavos para ir a firmar cuanto «acuerdo internacional» , léase obligación para los simples mortales, se ponga sobre la mesa.
ivette wrighton
Jajajaja me he reido de nuestra cruda per o evidente realidad. Excelente!